"Panteón I: Convulsión", Laura Gallego

Título: Panteón I: Convulsión (#5)

Autora: Laura Gallego

Saga: Memorias de Idhún

Editorial: SM

Año de publicación: 2010

Páginas: 445

Sinopsis: Ashran, el Nigromante, ha sido derrotado. Idhún ha sido liberado de la tiranía. Sin embargo, los héroes de la Resistencia no han salido indemnes de la batalla y han pagado un precio muy alto. Ahora los oráculos han vuelto a hablar y sus vaticinios no son motivo de alegría. ¿Qué ocurrirá a partir de ahora?

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CONTIENE SPOILERS DE TRÍADA II: PREDESTINACIÓN

La profecía que prometía la derrota de Ashran el Nigromante gracias a la intervención del último dragón, el último unicornio y un shek finalmente se ha cumplido. Sin embargo, lo que parecía ser el fin de una era sangrienta y el inicio de una turbulenta paz, se ha convertido en algo aún peor. Al ser derrotado se confirmaron con horror sus sospechas de que el Nigromante no era un humano normal y corriente, sino que su cuerpo albergaba algo más, algo infinitamente más destructivo que Ashran y que va a poner en jaque a todo Idhún ahora que ha sido desatado. Además de esto, antes de morir, Ashran le robó a Victoria, a Lunnaris, su cuerno de unicornio, lo que dejó a la muchacha al borde de la muerte y la incapacitó para seguir ejerciendo sus funciones como dadora de magia. Con una Victoria debilitada sin saber si va a sobrevivir o no y con la certeza de que la muerte del Nigromante no solo no ha acabado con el mal, sino que ha desencadenado unas fuerzas mucho peores, Jack y Kirtash se enfrentan al dolor ante el sufrimiento de la joven y la posible pérdida de Lunnaris y, al mismo tiempo, se encuentran en el centro de una lucha milenaria entre los dioses de Idhún que amenazan con asolar el planeta y a todos sus habitantes. ¿Serán capaces los tres héroes de la profecía de, una vez más, salvar Idhún? ¿O se verán abocados a una irremediable destrucción contra la cual no pueden hacer nada?

Nos acercamos ya al desenlace de esta trepidante historia con este penúltimo libro, la primera parte de Panteón. Tras derrotar a Ashran el Nigromante, nuestros tres héroes protagonistas creían que por fin Idhún y sus gentes descansarían y ellos ya no tendría que luchar más. Pero para su desgracia, la caída del mago solo era un prolegómeno de una situación peor que lleva milenios gestándose y que implica a los siete dioses que conformaron Idhún en su nacimiento. Los Seis dioses principales bajarán de su morada en busca de venganza y con ello comenzarán a arrasar ciudades y pueblos y a masacrar a sus habitantes con su fuerza destructiva constituida de pura y feroz energía. Por supuesto, los dioses realmente no son conscientes de la destrucción que crean a su paso, pues para ellos los idhunitas apenas son motas de polvo en su percepción, por lo que Jack y Kirtash, principalmente, tendrán que lidiar con ellos mientras Victoria se recupera de la pérdida de su cuerno.

De los cinco libros que llevo leídos hasta ahora, este ha sido uno de los más interesantes por otros motivos que no se refieren ni a la trama ni a los personajes. Aunque en todas las novelas hemos encontrado descripciones pormenorizadas de las diferentes culturas que habitan Idhún, cuáles son sus costumbres, su modo de vida y sus peculiaridades, es aquí donde se profundiza del todo en ellas. Esto me parece un acierto porque a estas alturas el lector ya está más que familiarizado con los diferentes nombres de las razas que pueblan Idhún y con el ecosistema y los distintos territorios, por lo que la información que se nos ofrece con tanto detalle no resulta abrumadora dado que ya se han ido esparciendo ciertos datos en los libros anteriores que han allanado el terreno para poder explorar definitivamente Idhún y su riqueza. Además de eso, si bien en los libros anteriores poco a poco Laura Gallego iba introduciendo a otros personajes como narradores al margen de los tres protagonistas, de Shail y de Alsan, es en Panteón I: Convulsión donde se puede apreciar que todos los narradores tienen más o menos el mismo peso en cuanto a los capítulos contados desde su punto de vista, por lo que el lector experimenta de primera mano esa riqueza cultural que ya he comentado.

