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viernes, 1 de julio de 2022

"Los hijos del rey", Shelby Mahurin

Título: Los hijos del rey (#2)

Título original: Blood & Honey

Autora: Shelby Mahurin

Saga: Asesino de brujas

Editorial: Puck

Año de publicación: 2021

Páginas: 512

Sinopsis: Adonde ella vaya, él irá.
Donde ella se quede, él se quedará.
Hasta que la muerte los separe.

Lou, Reid, Coco y Ansel huyen no solo del aquelarre, sino también del reino y de la Iglesia. Son fugitivos y no tienen donde ocultarse. Para sobrevivir, necesitan aliados. Y unos muy poderosos. Pero mientras Lou se preocupa cada vez más por salvar a sus seres queridos, se adentra en el lado oscuro de la magia. Y el precio a pagar podría ser la persona a la que más teme perder: Reid. Ellos están unidos por un juramento y solo existe una cosa que puede separarlos: la muerte.

CONTIENE SPOILERS DE LA BRUJA BLANCA

Reid es un hombre de dios, un chasseur, un cazador de brujas. Y su esposa Lou es una bruja. Descubrir eso, un secreto tan grande, es un duro golpe para él, pero cuando Lou se revele ante él como uno de sus mayores enemigos, Reid está tan enamorado de su mujer que estará dispuesto a sacrificarlo todo para evitar que esta arda en la hoguera. Incluso si para ello tiene que renunciar a su vida como chasseur. Incluso si para eso tiene que matar al Arzobispo de Belterra, quien rescató a Reid de la calle, le convirtió en un cazador y le trató como si fuera su hijo. Lo que sea con tal de que aquella a quien ama siga con vida. Sin embargo, su traición al rey y a sus convicciones no es el mayor problema de Reid. Morgane Le Blanc, madre de Lou y líder de las dames blanches quiere matar a su hija a toda costa para adquirir un poder sin igual y convertirse en la bruja más poderosa de todos los tiempos. Para ello, hará cualquier cosa, incluso incendiar Cesarine hasta sus cimientos y caminar sobre una ristra de cadáveres.

Tras lo acontecido en el primer libro, Lou, Coco y Reid, así como todos los que se unen a ellos (Ansel, quien se estaba entrenando para ser chasseur; Madame Labelle, dame blanche que regentaba el mayor prostíbulo de Cesarine y que resulta ser la madre de Reid; y Beau, el primogénito del rey que decide unirse al grupo tras haberse prendado de Coco), son considerados traidores a la corona y el rey pide una buena recompensa por sus cabezas. Así pues, se ven obligados a abandonar Cesarine y refugiarse en el bosque. Con ayuda de la magia de Madame Labelle y de Coco, el grupo pasará desapercibido mientras tratan de idear un plan para derrotar a Morgane. No será algo fácil, ya que tanto ella como los chasseur están peinando Belterra para encontrarlos y acabar con sus vidas. Lou sabe que la única forma de acabar con su madre es buscando aliados, por lo que tendrán que convencer por un lado a las dames rouges o brujas de sangre, aquelarre al que pertenece Coco y que odian a  las dames blanches y, por lo tanto, a Lou, y por otro lado necesitan congraciarse con los loups garous o licántropos, quienes también odian a las brujas y a los chasseurs. Estas alianzas no serán nada fáciles de llevar a cabo debido a las rencillas existentes y viejas enemistades, pero será un movimiento desesperado para eliminar a Morgane del mapa de una vez por todas. Para añadirle más dificultad al asunto, Lou está llevando su magia al límite. Está dispuesta a sacrificar cualquier cosa, incluso a sí misma, con tal de proteger a aquellos a quien ama y sus consecuencias empujarán a Lou a rozar el lado oscuro de su poder.


La bruja blanca fue mi gran descubrimiento del año pasado. Todo el mundo que había leído esa novela hablaba maravillas de ella y pude constatar por qué había revolucionado tanto el panorama juvenil cuando fue publicada al español. Sin embargo, cuando salió su segunda parte las reseñas no eran tan halagüeñas y eso hizo que dilatara en el tiempo su lectura. La primera parte me había fascinado tanto que temía que Los hijos del rey me dejara mal sabor de boca. Pero con motivo de la visita de su autora a la Feria del Libro de Madrid de este año, me animé por fin a retomar esta trilogía, eso sí, yendo sin demasiadas expectativas.

