"La vida invisible de Addie LaRue", V.E. Schwab

Título: La vida invisible de Addie LaRue

Título original: The Invisible Life of Addie LaRue

Autora: V. E. Schwab

Editorial: Umbriel

Año de publicación: 2020

Páginas: 500

Sinopsis: Una vida que nadie recuerda.

Una historia que nunca olvidarás.

Francia, 1714. En un momento de desesperación, una joven hace un pacto faustiano para conseguir una vida infinita. ¿Cuál es el precio que deberá pagar para vivir eternamente? El olvido. Todas y cada una de las personas que conoce la terminarán olvidando.

Así es cómo comienza la extraordinaria vida de Addie LaRue; una vida que atraviesa siglos y continentes, una vida que atraviesa la historia y el arte, en la que ella intenta comprender hasta dónde será capaz de llegar con tal de dejar su marca en el mundo.

Sin embargo, todo cambia cuando, después de 300 años, Addie conoce a un hombre en una librería. Pero hay algo más… él es la única persona que recuerda su nombre.

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Sin duda, La vida invisible de Addie LaRue fue una de las grandes novelas del 2020. Todo el mundo que leía esta obra se quedaba prendado de Addie, de su historia y sus infortunios, por lo que yo también necesitaba encontrar aquello que había enamorado a medio mundo. Y me llevé una de las decepciones más grandes de este año.

Addie es una joven que vive en un pequeño pueblo de Francia, Villon, en el siglo XVI. Es una muchacha soñadora que desea ver mundo y vivir aventuras, por eso desde bien joven insiste en acompañar a su padre en sus viajes a la ciudad vecina de Le Mans cuando va a vender sus productos de artesanía al mercado. No obstante, conforme va creciendo su madre le prohíbe esas visitas, pues no son propias de una señorita, y se ve obligada a tratar de cumplir lo que sus padres quieren de ella, que es justo todo lo contrario a lo que ella desea. Por eso, y como vía de escape, se aferra a las leyendas que le cuenta su vecina Estele, una anciana extravagante que afirma la existencia de una serie de dioses antiguos, a los cuales si les rezas con suficiente fuerza y realizas ofrendas apropiadas, responden a la llamada y cumplen los deseos de quienes los invocan. Pero no todos los dioses son igual de benévolos, por lo que Estele le insiste a Addie en que jamás convoque a los que habitan en la noche, ya que son los más peligrosos.

Según van pasando los años, Addie se ve constreñida por las imposiciones a las que debe someterse por el hecho de ser una mujer y que nada tienen que ver con lo que ella desea hacer con su vida; el punto de inflexión será cuando, a la edad de veintitres años, se vea prometida en matrimonio con un hombre al que no quiere. Desesperada por ser incapaz de huir de su destino, huye hacia el bosque el día de la boda en un último intento por comunicarse con los dioses y que estos escuchen sus plegarias. Sin darse cuenta, se hace de noche mientras lleva a cabo sus rezos, por lo que quien le contesta es el dios de la oscuridad, aquel contra quien Estele le advirtió. Sin embargo, están tan atormentada que le da igual y decide hacer un trato con él: más tiempo y libertad a cambio de su alma. Lo que no sabe es que su pacto se convierte en una maldición. El dios le ha otorgado tiempo convirtiéndola en inmortal, sin envejecer e inmune a cualquier daño y la total libertad trae como consecuencia que nadie la recuerde. Tras vagar sin rumbo durante trescientos años, la vida de Addie dará un giro inesperado cuando en Nueva York se tope con alguien que se acuerda de ella. Alguien quen no la olvida.

No os voy a mentir, el libro me pareció monstruosamente aburrido. Durante la primera parte del libro, la narración se centra en Addie, en cómo aprende a desentrañar lo que implica su maldición, sus límites y opciones, y en ella dando tumbos de un lado a otro, perdida sin saber muy bien qué hacer. Debido al pacto, no puede poseer nada por lo que no tiene un techo bajo el que dormir, ni tampoco puede trabajar o pedir ayuda debido a que todo el mundo la olvida al instante. Es por eso que se dedica a robar ropa y alimentos y colarse en casas ajenas para poder dormir. En las doscientas primeras páginas no sucede absolutamente nada relevante, más allá de Addie vagando de un lado a otro, viendo cómo pasan los años y se suceden acontecimientos históricos, acostándose con un montón de gente para no sentirse sola y desentrañando los límites de su maldición. Lo más interesante de esta parte son sus encontronazos con Luc, el dios que la ha maldecido, pues él la visita de vez en cuanto para convencerla de que se rinda ante la evidencia de que está congelada en el tiempo y no puede dejar huella en el mundo y le entregue su alma. En la segunda parte parece que se va a poner más interesante, pero sigue siendo tan aburrida como la primera, si no más. Addie conoce a Henry en Nueva York, en el 2014, un librero bastante anodino y normalucho, que parece que sí que se acuerda de ella. Así pues, Addie se aferrará a este hecho como un clavo ardiendo y tratará de averiguar qué hay de especial en Henry para que sea el único capaz de recordarla. Rápidamente, surgirá entre ellos una relación y durante estos capítulos se sucederán una serie de citas entre ambos y veremos cómo Addie tiene que lidiar con su maldición para intentar llevar una vida normal con Henry.

