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sábado, 29 de abril de 2023

"Ritos iguales", Terry Pratchett

Título: Ritos iguales (#1)

Título original: Equal Rites

Autor: Terry Pratchett

Idioma original: inglés

Saga: Mundodisco (#3), Las Brujas (#1)

Editorial: DeBolsillo

Año de publicación: 2005

Páginas: 272

Sinopsis: Un mago moribundo cede su bastón -y por tanto su poder- a Eskarina, un recién nacido que, según los rituales admitidos, no puede ser mago sino bruja. Con el tiempo, el rito de iniciación se completa con un aprendizaje más formal en la Universidad Invisible, inefable centro de estudios esotéricos, donde el mago Simón hace gala de sus increíbles poderes. Juntos, Eskarina y Simón tendrán que hacer frente a una invasión de extrañas criaturas que amenazan con destruir Mundo Disco... En esta nueva novela de la serie, las aventuras y peripecias de los personajes se multiplican a la par que las carcajadas del lector.

La magia solo le está permitida a los magos, esto es, a los hombres. Y con este estigma tendrá que lidiar Eskarina cuando un mago moribundo llegue al "pintoresco" pueblo de Culo de Mal Asiento en busca de un sucesor, la confunda con un varón estando recién nacida, le entregue su bastón y, con ello, le transmita su poder. Pero como una mujer solo puede ser bruja, aunque lata en ella la magia que le fue legada, tiene prohibido desarrollarla y utilizarla. Crecerá tutelada por Yaya Ceravieja, una bruja del pueblo donde vive, que le enseñará los secretos de las plantas, pócimas y ungüentos, a leer las palmas de las manos, a ver el futuro... En definitiva, todo aquello que se asocia con las brujas, pero que no se considera magia como tal. Sin embargo, para Eskarina no es suficiente. Ella no comprende por qué no puede explorar su poder solo por ser mujer y cuando este comience a manifestarse, a Yaya no le quedará más remedio que aceptar que la muchacha necesita entrar en la prestigiosa Universidad Invisible para que los magos la enseñen a controlarlo como si fuera uno más de ellos. Así pues, ambas iniciarán un viaje hacia la Universidad, no exento de riesgos y de prejuicios debido a la particular naturaleza mágica de Eskarina.


Quien más y quien menos ha oído hablar/leído a Terry Pratchett y su famoso Mundodisco, un mundo plano que descansa sobre cuatro elefantes subidos al caparazón de una tortuga gigantesca llamada Gran A’Tuin que surca el espacio. Este universo creado por el autor está compuesto por diversas trilogías o sagas que, si bien guardan alguna relación entre sí, no tienen que leerse necesariamente en un orden establecido, lo que le da al lector la posibilidad de elegir cómo quiere introducirse en este mundo tan fascinante. Sobre todo porque cada saga toca temas muy diferentes, así que puedes escoger los libros dependiendo de tus gustos. En mi caso, opté por adentrarme con la trilogía de las Brujas porque me gusta esta figura de la fantasía y porque estas novelas son un claro alegato feminista. De hecho, ya desde el título en inglés se comprueban fácilmente las intenciones de Pratchett, ya que Equal Rites se lee igual que Equal Rights. Una lástima que el matiz se pierda con la traducción. La misma sinopsis ya te deja bien claro lo que pretende defender el autor, la absurdez de que las mujeres solo puedan ser brujas y los hombres solo puedan ser magos, una crítica divertida y afilada contra los estereotipos de la fantasía predominantes en la época en la que este libro fue escrito (1987, nada más y nada menos).

Debido al error cometido por un mago moribundo, más pendiente de transmitir su legado que de a quien se lo transmitía, Eskarina ha crecido sintiéndose un bicho raro, dado que tiene que cumplir con su papel como mujer (aprender los conocimientos de las brujas) pese al gran poder que late dentro de ella. Esk tiene claro que quiere ser un mago y pondrá en jaque a su tutora, Yaya Ceravieja, que se esfuerza en que la niña comprenda cuál es su lugar en el mundo, aunque sea un lugar que ella se niega a ocupar. Cuando sea evidente que su excepcional situación no se puede ignorar sin más y que la niña, de tan solo nueve años, necesita un mago que la supervise, no les quedará más opción que iniciar su peregrinaje hacia la Universidad, a pesar de tener todo en contra y de saber que no será fácil que los magos de mente cerrada la acepten entre sus filas solo por ser una mujer.

La crítica al machismo imperante en la fantasía que hace Pratchett es mordaz y, en muchas ocasiones, carente de sutileza. Encasillar a los personajes en determinados clichés solo por ser hombres o mujeres es algo absurdo, ya que los roles no deberían depender del género, y es lo que el autor explora en esta trilogía con su particular humor y presentándonos situaciones ridículas que le sacarán más de una carcajada al lector. Se vale de la sátira para ridiculizar los pensamientos anticuados y obsoletos que por aquel entonces plagaban las novelas de este género.

