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sábado, 14 de diciembre de 2024

"Un corazón por Navidad", Sophie Jomain

Título: Un corazón por Navidad

Título original: Un coeur pour Noël

Autora: Sophie Jomain

Idioma original: francés

Editorial: TBR

Año de publicación: 2024

Páginas: 392

Sinopsis: Un mes para que mi corazón lata de nuevo.

Volver a pasar la navidad en los Alpes con mi padre está siendo difícil. Y más tras mi trasplante de corazón. Durante este tiempo mi vida ha sido muy… precavida: dieta exhaustiva, deporte controlado… Vamos, que apenas he hecho nada más que estudiar. Así que mi reto es alejarme del escrutinio de mi madre para pasar este mes con mi alocado padre. Y quizá, a pesar de mi miedo, hacerle caso y empezar a creer en los milagros.



Avril nació con un problema grave de corazón que la ha obligado a permanecer en una burbuja desde su infancia. Y aunque sus padres trataron de darle una vida lo más normal posible, desde que sufrió un infarto y, posteriormente, un trasplante de corazón, Avril tiene que controlar todo lo que hace y lo que come, además de tomarse rigurosamente los medicamentos que le acompañarán para siempre. Después de tres años, estas Navidades regresa al lugar donde siempre las celebraba, antes de su recaída y del divorcio de sus padres: un bonito pueblo de los Alpes donde su padre trabaja como guía de montaña. Aunque le da un poco de vértigo y a su madre no le hace gracia que vaya a pasar todo el mes de diciembre fuera del alcance de su halo sobreprotector, Avril sabe que lo más emocionante que hará será quedar con su mejor amiga, Éva, que también pasa las vacaciones de invierno en el pintoresco Morzine, además de estudiar para los exámenes que están a la vuelta de la esquina. Pero cuando Augustine, el hermano mayor de Éva, llame a su puerta y la convenza para salir de su cascarón y disfrutar de sus días libres, Avril se dejará llevar poco a poco por la magia de la Navidad.


Un corazón por Navidad ha sido EL libro por excelencia de estos meses invernales. ¿Y por qué, os preguntaréis, si por la sinopsis tiene pinta de ser la típica historia de romance navideño que hemos visto miles de veces en las películas? Por la forma en la que esta novela ha sido concebida. Esta obra está dividida en veinticuatro capítulos y ha sido creada como si fuera un calendario de adviento; es decir, el primer capítulo transcurre el uno de diciembre y así hasta el veinticuatro. Por lo tanto, la gracia está en leerse uno cada día hasta llegar a Nochebuena. Además, en la edición en físico estos capítulos están sellados y necesitas un abrecartas, unas tijeras, un cuchillo de mantequilla... cualquier instrumento que te ayude a rasgar la línea de puntos para poder leer el texto. Por este motivo, cuando la editorial TBR anunció su publicación, la originalidad de la experiencia hizo que se agotara la tirada nada más salir (con la consecuente especulación en la segunda mano) y mucha gente no pudiera conseguirlo. Pero no os preocupéis, que poco a poco va volviendo al mercado. Retomando la historia en sí y lo que nos cuenta Un corazón por Navidad: ¿merece el hype que se ha creado en redes o ha vendido tanto solo por lo original que es? Pues yo me decanto por lo segundo porque, al menos en mi caso, no es solo que no me haya gustado, es que me ha parecido... nefasto.