Si La bruja blanca se centraba casi en exclusiva en la relación de enemies to lovers de Lou (una bruja) y Reid (un cazador de brujas), en Los hijos del rey la autora expande el horizonte y se detiene más en los personajes secundarios y en adentrarnos más y mejor al mundo mágico y plagado de brujas que apenas es un atisbo en el inicio de la trilogía. Lo que más absorbía a los lectores era, precisamente, los tira y afloja que existían entre Lou y Reid debido a sus personalidades tan dispares y al hecho de ser enemigos casi de nacimiento, pero era evidente que si al final terminaban juntos como pareja y el ser marido y mujer dejaba de ser un mero formalismo para convertirse en una realidad, esa dinámica romántica que a muchos nos conquistó no podía mantenerse de la misma forma en esta segunda parte, lo que hizo que, en parte, la lectura de esta novela perdiera la gracia. Así pues, para mí Shelby Mahurin tenía el reto de enamorar a sus lectores de otra forma, ya que el cliché de enemies to lovers ya no era válido. Y en mi opinión, lo ha conseguido pero a medias.

Si bien el romance entre Lou y Reid se ha consolidado y Reid se ha reconciliado con ese odio acérrimo que le inculcaron desde niño contra las brujas, eso no significa que haya aceptado por completo la magia. Sigue pareciéndole un arte peligroso y está en contra incluso de que Lou la utilice, a menos que sea estrictamente necesario y una cuestión de vida o muerte. Esto para Lou supone un problema, pues la magia es una parte fundamente de sí misma y no puede ignorarla o vetarla solo porque su marido no se sienta a gusto en su presencia. Estas desavenencias entre ambos dará lugar a diversas discusiones y rencillas entre ellos, sobre todo porque Reid descubrió al final del primer libro que él también puede usar magia al ser hijo de Madame Labelle. Esto es algo peculiar porque la creencia, incluso entre las propias brujas, es que solo las mujeres obtienen el don de la magia. Tener este poder va en contra de todos los principios con los que Reid ha crecido y se niega a asumir que ahora la magia es parte de él. Lou intentará que se reconcilie consigo mismo y se ofrecerá a enseñarle cómo usar los patrones y cuáles son las reglas de la magia, ya que podría ser útil teniendo en cuenta la delicada situación que están viviendo, pero Reid no está dispuesto a transitar ese camino. Así pues, la relación entre Lou y Reid sigue siendo complicada, pero ha perdido esa parte salseante y de tensión sexual entre ambos para convertirse en algo más serio y profundo que depende principalmente de su desarrollo como personajes. Además, los propios Lou y Reid han cambiado bastante. Reid es más tolerante y más abierto y aunque sigue sin abrazar la magia, por lo menos acepta su existencia y poco a poco se va dando cuenta de que bien usada y en las manos correctas es una poderosa aliada; unido a esto, comprenderá que no todas las brujas son seres malvados cuyo único objetivo es la destrucción de los hombres. Como en todas partes, hay brujas malas y brujas buenas. Por su parte, Lou se ha vuelto mucho más ácida, sarcástica e imprudente. No soporta estar de brazos cruzados mientras su madre amenaza a sus amigos y a su pareja, lo que le lleva a extralimitarse durante las peleas, a ser más cruel y sanguinaria y eso, a su vez, hará que se acerque cada vez más al lado más oscuro de sus poderes, convirtiéndola en alguien impredecible y muy peligrosa.

Si La bruja blanca era precisamente eso, un libro de personajes, Los hijos del rey sigue por el mismo camino. La principal diferencia es que en el primero Lou, Reid y su dinámica tan divertida y chispeante era quienes tenían el protagonismo; pero en esta segunda parte, la autora le da voz al resto de personajes secundarios que les acompañan (incluso añade algunos nuevos la mar de interesantes) y vemos cómo todos ellos van evolucionando a lo largo de la novela. Sí, Lou y Reid siguen llevando la voz cantante, pero dejan espacio para que sus compañeros también se desarrollen. 

