Por qué no debes tener una novia lectora

El otro día, hablando con mi novio, le comenté algunas de las novedades editoriales que deseaba fervientemente en mi estantería. A pesar de que charlábamos a través del móvil, casi pude escucharle suspirar y mirarse el bolsillo, debatiéndose entre su deseo de regalármelos y su relativa pobreza. Así que me dio por pensar en todas aquellas anécdotas divertidas que había tenido con él por culpa de mi obsesión lectora y me di cuenta de que tener una novia amante de los libros tiene más desventajas que ventajas (digo novia porque es desde mi experiencia).

1. Ir de librerías

Versión lectora de ir de tiendas. Cada vez que salgo con él, le termino arrastrando irremediablemente al FNAC, Casa del Libro o cualquier librería interesante que encuentre en mi camino. En ocasiones es él el que me lleva a estos santuarios porque sabe que disfruto en ellos como una enana y prefiere verme feliz correteando por las estanterías a su propio sufrimiento. Y digo sufrimiento porque me detengo delante de cada estante y mesa de novedades al menos diez minutos, revisando libro por libro y decidiendo cuál me quiero comprar. Así que el pobre me va persiguiendo mientras yo saco un libro, leo la sinopsis, me embobo con la portada, ¿me lo compro? No sé, es muy caro, no sé si la trama me convence, ¿y si me llevo este otro? Puedo estar tranquilamente una hora en el FNAC, habiendo mirado 20 libro, descartado 15 y quedándome con 5 en los brazos, preguntándole a mi novio su opinión para saber por cuál me decido. Así que él me mira con una sonrisa, pero yo advierto la exasperación en sus ojos mientras dice "el que más te guste, cariño". Al final salimos hora y media después y pueden ocurrir tres cosas: que salga con las manos vacías, que me lleve un libro pero siga con dudas de si debería haber escogido otro o que esté contenta con mi compra.

2. Es una fecha especial, le regalaré un libro


Ojo con esta. Es un clásico. Como somos lectoras, nuestras parejas tienden a creer que leemos cualquier cosa y que con cualquier libro aciertan. Pues no, queridos. Hay de todo. Hay personas que devoran cualquier folio con letras que caiga en sus manos mientras que hay otras más selectivas, que solo disfrutan con un género concreto. Regalar un libro puede ser un completo acierto o un completo desastre, así que cuidado. En mi caso, depende. Me trago prácticamente cualquier libro de juvenil, pero a veces soy muy tiquismiquis y quejica con las novelas. Si el libro es regalado, me siento fatal si no me gusta o no lo disfruto tanto como debería, así que intento disimular al respecto o, simplemente, ignorar y evitar el tema. Pero bueno, tengo suerte ya que me novio hasta ahora ha acertado de pleno.

3. Podemos estar horas hablando de libros...

... aunque a él le importe un pimiento. Que es lo que suele ocurrir. Cuando una novela me ha emocionado o me ha indignado, puedo estar horas relatándole con pelos y señales lo que me ha gustado y lo que no, si este personaje es demasiado plano o la protagonista muy tonta, si la historia de amor ha sido preciosa etc etc. Y él aguantádolo todo estoicamente, asintiendo de vez en cuando para simular que nos sigue (mentira), aunque a ti te da igual porque no te das ni cuenta de lo ensimismada que estás narrándole toda la historia.

4. Ay como publiquen un libro que llevábamos tiempo esperando

El fangirleo hay que compartirlo con alguien. Y si bien sabes que vas a darle la lata a tu mejor amig@ o a alguien que comparta tu misma obsesión, tu novio no se va a librar. Porque se lo vas a contar o porque te va a pillar dando saltos de alegría ante la noticia. Y claro, si te ve histérica y es un buen chico, te preguntará el por qué y desatará tu vena lectora. Inevitable.

5. Novedades editoriales

Si eres pobre como yo, esto puede convertirse en un dramón. Primero miras lo que se publica, haces una criba de las novelas que te gustaría tener. Estas terminan siendo un montón porque hay mil editoriales y muchos libros nuevos. ¿Qué haces? Darle por saco a tu novio sobre todo lo que se va a publicar, lo pobre que eres, la cantidad de libros que quieres y no vas a poder tener y a ver qué haces y cuál eliges. Y él aguantando el chaparrón, que no distingue entre Maeva y Nocturna, entre un autor y otro, y tan solo mira las portadas que le señalas frenética con cara de pena y de no comprender nada, mientras tú sueltas la retahíla de motivos por los cuales deberías descartar unos en pos de otros. Pero sabes que no sirve de nada porque quieres comprar los máximos posible igual, aun no teniendo dinero. Un drama.

6. No te caben libros en tu estantería... así que tienes que buscar otra solución

De momento solo tiene uno en su casa. Me estoy controlando para que esto no se me vaya de las manos. Pero cuando mi espacio quede gravemente reducido, no descarto esta opción. La cara de cachorro siempre funciona.

Y por ahora creo que ya. He resumido bastante bien la esencia de lo que tiene que sufrir mi pobre pareja. Esto podría extrapolarse con facilidad a algún amigo. Pero así es más divertido. La tortura del más débil.