En este sentido, los personajes son deliciosos. Yaya Ceravieja es una bruja de carácter agrio y brusco, capaz de doblegar a quien sea con el poder de su mirada. Aunque hay muchas cosas que desconoce, se niega a aceptarlo y utiliza lo que ella denomina "Cabezología", que consiste en usar el sentido común y que se basa en la teoría de que si la gente cree en algo, ese algo es real para esas personas. Las brujas se basan en este principio para usar sus "poderes" (si la gente confía en que el jarabe que les da una bruja les sanará, entonces este hará efecto; si creen en el futuro que estas leen en sus manos, entonces este se cumplirá...). Ceravieja se esforzará por inculcarle este particular método a su aprendiza Esk para hacer de ella toda una bruja. A pesar de su carácter gruñón y su mal genio, es imposible no encariñarte con ella. Algo que me gustó mucho es que no presenta el aspecto que solemos asociar a las brujas. No tiene verrugas, joroba ni dientes podridos, algo que de lo que ella misma se queja, precisamente por no cumplir con el estereotipo. Puede parecer una tontería, pero a mí me hizo mucha gracia. Por otro lado, tenemos a Eskarina. Desde pequeña (y por culpa del "error" cometido por el mago) se ha sentido incomprendida. No entiende por qué tiene que ser bruja solo por ser mujer y más cuando le ha sigo legada magia y tiene el bastón que el mago le entregó. Además, es bastante rebelde, no soporta ser controlada ni que le digan lo que puede o no puede hacer. Y Ceravieja no le pone las cosas fáciles, puesto que está convencida de que si nunca ha habido magas, por algo será y es mejor dejar la tradición como está. Tampoco es muy partidaria de los magos, pues considera que ellos están más centrados en querer gobernar, mientras que las brujas se preocupan más por la naturaleza de las cosas y el beneficio común. Esk tendrá que enfrentarse, por tanto, a la cerrazón de su familia y de su tutora para que asuman que su condición es especial y que su futuro es convertirse en la primera mujer maga de la historia de Mundodisco. Es inteligente, valiente y muy cabezona, por lo que no parará hasta llegar a la Universidad y ocupar el espacio que le corresponde.

Así, nuestra heroína y su protectora iniciarán un camino lleno de obstáculos en el que se encontrarán a personajes de lo más variopintos. Algunos intentarán sabotearlas y convencerlas de que su plan es una locura y de que no pueden existir mujeres magas; otros las ayudarán en su empresa. Uno de los más destacables es Simón, un joven aspirante a mago que es tartamudo, solitario y bastante tímido. También se encuentra de peregrinaje a la Universidad y cobrará cierta importancia en la segunda parte del libro.

Ritos iguales es una novela de fantasía sin grandes giros, grandes tramas o complejidades de ningún tipo. Es una obra donde contemplamos tanto el viaje físico que hacen Eskarina y Yaya Ceravieja desde su pueblo hasta la Universidad como el viaje interior, en el sentido de la evolución que experimentan ambas; Esk luchando contra viento y marea para defender su derecho a estudiar la magia como le dé la gana sin importar que sea mujer y enfrentándose a los prejuicios más rancios; Yaya aprendiendo a no ser tan cerrada de mente y a ayudar a su pupila a cumplir sus metas sin importar lo que diga la tradición. Con apenas nueve años, Esk dará una importante lección de igualdad no solo a sus allegados, sino también a los magos de la Universidad, al Archicanciller y a todos aquellos que se atrevan a decirle cuál es su futuro sin tener en cuenta los deseos de la propia muchacha.

El estilo del autor es quizá lo más destacable ya que, como he comentado, hace gala de un humor muy particular e irónico. Creo que es un humor con el que no todo lector tiene por qué concordar porque en ocasiones puede parecer incluso absurdo, sobre todo ciertas escenas (aunque estas sean completamente plausibles y tengan sentido dentro de Mundodisco, pero vistas desde fuera pueden parecer incoherentes). No es un tipo de humor con el que reírte a carcajadas (al menos en mi caso, aunque confieso que hay momentos hilarantes, como el del orangután bibliotecario que me pareció sublime), pero que sí logran sacarte una sonrisa. Me encantan sobre todo los juegos de palabras y me gusta que no se hayan perdido (no del todo, al menos) con la traducción al español y que si bien no puedan mantenerse del todo, sigan teniendo sentido. Asimismo, emplea un lenguaje muy coloquial, como si le estuviera contando a un amigo la historia de Esk y Yaya, lo que ayuda a sentirnos más conectados con la historia y los personajes.


Leer Ritos iguales es comprender por qué Terry Pratchett se ha ganado un hueco tan importante como autor de fantasía. La sátira que hace del propio género que él mismo escribe, cómo utiliza a su favor sus manidos tropos y la forma en la que invierte en cierto modo sus patrones, todo ello cuajado de un humor bastante peculiar, es un conjunto que no dejará indiferente al lector. Estoy muy satisfecha de haber empezado por su saga de las Brujas porque creo que no podría haber elegido mejor y estoy deseando explorar más a fondo Mundodisco, no solo para seguir a Eskarina en su camino para convertirse en una maga muy capaz, sino para comprobar qué más tiene que ofrecerme el autor.

1 comentario:

  1. Me encanta este autor. No descarto seguir leyendo más libros.
    Un beso grande.

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