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viernes, 10 de octubre de 2014

Assassin's Creed IV: Black Flag

¿Yo? ¿Reseñando videojuegos? Efectivamente, amigos. Llevo con esta idea desde hace tiempo y si no me he atrevido hasta ahora es porque no me considero tan experta en el género como mis colaboradores. Pero bueno, creo que ya es hora y por intentarlo no pierdo nada, ¿no? No seáis muy duros conmigo, espero que os convenza esta primera reseña que realizo y que dejéis vuestros comentarios. ¡Saludos!





Título: Assassin's Creed IV: Black Flag

Desarrollador:  Ubisoft Montreal

Distribuidor: Ubisoft

Año de lanzamiento: 29 de octubre de 2013

Género: acción, aventura, histórico


Plataformas: PC (Steam, uPlay), Xbox 360, PS3

Precio a la fecha de reseña: 29,99 €

¿Disponible en español?:

Trama: en esta cuarta entrega de Assassin's Creed ambientada en el fascinante mundo de los piratas, encarnamos al capitán Edward Kenway. Cronológica e históricamente, se sitúa antes de Assassin's Creed III. Edward es el padre de Haytham Kenway y abuelo de Connor Kenway, protagonista del tercer juego.

En esta ocasión, Ubisoft nos da la oportunidad de atemorizar los mares del siglo XVIII, saquear, surcar las olas en busca de tesoros escondidos y explorar nuevas y exhuberantes islas jamás descubiertas, donde animales salvajes nos esperan acechantes. Embárcate en esta impresionante aventura y conviértete en un peligroso corsario. Sé el dueño y señor del océano junto a Kenway. ¡Arr!






Amo esta saga y bueno, quería abrir la veda en posibles reseñas de juegos con ella. Sin duda, Black Flag se encuentra entre mis AC favoritos y ahora veremos por qué. Antes de meternos de lleno en aspectos más técnicos, creo que al ser un juego cuyo trasfondo es la historia, deberíamos comenzar por eso y ponernos en situación. Adentrémonos en el siglo XVIII.


HISTORIA

La ambientación del juego está basada en los años dorados de la piratería, cuando piratas de diversa calaña navegaban a sus anchas por los mares. Los escenarios, al igual que en el resto de entregas, son reales y nos encontramos con tres ciudades principales en las que va a transcurrir parte importante de la acción: La Habana (bajo influencia española), Kingston (bajo influencia británica), y Nassáu (bajo influencia pirata). Además de estos lugares, el amplísimo mapa está salpicado por muchas más islas cubiertas por selvas salvajes, cuevas y lugares inexplorados, que se irán desbloqueando según avancemos en la aventura. Una diferencia con respecto a entregas anteriores es que el mundo de Black Flag es mucho más abierto y desde casi el inicio de la aventura tenemos gran variedad de rincones para explorar. En cada isla se incluye una especie de ficha técnica a la que podemos acceder en cualquier momento. En esta nos da cuenta de los animales que podemos encontrar, así como los tesoros, fragmentos del animus (datos digitales esparcidos por el mapa), partituras de salomas etc que hay repartidos por el lugar.


Así es como se ve si pasamos el cursor por encima de la isla desde el mapa. Pero cuando estás en la propia isla, también puedes acceder a esta información.

Después de la muerte de Demond, Abstergo toma muestras para seguir investigando sobre sus memorias. En esta ocasión, el personaje encargado de manejar a Kenway es anónimo, por eso actuamos en primera persona. La sede está en Francia y una simpática chica nos explica el funcionamiento del Animus. Nos podemos desconectar cuando queramos e investigar por las instalaciones (también tenemos que realizar algunas misiones dentro del complejo), pero sinceramente, esta parte me parece bastante aburrida, así que solo salgo de la historia principal cuando es estrictamente necesario.

Abstergo y los templarios están tras la pista de un sitio llamado el Observatorio, uno de los pocos templos dejados por la Primera Civilización en el que se encuentra un fragmento del Edén capaz de ver por los ojos de los otros, esto es, que sirve para espiar a aquellas personas de cuya sangre disponemos. Han intentado hacerse con él en varias ocasiones pero no será hasta la llegada de Edward Kenway cuando vean una buena oportunidad de entrar en acción. Existe la leyenda de que para encontrar su ubicación se necesita al Sabio, la reencarnación de un precursor. Solo él puede conducirlos hasta el Observatorio. Edward se ve envuelto en esto sin saberlo al matar a uno de los asesinos al inicio del juego y hacerse no solo con su ropa, sino con su papel. Se encarga de desentrañar toda la conspiración alrededor de este templo, conspiración llevada a cabo no solo por templarios sino por británicos y españoles. Su objetivo es usar ese fragmento del Edén para espiar a líderes mundiales y hacerse con el control. Su acto pone en peligro a la orden de los Asesinos y termina siguiendo al Sabio, pues cree que al finalizar la misión podrá hacerse rico, objetivo que persigue con ahínco.