Avril es una joven de 18 años que nació con una enfermedad en el corazón que limita su día a día y que le impide llevar una vida normal, obligándola a tener que controlar todo lo que hace y come. Mientras que su madre es una mujer sobreprotectora que quiere que su hija se arriesgue lo menos posible y siga una dieta y medicación estricta (y más después del trasplante de corazón), su padre quiere que Avril vuelva a abrirse poco a poco y a recuperar parte de su energía y vitalidad perdida tras el infarto que sufrió y que supuso un punto de inflexión en la familia. Las diferencias entre ambos progenitores les abocó al divorcio, y ahora Avril ha tomado la decisión de pasar las Navidades con su padre en el pueblo de su infancia, situado en los bucólicos Alpes suizos. Aunque al principio Avril sigue a rajatabla las instrucciones de su madre, quien lo pasa realmente mal en la distancia por no poder controlar lo que hace su hija y asegurarse en primera persona de que ella está perfectamente, su padre considera que debería divertirse en sus vacaciones de Navidad. Sin hacer ningún esfuerzo preocupante, eso sí, pero por lo menos salir de casa y disfrutar del paisaje invernal. Y como Avril, aunque sigue muy asustada por su estado de salud, en el fondo echa de menos tener una vida "normal", poco a poco irá saliendo de su cascarón y realizando actividades como salir de ruta con su padre (que trabaja, precisamente, de eso) o comer platos grasientos típicos navideños, saliéndose de su restrictiva dieta. El empujón definitivo que rompa su rutina de tranquilidad y estudio será Agustin, el hermano mayor de su mejor amiga, Éva, cuya familia también tiene una casa en Morzine. Éva sigue en la ciudad ultimando trabajos de clase, pero en cuanto termine acudirá al pueblo a pasar el resto de vacaciones con Avril. Mientras tanto, Avril se dará cuenta de que en los tres años que lleva sin acudir a los Alpes, Agustin ya no es el adolescente lleno de acné y obsesionado con el esquí que recordaba; se ha convertido en un atractivo joven de veintidós años en el cuál no puede evitar fijarse, y más cuando ambos frecuentan los mismos sitios por lo que, inevitablemente, se cruzarán en más de una ocasión. Él la animará a salir de casa, a retomar su pasión por la nieve y el esquí y, en definitiva, a volver a disfrutar, eso sí, con precaución, de la Navidad. Como es evidente, entre ambos comenzará a surgir una atracción mutua, que será un tanto peliaguda porque Avril sabe que a Éva no le haría ninguna gracia que su mejor amiga y su hermano se gustasen. Sobre todo porque ella no tiene una buena concepción de Agustin y le ha dicho a Avril en varias ocasiones que es un mujeriego que juega con las chicas como quiere y no tiene ningún impedimento en romperlas el corazón. Sin embargo, cuanto más lo conoce Avril, más convencida está de que su amiga no tiene razón y de que Agustin no es el chico que su hermana cree que es.

Como veis, es la típica historia de romance navideño que promete una relación cuqui, en un ambiente perfecto para los amantes de esta época del año y, además, con drama añadido, tanto por la enfermedad de la protagonista como por el futuro conflicto que se intuye entre ella y su mejor amiga. No es una historia que pretenda venderte nada más allá de eso, nada de giros de trama ni escenas impactantes; al final, te da lo que te ofrece. El problema es TAN típica que sabes lo que va a suceder prácticamente en cada capítulo. De hecho, conforme iba leyendo tenía como un bingo en mi cabeza de cosas que estaba convencida de que iban a ocurrir e iba haciendo tick en las casillas mentalmente porque es predecible a más no poder. Y aun así, si este hubiera sido la única pega pues ni tan mal porque, como digo, tampoco se le puede pedir mucho más. Pero es que no hay nada que se salve de este libro. Bueno sí, la edición y que esté pensado como un calendario de adviento. Este libro parece escrito por una adolescente de trece años enamorada de Bajo la misma estrella que acaba de descubrir Wattpad y le apetece escribir un fanfic basado en su libro favorito, pero con temática navideña.

Para empezar, los personajes se comportan y se expresan como si fueran adolescentes, cuando todos ellos tienen o sobrepasan la mayoría de edad. Tienen conversaciones, ocurrencias y formas de hablar más típicas de chavales de 14 o 15 años, hasta el punto en que muchas veces daba un poco de vergüenza ajena estar metido en la cabeza de Avril, que es quien nos narra la historia en primera persona. Por ejemplo, a Avril le encanta decir "yuju" (con muchas us incluidas) cada dos por tres. Que sí, que puede ser simplemente parte de su personalidad, pero si a eso le sumamos su forma de comportarse (como cuando se muere de vergüenza porque el chico que le gusta se da cuenta de que tiene un trocito de tortita de arroz en el pelo y se lo toma como si fuera el peor día de su vida) y sus reflexiones profundas... El conjunto hace que la manera de ser del personaje no concuerde con la edad que se supone que tiene. Además, todos los personajes son aburridamente planos, predecibles y están enmarcados en un estereotipo férreo del que no son capaces de salir: Avril, la niña buena que hace caso en todo a sus padres pero que tiene ese puntito rebelde; Augustin, el chico a quien la adolescencia le ha tratado estupendamente y ha pasado de ser un esmirriado a estar tremendo, además de ser un caballero y erigirse como la persona indicada para ayudar a Avril a superar sus miedos (sin olvidar esos rumores de ser un mujeriego que le acechan); Éva, la mejor amiga de Avril, uña y carne desde que eran pequeñas, lo saben todo la una de la otra y su única función en el libro es ser la confidente de la protagonista y foco de drama; Amélie, la madre sobreprotectora que quiere lo mejor para su hija y, cómo no, es quien la ata en corto y la mantiene en una burbuja para que no le pase nada; y Étienne, el padre molón, cómo no x 2, que no está de acuerdo con que su ex-mujer sea tan estricta y por eso él anima a su hija a que se divierta y coma lo que quiera (¿machismo, dónde?). Todos y cada uno de los personajes están diseñados para cumplir un rol y aparecer en las escenas precisas con las palabras apropiadas para que la trama avance.

