Saga: Skyward
Editorial: Nova
Año de publicación: 2020 (España), 2019 (USA)
Páginas: 464
Editorial: Nova
Año de publicación: 2020 (España), 2019 (USA)
Páginas: 464
Sinopsis: Este es el segundo libro de una serie epica sobre una chica que guarda un secreto en un peligroso mundo en guerra por el futuro de la humanidad. En el continúan las aventuras de Spensa Nightshade, la joven piloto que ha conseguido un puesto en el escuadrón de defensa de la humanidad contra los ataques alienígenas.
En realidad, ella siempre quiso ser piloto: poder probar que es una heroína, como su padre. Y aunque llegó a lo más alto, los secretos que desenmascaró sobre su padre fueron aplastantes.
Los rumores sobre su cobardía resultaron ciertos. Abandonó su vuelo durante la batalla contra los Krell. Peor aún- se volvió contra su equipo y los atacó. Sin embargo, Spensa está segura de que hay aún más por descubrir en esa historia. Y, si es necesario, viajará hasta el fin de la galaxia para salvar a la humanidad.
Como ya sabéis (básicamente porque no dejo de repetirlo), yo soy fan absoluta de Brandon Sanderson, por lo que por lo general si oigo que saca un nuevo libro no tardo nada en ponerle las manos encima. Además, como ya mencioné en la reseña del tomo anterior a este (Skyward), el inicio de esta nueva serie me lo leí más o menos en 24 horas, así que como os podéis imaginar a Estelar le tenía muchas, muchas ganas.
Lo primero es que mientras que Skyward se centraba principalmente en la ciencia ficción en sí, Estelar me ha recordado muchísimo más a Star Wars. ¿Qué quiero decir con esto? ¿Hay Jedis? Nope, pero sí aliens. En Skyward, lo que le daba interés al libro no era la trama, sino todos los métodos de pelea entre las naves espaciales y cómo se manejaban. Los aliens eran algo que se sabía que estaban ahí y de vez en cuando atacaban, pero tampoco tenían una presencia especialmente intensa. Sin embargo, en Estelar es justo al contrario: todo aliens y casi nada de naves. Y aquí viene la comparación con Star Wars: gran parte de la trama transcurre con Spensa en una ciudad espacial bien lejos de su país natal en la que se encuentra rodeada por multitud de especies alienígenas. O sea: imaginaos Tatooine pero con menos arena y siendo todo bastante más moderno. Personalmente, aunque las distintas especies alienígenas me han parecido muy interesantes a lo largo de todo el libro me encontré constantemente echando de menos las maniobras espaciales y el ambiente de entrenamiento de piloto de Skyward, ya que para mí eso era lo que hacía interesante a la saga y al no encontrarlo en Estelar esa sensación de no querer soltar el libro realmente no la experimenté.
Volviendo a la trama: como ya he dicho, olvidaos de todo el mundo que habíais conocido en el tomo anterior, que no va a aparecer casi nada. Quitando a Cobb (el mentor del grupo de entrenamiento de Spensa) y a Jorgen (el líder de dicho grupo de entrenamiento e interés amoroso), el resto de los personajes prácticamente van a ser sólo mencionados y ya (lo cual es una pena). Esto es debido a que en los primeros capítulos una nave con un alienígena dentro de estrella contra el planeta de Spensa, Detritus. Este alien es un Cytonic como Spensa, por lo que en sus últimos momentos antes de caer insconsciente le pasa telepáticamente a nuestra protagonista las coordinadas del lugar al que se estaba dirigiendo. En uno de sus arranques de valentía mezclada con cabezonería, Spensa decide usar la tecnología de M-Bot para hacerse pasar por el alien y suplantar su posición en Starlight, una ciudad-planeta a la que viaja usando sus poderes cytónicos. En ese lugar en donde transcurre prácticamente el resto de la novela, siguiendo las aventuras de Spensa como espía. La tensión surge de la incógnita de no poder estar siempre completamente seguro de que la naturaleza de Spensa como humana no sea (o haya sido) descubierta, sobretodo porque nuestra chica no tarda mucho en involucrarse dentro del programa militar de la Superioridad, el gobierno enemigo.
Hablando de humanos, en este libro se puede encontrar el tropo de "los humanos son orcos espaciales", ya que al tener Spensa contacto con otros seres, descubre que en todo el universo los humanos están considerados como una raza extraordinariamente violenta e incivilizada, que no sólo están encerrados para asegurar la seguridad del resto del universo (como se descubrió en Skyward), sino que además su estado como prisioneros se usa muy a menudo como un arma política dentro de los círculos de la Superioridad. La Superioridad tiene un título que no engaña: es el gobierno que domina prácticamente toda la galaxia gracias a su posesión del secreto de cómo funciona la tecnología de los hypersaltos. Si un planeta se niega a unirse a ella, la Superioridad le retira todas las rutas comerciales, dejando a dicho planeta aislado y por lo tanto condenándolo a la ruina. Debido a esto, prácticamente todas la especies de la galaxia se esfuerzan por adaptarse sus mandatos, cambiando su forma de gobierno y sus costumbres para poder acercarse cada vez más a lo que la Superioridad entiende como "civilización"... que en su caso es muy simple: si una especie es completamente pacífica y ha logrado erradicar el crimen, dicha especie posee "inteligencia primaria". Si en cambio miembros de dicha especie demuestran conductas mínimamente "violentas" (por ejemplo, quejarse) automáticamente se asume que no poseen dicha inteligencia y son tratados prácticamente como sub-seres, con las especies que sí la poseen llamándoles "especies inferiores".