En mi opinión, hay muchas cosas que están mal en este libro, lo cual me decepciona profundamente porque después de ver tantas buenas críticas comencé la lectura pensando que le iba a poner un cinco sobre cinco, pero nada más lejos de la realidad. Para empezar, la novela parte de una premisa muy interesante, premisa que se ve diluida por un drama continuo sin sentido y por el hecho de que esta historia te la venden como fantasía cuando, en realidad, es una novela romántica. Schwab no ha sabido sacar provecho en absoluto de la maldición de Addie. Es cierto que el trato que hace con Luc está retorcido y hace que Addie sufra mucho por ello, pero me niego a creer que teniendo tantas opciones a su alcance (literalmente puede hacer lo que le dé la gana sin tener consecuencias de ningún tipo) la protagonista se limite a robar ropa, robar comida, colarse en casas ajenas, tener sexo con desconocidos y lamentarse de manera constante por lo terrible que es su vida. Es que durante las doscientas primeras páginas no sucede otra cosa y lo único que rompe esa monotonía son las apariciones de Luc, que hacen la lectura mucho más interesante. Además, tenemos dos líneas temporales, el presente, desde donde se nos cuenta la historia, y el pasado que son como flashbacks de los primeros años de Addie y de distintos siglos sucesivos. Pues en ambas líneas temporales sucede exactamente lo mismo porque la protagonista hace siempre lo mismo. Yo no sé si esta sensación de estar en un constante bucle es un fenómeno hecho a propósito por la autora, pero a mí sinceramente me aburrió sobremanera. El ritmo es insoportablemente lento y te da la sensación de que no avanzas. Me sobraron la mitad de los flashback porque ni aportan nada a la trama ni te sirven para conocer mejor a Addie porque, como ya digo, las escenas se repiten, si acaso cambia el escenario y la compañía, pero las reflexiones y las acciones son exactamente las mismas.

Los personajes tampoco me gustaron en absoluto. Pese a que transcurren más de trescientos años desde el inicio hasta el final de la novela, Addie parece que no ha madurado ni un ápice. No se ha vuelto más sabia ni más inteligente, sino que parece una muchacha que sigue sin saber lo que quiere, que no hace otra cosa que lloriquear por las esquinas y quejarse de lo horrible que es su vida en vez de intentar aprovechar la libertad que le han otorgado y su inmunidad al tiempo. Entiendo que el pacto obtenido no es el mejor y que hay muchas cosas que lamentar, pero ya que ha sacrificado su alma al menos podría sacarle más partido, pero no, como ya he dicho, se limita a robar, lamentarse y poco más. Si acaso, hace alguna incursión al cine o a museos por su amor por el arte, pero no sale de ahí. No solo sigue siendo inmadura y está amargada, sino que la única forma que tiene de relacionarse con la gente es metiéndose en su cama. De todas las personas que han dejado huella en su vida, no ha sido amiga de ni una sola. Comprendo que se siente sola y la sensación de falta de amor tiene que ser abrumadora, pero es que parece que solo sabe relacionarse usando el sexo para ello y no intenta trabar ni una sola amistad a lo largo de su vida, por más que esta solo vaya a durar, como mucho, un día. Es cierto que a lo largo de toda la novela uno de los aspectos que más se destaca de este personaje es su falta de amor y lo mucho que desea ser querida, pero parece que no concibe la amistad como un tipo más de amor, sino que siempre tiene que ser amor de pareja o lo más parecido que puede obtener, en este caso la complicidad sexual. A parte de todo esto, por supuesto hay instalove en la mayoría de sus relaciones. En parte lo entiendo porque solo tiene un día como máximo para estar con esa gente, pero me resulta difícil de creer que conecte con tanta facilidad con el noventa por ciento de sus amantes nada más conocerlos y que de ahí deriven reflexiones super profundas y sentimentales cuando no ha pasado ni veinticuatro horas seguidas con la misma persona. Pero claro, hay que tener en cuenta que Addie es guapa, guapísima, y está tremenda (que es algo que te dicen muy a menudo) entonces supongo que es normal que la gente mate por acostarse con ella.