Como digo, Avril tiene 18 años y se comporta como si tuviera 15. No sabemos nada de ella, más allá de que ha pasado toda su vida enferma y tratada como si fuera de cristal. Su enfermedad coronaria y su amor por el esquí es lo único que la define. Por ejemplo, se menciona mucho que está estudiando para los exámenes finales, pero no sabemos qué espera del futuro, si le gustaría ir a la universidad, de qué quiere trabajar... No tiene ningún tipo de proyección. Y yo entiendo que con una salud muy delicada es complicado pensar en qué pasará de aquí a unos años, pero todo el mundo tiene sueños e ilusiones, excepto Avril. Su personalidad es la de niña buena que estudia mucho y procura no dar problemas a sus padres, alguien que supuestamente ha madurado demasiado rápido por culpa de su corazón, pero que no demuestra esa madurez en ningún momento porque se comporta como si se hubiera quedado anclada en la ESO, con actitudes como quejarse a menudo de la "plasta" de su madre por preocuparse por ella. Que yo entiendo que tiene que ser asfixiante irte de vacaciones y que tu madre esté bombardeándote con mensajes para ver cómo estás, pero es más que evidente que no es porque no confíe en su hija, sino más bien que no confía en su ex marido y en que este no la fuerce a realizar determinadas prácticas que pueden ser peliagudas para su corazón. Sus únicos momentos de rebeldía son cuando sus padres se preocupan demasiado por ella y cuando tiene que defender contra el mundo al amor de su vida (con el que lleva saliendo una semana).

Augustin
, por su parte, no puede ser más estereotípico. De hecho, la primera descripción que hace Avril de él es que los tres años que han pasado sin verse le han sentado estupendamente y ahora es un adulto muy atractivo. Por supuesto, nuestra protagonista se siente atraída por él nada más verle, pero se repite durante gran parte del libro que debe olvidarse porque es el hermano mayor de su mejor amiga y además, él vive en Morzine todo el año mientras que Avril vive en Lyon. Pero obviamente, cuanto más se dice a sí misma que debe borrar a Augustin de su mente, más le gusta. El chico también es muy plano: lo único que sabemos de él es que le apasiona el esquí y trabaja como monitor y que según su hermana, tiene un pasado oscuro y fama de mujeriego porque ha estado con muchas chicas a las que parece haberles dado la patada sin contemplaciones. Por supuesto, cuanto más le conoce Avril, menos cree en las palabras de Éva (¿quién le va a conocer mejor, su hermana o la mejor amiga de su hermana?) y más convencida está de que es un buen chico y de que a ella no la va a tratar así. Siguiendo con Éva, su presencia solo sirve para ir gestando un drama que en algún momento tiene que explotar, o bien cuando Avril le confiese que le gusta su hermano o bien cuando esta lo descubra por sí misma. Ya está, es que su personaje no aporta nada más al libro, más allá de las conversaciones que tienen ambas amigas por Whatsapp. Solo está ahí para demostrar que a pesar de haber vivido la mayor parte de su infancia y adolescencia en hospitales, Avril ha conseguido hacer y mantener a una mejor amiga. Pero si no sabemos de los deseos, ilusiones, visiones de futuro... de la pareja protagonista, menos aún sabemos de Éva.

Los padres de Avril son los únicos personajes que no me han resultado insoportables y los únicos con los que he podido empatizar. Eso sí, me repatea el estereotipo de que la madre tenga que ser la sobreprotectora y exagerada que asfixia a su hija porque la considera casi una inválida, mientras que el padre sea el molón que empuja a su hija a divertirse y a disfrutar de sus vacaciones. Lo único que se salva es que Étienne, a pesar de todo, parece respetar la posición de su ex mujer y cuando Avril se enfada con ella (como la niñata quinceañera que es), el padre no aprovecha para arremeter contra Amélie, sino que habla con su hija para intentar que entienda el punto de vista de su madre y que lo que Avril ve como control, es solo amor puro y duro.