Sabiendo esto de la Superioridad, es fácil adivinar cómo van a ser las dinámicas entre los distintos personajes: Spensa, al no poder evitar demostrar los sentimientos y pasión de una humana es automáticamente tratada como un ser inferior, por lo que los aliens con los que acaba juntándose son casi una banda de parias: Hesho, un ex-rey de una raza llamada Kitsen que en un esfuerzo por poderse unir a la Superioridad han dejado la monarquía y han adoptado la democracia (que justo tenga a un montón de kitsens dándole de comer y abanicándole es pura casualidad, no sé de qué me hablas); Vapor, un tipo de alien no corpóreo (gaseoso) llamado Figmento al que se le puede ubicar a través del olfato en vez de la vista (y que además, al igual que la mayoría de su especie, es una espía); Morriumur, un Dione todavía en fase de Draft que tiene tendencias ligeramente militares en comparación con su especie (los Diones son miembros principales de la Superioridad y por lo tanto tienen inteligencia primaria) y que al estar en fase de Draft tiene que demostrar su valía para poder existir (Es un poco difícil de explicar. Básicamente los Diones se reproducen con los progenitores fundiéndose entre sí y creando un invididuo que es literalmente la mitad de uno y la mitad del otro. Dicho individuo pasa unos meses interactuando con el mundo y con su familia, y si al final de ese periodo a la familia le convence cómo es el resultado final el nuevo Dione nace, pero si no les gusta los progenitores se separar y vuelven a mezclar entre sí y otra vez a probar. En definitiva: que si Morriumur no demuestra su valía para con su familia no llegará a nacer. Por cierto, uso el término "progenitores" porque los Diones no usan el mismo sistema binario de género que los humanos. De hecho, es habitual que utilicen el género neutro) y por último Brade, una humana registrada y "amaestrada" que le empaquetan al grupo de Spensa.
Como habéis podido ver leyendo todos esos párrafos, la parte fuerte del libro viene más de la mano de las distintas especies de aliens y la política e influencia de la Superioridad. Todos los personajes del grupo de Spensa tienen características muy originales, muchas de ellas causadas por su especie o su cultura, lo que nos permite no sólo explorar cómo es la vida en otros planetas sino que mediante el roce que provocan sus diferencias con el modelo ideal de la Superioridad también podemos saber más de ésta. Por ejemplo, es a través de Hesho por lo que descubrimos que uno de los requerimientos para poder unirse a la Superioridad es adoptar procesos democráticos y abandonar la monarquía, algo que rompe completamente con la cultura y forma de ser de los Kitsens, que se ven obligados a cambiar para que su planeta no quede aislado. La existencia de Vapor nos confirma que la Superioridad no tiene ningún reparo con usar espías... y al mismo tiempo enseña que muchas especies no están de acuerdo con sus métodos, ya que evitan interactuar con Vapor. Mientras tanto, Morriumur nos enseña cómo funcionan los Diones: una especie que al tener inteligencia primaria disfruta de un enorme privilegio, pero en la cual si demuestras cualquier característica considerada mínimamente violenta puedes ser rechazado (y creedme, Morriumur no es para nada violento, es un amor. Lo que pasa es que entre los Diones el hecho de que se te pase remotamente por la cabeza la idea de unirte al ejército ya es impensable). Una especie de gran importancia que no aparece dentro del grupo de Spensa son los Varvax (conocidos por los humanos como los Krell, la raza que les atacaba). Son crustáceos diminutos que para poder interactuar con su alrededor manejan un exoesqueleto lleno de agua, en el que viven. En un principio, al tener inteligencia primaria son extraordinariamente pacíficos, aunque Winzik, uno de ellos, no tiene problemas con manipular a toda la Superioridad con el fin de iniciar una guerra.
Ah, y M-Bot (mi personaje favorito del primer libro) también tiene un arco de personaje, pero es un poco spoiler así que no voy a mencionar nada. Me dio pena y ojalá no le hubiese pasado, eso sí.
En definitiva: Mientras que lo interesante de Skyward eran las naves espaciales, en Estelar te meten de cabeza dentro de la política de la Superioridad y las culturas y características de las distintas especies que se encuentran bajo su mando. Aunque sí que es interesante, yo personalmente prefiero las dinámicas del primer libro, por lo que Estelar aunque sí que me entretuvo y me gustó no me llegó a enganchar igual que Skyward. Eso sí, si os gustan los aliens os recomiendo más Estelar, ya que los que nos encontramos son tremendamente interesantes.
Mi calificación:
Hola!
ResponderEliminarEste lo dejo pasar. No me he leído el primero. Y tampoco soy fan de Star Wars (ni novelas por el estilo) ni tengo la cabeza para politiqueos. Necesito lecturas ligeritas.
Pero gracias por la recomendación!
Tengo muchas ganas de leer a este autor. Me han hablado muy bien de él.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por la reseña.
¡Hola, Daffo!
ResponderEliminarPues sí que son novelas interesantes y me llaman la atención a pesar de no ser tan fanática de la ciencia ficción. Por lo que mencionas, creo que a mí me pasaría al contrario y Estelar me podría gustar mucho más, las distintas especies y su organización me interesa bastante. Algún día los leeré.
Besos☕💗