Por su parte, un grupo de piratas amigos de Kenway sueñan con convertir su isla en un paraíso libre del gobierno de los poderosos, sin control de ningún tipo y sin tener que rendir cuentas a nadie. Forman parte de este ideal utópico piratas de la talla de  Edward Thatch (más conocido como Barbanegra), Benjamin Hornigold y Charles Vane entre otras efemérides. Consiguen instalar esta República Pirata en Nassáu pero la mala gestión y las enfermedades la encaminan al desastre. Los padres de esta república se dividen al no llegar a un acuerdo para arreglar la situación y Kenway se ve obligado a intervenir, tratando inútilmente que entren en razón. Este desencuentro será aprovechado por los templarios para hacerse con el Caribe.

Mientras, en las dependencias de Abstergo uno de tus superiores, John, te convence para que piratees (nunca mejor dicho) los sistemas de seguridad y te adentres en el corazón del complejo, buscando ciertos datos que este quiere. ¿Conseguirán los templarios cumplir su objetivo? ¿Y Kenway, de qué lado está?


Algunos colegas de aventura.


DISEÑO Y GRÁFICOS

Sin duda, este es el apartado en el que más destaca. Es la parte que más me ha impresionado del juego y que me ha enamorado por completo. Las texturas son inmejorables y los paisajes y entornos espectaculares. Acostumbrados a las grandes ciudades que nos ofrecían anteriores entregas, en Black Flag nos vamos a encontrar sobre todo naturaleza salvaje en estado puro. Las islas despobladas (o con pocos habitantes) están repletas de frondosas selvas, con caminos de piedra, cascadas, lagos y múltiples recovecos por los que podemos meternos. La fauna y la flora están muy logradas y tenemos que andarnos con ojo no sea que nos aceche un jaguar o un cocodrilo trate de atacarnos cuando cruzamos el agua para alcanzar la otra orilla.




Casi podemos sentir la rugosidad de los troncos de las palmeras, la suavidad de la piel de los animales y la arena bajo nuestros pies. Hablando de animales, la novedad de cazarlos para mejorar nuestro equipo que se incluyó en ACIII se mantiene también aquí.

Un adjetivo que define bien al Black Flag es colorido. Hasta ahora, estábamos familiarizados con la relativa monocromía reinante en las ciudades renacentistas por las que deambuló Ezio y tierras americanas durante la independencia de Estados Unidos. Pero eso cambia en la cuarta entrega. La multiplicidad de verdes y azules que nos ofrece es apabullante. Uno de los detalles que más me impresionó cuando lo jugué es la precisión con la que se han esmerado en las distintas tonalidades del agua. Tenemos toda la gama de azules posible, claros, más oscuros en la profundidad, turquesa, aguamarina. Es espectacular y un placer para los sentidos navegar por esos mares. También podemos ver los peces nadar por debajo de nosotros, huyendo cuando nos acercamos o enturbiamos la cristalina agua. La rica complejidad de los entornos se completa cuando buceamos. A lo largo de nuestra aventura vamos desbloqueando puntos de buceo a los cuales podemos acceder desde el barco con una campana de aire. La diversidad marina y el realismo con el que se ha retratado la vida acuática nos deja sin aliento.


Podemos hallar los más increíbles tesoros, dejados en el olvido por barcos que no soportaron las tempestades. En cada punto de submarinismo aparece un cartel que nos indica el nivel de dinero que podemos conseguir (bajo, medio, alto).

Saber cuánto dinero puedes ganar es un aliciente para atreverte a nadar entre tiburones, ya que es lo que te espera en cuanto toques el fondo marino. En el agua vas mucho más lento y aunque hay sitios para esconderte, la falta de oxígeno y tu posición como presa añaden un extra de presión para el jugador y requiere cierta habilidad. Sí, soy manquísima esquivando tiburones. También puedes encontrar fragmentos del Animus.

Esta minuciosidad mostrada en los escenarios se mantiene en cada pequeño objeto o lugar que nos vamos encontrando en nuestra aventura, así como en el propio atuendo de Edward y en nuestro barco, el Jackdaw, en el cual vemos que no han pasado ni un solo detalle por alto, todo está diseñado al milímetro para ofrecerle al jugador más realidad que virtualidad.


MÚSICA Y SONIDO

En este aspecto, también sobresale. Se podría decir que su banda sonora se divide en tres, dando así música a los principales espacios con los que nos topamos a lo largo del juego. Por un lado, tenemos la música de ambiente que cubre tanto los espacios (ciudades, pueblos, alta mar, islas...) como las escenas de lucha y combate.