Siguiendo con el romance, ha sido bastante ridículo. Un amor adolescente de cabo a rabo protagonizado por dos supuestos adultos. Para empezar, no entiendo por qué Augustin se empeña desde el principio en ayudar a Avril ha combatir sus miedos, cuando para él siempre ha sido tan solo la amiga de su hermana. Además, él tiene sus propios amigos en Morzine (como Jimmy, de quien Éva está coladita) y mucha carga de trabajo por ser la temporada de esquí, pero aun así, incomprensiblemente, encuentra siempre un hueco para ir a buscar a Avril. Por otro lado, la autora da a entender que Avril y Augustin nunca han tenido una relación estrecha, más allá de coincidir cuando ambas amigas estaban juntas, pero de repente, solo con verse un par de veces años después, Augustin se propone como el buen samaritano que es enseñarle a Avril la magia de la nieve y la Navidad. Es evidente que de otra forma no habría historia de amor entre ellos, pero la autora se lo podría haber currado un poco más, digo yo. Además, como era de esperar, en menos de dos semanas surge entre ellos una relación intensa e inquebrantable, un amor para toda la vida por el que Avril está dispuesta a sacrificar lo que sea. De hecho, hay una escena bastante ridícula en la que es evidente que sus padres ven la relación entre ambos chicos como una simple atracción que ha surgido en vacaciones y Avril da un discurso bastante vergonzoso de cómo conocer a Augustin le ha cambiado la vida y la ha ayudado a combatir sus miedos. Es totalmente plausible enamorarse con tanta pasión de alguien en tan poco tiempo, sí, el problema es que, una vez más, en esta novela no es creíble. El romance entre ellos parece el típico cuelgue adolescente, no un amor adulto por el que estás dispuesto a sacrificar lo que sea, que es lo que pretende venderte Avril. Entonces, viendo cómo se van desarrollando los sentimientos entre ellos, cuando llega el drama en los últimos capítulos y Avril tiene que defender su relación con Augustin delante de sus padres... fue un discurso que me dio mucha vergüenza ajena.

En cuanto al estilo de la autora, al igual que el resto de elementos, es plano, sin ninguna emoción, ni frase ni escena que te llegue al corazón, algo que, por lo menos yo, espero encontrar ante un libro de romance. La novela está muy mal escrita, es repetitiva y parece escrita, como he dicho antes, por una prepúber. Los diálogos parecen dichos por niños de parvulario; parece como si la autora no supiera cómo hablan y se expresan los chavales de veinte años y si no fuera porque insisten en su edad en varios capítulos, no creerías que tienen más de 14 o 15. Tanto la trama, como la narración, los personajes y el romance parecen escritos para un publico infantil, pero tratando problemas de adultos. De hecho, surgió cierta polémica en redes porque en Francia Un corazón por Navidad está catalogado como una novela dirigida a lectores de trece años, por lo que mucha gente cree que TBR mintió al venderlo como una historia juvenil. Sin embargo, después de haberlo leído, me parece más acertada la decisión de la editorial española. Sí, el nivel intelectual que se desprende de sus páginas parece de niño de trece años; sin embargo, los temas de los que habla esta obra no están enfocados de ninguna forma a lectores tan pequeños, ni por los temas en sí (acoso sexual, abuso, denuncias de corrupción de menores...) ni por la forma en que estos son tratados. Así que el problema de fondo es que una señora que roza los cincuenta años ha querido escribir una historia de jóvenes adultos como si estos en realidad fueran preadolescentes. Por lo que no es un error por parte de TBR el cambiar de público objetivo, sino que es un error de base del propio libro porque la historia que cuenta es young adult, mientras que la forma de contarla es más bien un middle grade (con todos mis respetos a este género, que no se merece semejante comparación, pero para que me entendáis).

El desarrollo tanto de la trama como de los personajes es nulo. Todos los capítulos son iguales entre ellos, por lo que el sistema del calendario de adviento no funciona. Dado que está pensado para que cada día leas un poco, lo mínimo es que en todos los capítulos pase algo interesante, pero no es el caso. Aunque por otro lado, sigue fielmente el espíritu de los calendarios de adviento comestibles, porque los originales (los de chocolate) también los abres sabiendo que cada día te vas a encontrar una chocolatina, pero sin saber qué forma navideña va a tener esta vez. Pues este libro es un poco igual. Como también dije al principio, es una novela predecible y sabes perfectamente qué dramas va a haber, en qué momento van a explotar y cómo se van a solucionar. Esto no sería un aspecto negativo porque, al fin y al cabo, estas leyendo un romance navideño del que tampoco puedes esperar mucho más. Pero uniéndose a todo lo comentado con anterioridad, es como añadir un clavo más a su ataúd. El final tampoco es destacable porque ves venir a kilómetros cuál va a ser (de hecho en mi caso acerté absolutamente todo lo que iba a ocurrir) y por eso me habría gustado que la autora se hubiera tomado la molestia de hacer algo diferente... pero no.


Si quieres un calendario de adviento, cómprate el de Milka. En serio, más barato y satisfactorio. La idea de Un corazón por Navidad estaba bien: es original y su premisa prometía hacer las delicias de los lectores que disfrutan con romances navideños. Pero es que no hay nada que se salve de este libro. Y mira que yo estaba convencida de que no me iba a gustar, pero por lo menos sí que tenía intención de seguir a rajatabla el leerme un capítulo por día. Pero es que me estaba resultando tan insoportable y aburrido, que me negaba a estar todo el mes torturándome sin sentido.

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