El problema de esto, es que la trama se estanca y el ritmo es muy lento porque Mahurin se centra más en que conozcamos a toda la troupe y la acción se diluye y se concentra en las últimas ciento cincuenta páginas. En el primer libro tampoco había trama, pero los tira y afloja entre Lou y Reid eran tan atrapantes que se llevaban todo el protagonismo y daba igual: lo que quería el lector era imbuirse de su relación y ver cómo esta se solventaba, la amenaza de Morgane y todo lo que ello conllevaba era secundario. No obstante, las cosas cambian bastante de cara a esta segunda parte. Para empezar, siento que no hay una buena transición entre el final de La bruja blanca y el principio de Los hijos del rey. Tal vez esto se deba a que dejé que pasara bastante tiempo entre mi lectura de uno y otro, pero al comenzar a leer el segundo libro me encontré con unos protagonistas un tanto irreconocibles, que no se parecían a los personajes de los que me había enamorado y me costó bastante reconectar con ellos, lo que dificultó mi disfrute mientras leía. La relación entre Lou y Reid ya no es tan divertida ni ingeniosa porque se ha convertido en algo más serio y ambos han cambiado bastante teniendo en cuenta los varapalos que han sufrido. Si a eso le unimos que, como ya he comentado, la autora se centra en desarrollar a los personajes y sus relaciones interpersonales y que la acción no arranca hasta la segunda mitad del libro, todo ello hizo que me costará muchísimo adentrarme en la novela porque sentía que se había producido un cambio muy brusco entre el primer y el segundo libro y este segundo se había vuelto inesperadamente serio y aburrido. No conseguía engancharme, todo me parecía muy lento, en los primeros capítulos tan solo nos limitábamos a ver cómo los personajes hacían planes y la montaña rusa en la que se estaba convirtiendo la relación entre Lou y Reid. Me costaba horrores avanzar y no había nada que me animara a abrir el libro. Será cuando por fin el grupo se separe y vayan en busca de las dames rouges por un lado y los loups garous por otro cuando la trama comience a remontar.
Tal y como dije al principio de la reseña, Shelby Mahurin explora aquí mucho mejor cómo funciona la magia en este universo y cuáles son los seres sobrenaturales que lo componen y esto fue, para mí, lo mejor de la novela. A través de Lou entendemos qué clase de poderes tienen las dames blanches, cómo está organizado su aquelarre y cuáles son los deseos de Morgane. Sucede lo mismo con las dames rouges gracias a las explicaciones de Coco y a que ambas deben introducirse en su campamento para llevar a cabo su alianza. También aparecen criaturas nuevas como los hombres lobo y los matagots, una especie de demonios que toman la forma de animales y son muy receptivos a la mente de aquellos a quienes acompañan. Vemos por fin la riqueza del mundo que ha creado la autora y a ello también contribuye la aparición de personajes nuevos como el misterioso y fascinante Claud Deveraux y su troupe.

Así pues, podría resumirse en que Los hijos del rey es un libro bastante puente en el que nos adentramos más y mejor en la psicología de los personajes y en el worldbuilding, sacrificando para ello la acción. Por suerte, los últimos capítulos recuperan el ritmo y se vuelven adictivos debido a todas las cosas que comienzan a suceder de repente y a los giros de trama que se introducen. Eso sí, el final para mi gusto no es demasiado impactante. Teniendo en cuenta el enfrentamiento tan espectacular con el que la autora cerró La bruja blanca, me esperaba algo que estuviera al mismo nivel y aunque es cierto que ocurre algo que no me esperaba y me dejó el corazón en un puño, me dejó bastante fría. 

Los hijos del rey es una novela que se centra casi en exclusiva en desarrollar al amplio elenco de personajes que se nos introduce al principio de la trilogía, así como en expandir el mundo mágico y sus leyes, todo ello en detrimento de la acción y la trama. La consecuencia es que no es tan adictivo como cabría esperar y que tiene un inicio muy lento que impide al lector reconectar con la historia. Aun así, analizándolo en conjunto es un libro que funciona bien, que no está mal y que, a pesar de todo, me ha dejado con ganas de continuar con el tercero y último.

4 comentarios:

  1. ¡Holaaaa Kurenai!

    Ains, no los he leído, pero entiendo que claro, las circunstancias de Lou y Reid han cambiado y ya no es posible mantener esa dinámica tan chispeante y con tanta tensión, aunque veo que bueno, más o menos la autora no lo hace mal en este segundo tomo.
    Por otro lado, que pena que el ritmo tarde tanto en arrancar y que no haya acción hasta casi al final. Y también me chirría un poco lo de que los personajes estén tan irreconocibles y no haya una buena transición entre el final del primer libro y este.
    De todas formas, veo que se expande mucho el mundo y el sistema de magia, y que se da más espacio a personajes secundarios, así que por se lado genial :D

    ¡besotes!

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  2. ¡Hola! ^^
    Yo no he leído estos libros todavía, pero me atrae mucho la temática. Aun así los dejaré para más adelante, porque tengo una gran lista de pendientes, y ahora me apetecen otro tipo de lecturas.
    Besos!

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  3. Una reseña estupenda. Tengo pendiente leer esta saga. Un beso y feliz martes.

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  4. ¡Hola, Kurenai Ayanami!:
    Coincido bastante con tus opiniones. La primera parte de la trilogía me encantó por ese tira y afloja entre Lou y Reid, pero aquí se pierde aunque se gana en profundidad en otros temas. Sin embargo, la historia es algo más lenta.
    Espero que disfrutes mucho del final.
    Un besito de tinta y hasta pronto :D

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