La evolución de Addie es nula, me parece un personaje plano, indecisa, que culpa a todo el mundo de su desgracia menos a ella misma (que fue tan culpable como Luc de su situación), que no sabe lo que quiere. Además, se niega a responsabilizarse de su maldición cuando desde el principio Estele le advirtió de que jamás rezara a los dioses de la noche, pues son traicioneros y peligrosos, y ella lo hizo de todas formas debido a su desesperación. Por lo tanto, considero que tanto Luc como ella son culpables en la misma medida, pero para Addie es más fácil echar balones fuera y volcar su ira contra Luc. Constantemente está hablando de su venganza hacia Luc por todo lo que le ha hecho, pero su venganza consiste en... ¿ser terca y negarse a cumplir sus deseos? Incluso cuando ambos personajes consiguen conectar y se nota a kilómetros de distancia lo que hay entre ellos, Addie sigue hablando de venganza y trata de convencerse a sí misma de que lo único que siente por el dios es odio cuando claramente se ve que no es así. Se contradice a sí misma a menudo como, por ejemplo, que durante el inicio del libro está deseando largarse de su pueblo y no volver jamás, pero después del pacto no para de ir a Villon de visita, solo para torturarse y patalear por toda la vida que dejó atrás... cuando era precisamente lo que ella quería, abandonar esa vida.

En cuanto a Henry, literalmente la autora lo ha creado con el único fin de que sea el interés amoroso de Addie y para introducir ese "plot twist" de que alguien la recuerda. No tiene otra función dentro de la trama. Es un personaje aburrido, soso, que no despierta ningún interés al lector y cuya historia no pudo darme más igual. De hecho, lo más interesante es que sufra depresión y yo pensé que Schwab aprovecharía para sacarle jugo a eso, pero en realidad su enfermedad mental solo sirve para banalizarla y usarla como un vehículo que dé pie a la relación entre Addie y Henry. Su relación amorosa no me ha resultado para nada creíble porque me daba la sensación constante de que su amor era falso, de que solo estaban juntos por pura conveniencia, tanto por parte de Addie como por parte de Henry. Por otro lado, el motivo que da la autora de por qué Henry se acuerda de ella me ha parecido bastante ridículo y esperaba una razón mucho más impresionante. Los capítulos contados desde su punto de vista directamente me los salté en su mayoría porque no aportaban nada a la novela y, de nuevo, eran muy aburridos. Creo sinceramente que a este libro le sobran doscientas de las quinientas páginas que tiene y eso siendo generosa. Hay muchísimo relleno innecesario que no te ayuda para nada a conocer mejor a los personajes porque, como digo, tanto Addie como Henry son planísimos y no se aprecia ningún desarrollo en ellos.

En las relaciones de amor no quiero profundizar más de lo que ha he dicho, pero creo sinceramente que hay muchísima más química entre Addie y el dios (Luc) que entre Addie y Henry y me reafirmo en que la relación con Henry está forzada porque la trama tal y como quiere llevarla la autora es lo que pide, no porque realmente sea necesaria o esté bien construida (que no lo está).

Sin duda, la guinda del pastel es Luc y el único personaje que merece la pena de toda la novela. Tiene una personalidad retorcida, atrayente y abrumadora que debería haberse explotado más, así como su pasado, sus pensamientos y, en general, su existencia. Al ser un dios y calificarse esta obra como fantasía, yo esperaba que se ahondara más en la mitología que se insinúa a lo largo de toda la novela, pero dicha mitología es apenas un esbozo que solo sirve como excusa para introducir a Luc. Desde mi punto de vista, hubiera sido preferible que el personaje de Henry hubiera tenido menos protagonismo y dicho protagonismo hubiera recaído sobre Luc. Habría sido muy interesante explorar a este personaje con capítulos contados desde su punto de vista, ya que es sin duda el único que no es plano y que realmente tiene algo que aportar a la trama. La relación que se entreteje entre él y Addie es de lo más atractiva, pero la autora la deja en un segundo plano para centrarse en la pareja predominante y será solo en los últimos capítulos cuando, mediante recuerdos de Addie y la propia intervención de Luc, sepamos más acerca de este personaje. Creo que se podría haber explotado mucho más a Luc, sus motivaciones, convicciones y su ética, y que si este hubiese tenido más relevancia en la trama, el libro no habría sido tan aburrido y lento.