#4 The High Seas
¿No os recuerda un poco a Piratas del Caribe?


#14 Take What Is Ours!


Por otro, cada taberna en la que nos detenemos a tomar un trago tiene sus canciones. Dependiendo de la isla en la que estemos, la música va a ser de un tipo u otra, teniendo en cuenta si la ocupación es española, británica o pirata. Así pues, podemos animarnos a bailar flamenco mientras sostenemos una rebosante copa de ron.


Música de taberna #31: Flamenco, verdeales


O algo más al estilo pirata:

Música de taberna #2: Trooper and the Maid


Para redondear esta magnífica banda sonora, tenemos las salomas marineras. Por si no sabéis qué es este tipo de melodía, tiramos de la RAE que siempre lo va a explicar mucho mejor que yo: "Son cadencioso con que acompañan los marineros y otros operarios su faena, para hacer simultáneo el esfuerzo de todos." En resumen, son las canciones que van a cantar los piratas a nuestro cargo mientras navegamos. Sus cánticos se cortaran si se hayan en peligro o vigilados por los enemigos, entonces comenzarán a sonar las canciones de lucha. Tenemos la opción de mandar callar a nuestros marineros desde los controles del barco. Podemos obtener más salomas atrapándolas en las ciudades o las islas para así variar el repertorio de nuestros grumetes y evitar que siempre repitan las mismas. Se presentan como una hoja brillante que sale volando en cuanto nos acercamos a ella. Pero no os preocupéis, su vuelo siempre sigue una ruta predefinida por la que podemos perseguirla sin relativos problemas (a no ser que seáis tan mancos como servidora). Algunas son tremendamente pegadizas y si los viajes en barco son largos, no tardarás en canturrearlas. Las salomas están compuestas solo por voz y acompañadas por el ruido de las olas chocar contra el casco del Jackdaw.


Sea Shanty #2: Bully in the Alley

Sea Shanty #05: Spanish Ladies


Independientemente del espacio en el que Kenway se encuentre, la música siempre va a encajar perfectamente con la situación y las circunstancias, relajándonos con nuestros colegas en la taberna más cercana, invitándonos a despachar a unos cuantos soldados o haciéndonos tararear canciones piratas en alta mar. Contribuye enormemente a que el jugador se sienta parte integrante del juego.


JUGABILIDAD



Aquí tenemos una descripción de las diferentes embarcaciones con las que nos podemos topar. El barco final es el nuestro.


Los que hemos jugado a anteriores entregas, sabemos que todos los AC se rigen por el mismo patrón de juego, con lo cual no veo necesario comentarlo en este apartado ya que siempre es igual y dudo que haya gente que desconozca su sistema, independientemente de si ha tocado o no el juego con anterioridad. De lo que sí voy a hablar es de las diferencias que encontramos con respecto a sus predecesores ya que, aunque no son demasiadas, sí que son importantes y una parte fundamental de la jugabilidad así como del Black Flag en sí.


Ni siquiera en alta mar te olvidas del peligro. Puedes encontrarte tanto galeones enemigos como fuertes y torres de bombardeo que no te piensan dejar pasar por sus aguas así como así. Más te vale tener una buena potencia de fuego y un barco bien acorazado o será tu fin. Cuando te acercas a estas fortificaciones automáticamente se despliega la opción de destruirlas pero no es obligatorio, puedes alejarte sin más procurando que los daños causados sean mínimos.

Una parte fundamental de la historia se desarrolla en el barco, algo lógico si tenemos en cuenta que tratamos con piratas. Se podría decir que la importancia de este aspecto se disputa en un cincuenta por ciento con las misiones en tierra. La posibilidad de manejar un barco ya nos la ofrecía el ACIII, pero desde luego no era nada comparada con la libertad y la relevancia que se le da aquí. El barco de Connor servía para ciertas misiones concretas en un marco espacial muy reducido. No obstante, en el Black Flag el mapa disponible para nuestras tropelías marítimas es enorme y podemos explorar cada rincón en nuestro buque. Como en todos los AC, el mapa completo no está disponible desde el inicio y vamos desbloqueando fragmentos según avanzamos en el modo historia. Es decir, los requisitos que nos afectan y nos limitan en las misiones terrestres se aplican de igual manera en las marítimas.


Esta es solo una pequeña porción. Todo el agua que aparece es navegable.