En cuanto a la trama, como ya he dicho es mayoritariamente relleno. Es lenta, un bucle constante plagado de repeticiones que dan la sensación de que no avanza, aunque no sé si es algo intencionado por parte de la autora para hacer sentir al lector "atrapado" en cierto modo tal y como está Addie. El ritmo es muy pausado, demasiado diría yo, y, aunque me he llegado a saltar capítulos enteros, aun así se me estaba haciendo eterna. Parece que se da vueltas una y otra vez a lo mismo, pero sin llegar a ningún lado y no es hasta las últimas páginas donde te das cuenta del propósito de la historia, el punto al que se quería llegar, aunque para mi gusto es demasiado tarde. No solo es repetitiva en cuanto a las acciones de los personajes, sino también en cuanto a las reflexiones. Addie reflexiona constantemente sobre los mismos temas (amor, soledad, venganza y poco más) y cada vez que nos metemos en su mente nos encontramos con los mismos pensamientos pero escritos de maneras diferentes. Pese a que ha tenido trescientos años por delante, está encallada en el mismo punto y no se aprecia ninguna evolución ni en ella, ni en su forma de pensar. Mucha construcción de escenarios y de reflexiones profundas que, en realidad, se quedan en nada, puesto que hasta más del ochenta por ciento del libro ni siquiera sabes cuál es el propósito de la historia. Cuando aparece el personaje de Henry y se da ese chispazo de "oh dios mío, alguien la recuerda" pensé que en ese punto me engancharía y sería capaz de reconectar, pero ese sentimiento me duró unas cien páginas y de vuelta a empezar con capítulos repetitivos donde solo vemos a Addie y Henry salir a cenar y tener citas una y otra vez. En definitiva, es un libro soporífero con quinientas páginas que a mí personalmente no me han despertado ninguna emoción más allá del hastío.

Otro aspecto relacionado con la trama es que hay momentos super interesantes en la vida de Addie que se nos cuentan, pero no se nos muestran. Para mí, habría sido infinitamente más divertido que se nos hable, por ejemplo, de cuando Addie fue espía en vez de contarme toda la gente con la que se acuesta. De hecho, hay temas que toca muy de pasada que habría sido maravilloso que los hubiera desarrollado y habría hecho el libro menos tediosos. Se nos habla de las dificultades de Addie sola en el mundo por el hecho de ser mujer, pero es algo que se menciona en contadas ocasiones y muy por encima cuando podría haber hecho un alegato feminista muy fuerte por ese lado. También se podría haber ahondado más en la bisexualidad de Addie, elemento que se nos muestra de manera muy natural, pero que teniendo en cuenta que ella es del siglo XVII habría estado bien que se hubiera hablado del conflicto que debería haberle planteado a Addie el que le gusten las mujeres, sobre todo sabiendo que procede de una familia profundamente religiosa.

El estilo de la autora, que era su otro punto fuerte, tampoco me ha gustado. Una de las cosas que suelen destacarse de Schwab es que tiene una pluma cuidada y bonita, pero a mí no me lo ha parecido. Hay escenas o incluso capítulos cuya prosa es delicada, bonita y con frases memorables. Pero, en cambio, hay otros que son más toscos, simplones e, incluso, te puedes encontrar frases o párrafos mal escritos. No mal escritos exactamente, pero cuando los lees sientes que hay algo que falla, que no suena bien. Esto no sé si es un problema de la autora o de la traducción en sí, pero el contraste entre las partes bien escritas y las partes más bien mediocres era bastante chocante.

En cuanto al final... el final es un desastre. No solo porque a partir de un determinado momento es más que obvio lo que va a suceder, sino, sobre todo, por el alegato final de Addie, por sus últimas frases. Creo que ese discurso de "soy super fuerte y llevaré a cabo mi venganza porque bla bla bla" es muy innecesario porque no solo no le aporta nada a la historia (porque es algo que ha repetido hasta la saciedad anteriormente), sino porque la hace quedar como una idiota obtusa que no ve más allá de sí misma y de sus narices.

La vida invisible de Addie LaRue te la venden como una novela de fantasía con toques de romance, cuando lo cierto es que es un drama amoroso de principio a fin. La fantasía, más allá de la existencia de Luc y todo lo que ello implica, brilla por su ausencia y tan solo tenemos una historia de dramatismo excesivo, plagada de relleno, lenta, aburrida, con unos personajes más aburridos aún y con una premisa totalmente desaprovechada. Schawb podría haber hecho una novela chulísima ya que la idea principal era buena, pero ha tirado hacia el sentimentalismo barato, hacia una trama predecible y carente de emoción. No me malinterpretéis, entiendo por qué le ha gustado a tantísima gente y por qué fue un éxito el año pasado, pero yo esperaba encontrarme una historia de fantasía profunda y me he encontrado una telenovela.