Como he comentado, en el ACIII el barco solo se podía utilizar en ciertos momentos, sin embargo aquí tenemos total libertad de acción. Las misiones en ambos escenarios se van alternando y aunque en este sentido predominan las ciudades e islas, para trasladarnos de una a otra necesitamos este método de transporte pirata por lo que, en proporción, los medios se alternan equitativamente. Las empresas que llevamos a cabo en el mar son similares a las que realizamos en tierra: espectaculares batallas navales (en las que puedes elegir si hundir el buque enemigo o abordarlo. En ambos casos recibes recompensa pero es más alta la obtenida si lo abordas, ya que a parte de hacerte con el cargamento (si conseguimos ron o azúcar lo podemos vender a buen precio. El resto, son piezas que sirven para mejorar nuestra embarcación), se ofrece la posibilidad de usar el barco enemigo para reparar el tuyo, para reducir el "nivel de se busca" (que funciona igual que el nivel de alerta sobre el propio Kenway) y, por último, podemos incluir este barco en nuestra flota particular), persecución y sigilo, eliminando en nuestro a aquellos guardias apostados en los puntos de vigía de la costa o esquivando la vigilancia constante de la flota contraria.


Cada barco enemigo tiene un nivel y una cantidad de cargamento que podemos ver seleccionándolo con el catalejo. Dependiendo de las mejoras que hayamos realizado en el nuestro (mascarón, número de tripulantes, fuerza de los cañones...) podremos enfrentarnos a unos o a otros.

Asimismo, como ya he comentado arriba están disponibles los puntos de buceo, en los cuales Kenway desciente mediante una campana de aire y, mientras esquiva tiburones, puede acceder a tesoros ya olvidados o fragmentos del Animus. También está la posibilidad de cazar por arponeo tiburones, ballenas blancas... Hay que tener cuidado porque, obviamente, los animales no se van a dejar cazar sin oponer resistencia, por lo que pueden golpear la pequeña barca y hundirnos. Además, los arpones son limitados por lo que debemos administrarlos adecuadamente.




A parte de las novedades que nos ofrece el barco, también las encontramos cuando manejamos a Kenway fuera del agua. Para empezar, está la cuestión de las armas. Lleva las típicas como son las espadas, hojas ocultas, pistolas, bombas de humo... además de dos extras la mar de útiles y que pueden salvarte de más de una situación peliaguda. Se trata de la cerbatana. Con este elemento podemos disparar dos tipos de dardos, narcóticos o enloquecedores. Ambas opciones tienen un tiempo limitado de efectividad. Como ya os podéis imaginar por el nombre, los narcóticos duerme al guardia y los enloquecedores le vuelve loco, lo que provoca que se ponga a atacar a diestro y siniestro a sus aliados. Son muy útiles cuando hay un conglomerado de enemigos y tenemos que pasar por su lado sin que nos detecten, ya que funcionan como una distracción perfecta. Otra habilidad perfecta adquirida en el Black Flag es la posibilidad de silbar desde los lugares donde estamos ocultos (esquinas, carros de heno...), lo que atrae la atención del guardia y nos permite matarle con total discrección. Para finalizar este apartado, comentar que aquí las atalayas no solo sirven para descubrir el mapa si no para desplazarnos rápidamente desde un punto a otro, aunque no están disponibles durante las misiones activas. El resto de elementos integrantes de los AC siguen intactos como las misiones secundarias de asesinatos, el rescate de alguien (en este caso de grumetes que se incorporan a nuestra tripulación) etc. Un añadido son las ruinas mayas, gracias a las cuales descubrimos trozos de esta antigua civilización y si unimos todos, conseguimos una armadura (similar al sótano de Villa Auditore). Por lo que el juego mantiene perfectamente la esencia de anteriores entregas a la par que innova y añade elementos nuevos capaces de sorprender y agradar al jugador a partes iguales.


Cuando activamos los restos de ruinas mayas, se nos despliegan formas en negativo como estas. Tenemos que alinearlas con los objetos de alrededor. Una vez que hagamos esto, donde convergen las líneas encontraremos la piedra.

¿DEBERÍA COMPRÁRMELO?

Llegamos a la cuestión más importante. A mi me cuesta mucho gastar dinero en videojuegos ya que debido a su precio necesito estar segura al cien por cien de que voy a amortizarlo (aunque esté es un regalo). En este caso, creo que la respuesta es sencilla. Si eres aficionado a la saga AC, Black Flag no debe faltar en tu colección. Para mí es uno de los mejores (si no el mejor) y después de la pifia que cometieron con Connor y su pandilla, Ubisoft ha remontado excelentemente apostado por la piratería y el capitán Edward Kenway. Es uno de mis favoritos y junto al Assasin's Creed II y Assasin's Creed: la Hermandad creo que es uno de esos juegos que debes tener o al menos, jugar. Así que te lo recomiendo fervientemente, lector.





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