Así pues, por un lado tenemos a Jack y Kirtash. Ambos jóvenes están muy afectados por la convalecencia de Victoria y no saben si la joven va a ser capaz de sobrevivir después de que Ashran le quitara su cuerno por la fuerza. Lunnaris, el unicornio que vive en su interior, está agonizante y nadie sabe si su cuerpo humano va a sobrevivir o van a perecer juntas. Por lo tanto, durante los primeros capítulos los dos chicos se limitan a cuidar de ella y a tratar de descifrar qué son esas fuerzas destructivas que amenazan con desolar Idhún. Cuando Victoria despierta por fin, los caminos de nuestros héroes se separaran. Jack decidirá quedarse en Idhún para ayudar como pueda a la gente a enfrentarse o solucionar el problema de los dioses, mientras que Kirtash se llevará a Victoria a Limbad, ese limbo a medio camino entre Idhún y la Tierra, para que termine de recuperarse. Poco después Kirtash partirá a la Tierra, concretamente a Tokyo, donde tendrá que lidiar con asuntos pendientes relacionados con los shek, los cuales ahora tienen una nueva comandante (debido a la muerte de Ashran) y, además, tienen que planificar cuál será su siguiente paso ahora que su rey y el mago al que servían están muertos. Mientras tanto, Victoria poco puede hacer más que investigar todo lo que pueda acerca de Lunnaris y tratar de entender mejor a los unicornios. Del trío fantástico destaco que Jack por fin parece haber limado asperezas con Kirtash y no se muestra tan celoso y posesivo respecto a Victoria, algo que no soportaba de este personaje, y tampoco ha tenido comportamientos demasiado impulsivos. Parece que finalmente ha madurado y eso es algo de agradecer. De Kirtash no hay mucho que pueda decir sin incurrir a spoilers, pero es un personaje que ha sufrido una evolución espectacular y que está dispuesto a sacrificarlo todo (su familia, su hogar, a sí mismo) para proteger a aquellos a los que ama y las causas que cree justas.

Mi problema en este libro ha sido, sin duda, Victoria. La primera vez que leí Memorias de Idhún no llegué a congeniar con ella, pero en esta relectura estaba entendiendo mejor su punto de vista y su forma de actuar. Sin embargo, como ya comenté en la anterior reseña, su personaje estaba tirando de nuevo por unos derroteros que no me convencían pues estaba rodeada constantemente de un halo de dramatismo extremo que no me gustaba. Por un lado, es un personaje reivindicativo que lucha por que Jack y Kirtash no la sobreprotejan y defiende que puede apañárselas ella solita, algo que admiro. Pero, por otro, Victoria tiende a no escuchar a los que la rodean y es en exceso sentimentalista, por lo que en varias ocasiones toma decisiones en función de su corazón y no en función de la lógica, viéndose en situaciones peliagudas que podrían haberse evitado perfectamente y teniendo que ser rescatada por los demás. Victoria es un personaje de quiero y no puedo que trata de ser independiente y valerse por sí misma, pero no llega a conseguirlo del todo. Se nota especialmente si se compara a este personaje con otros femeninos de la misma autora, donde este modelo de protagonista sí que está más logrado y mejor desarrollado. Es por todo ello que Victoria en este libro me ha resultado bastante cargante y molesta, especialmente cuando tiene escenas de celos con Kirtash (¡!) totalmente irracionales si se tiene en cuenta cómo maneja ella misma su amor por el shek y el dragón.

En cuanto a Alsan y Shail, el primero se ha encerrado en sí mismo debido a la culpabilidad que siente por haber matado a su hermano en la lucha en Nurgon y, además, por seguir creyendo que Jack murió a manos de Kirstash. Será Shail quien con mucho esfuerzo logre encontrarle y llegar hasta él, que ha sucumbido a su lado más salvaje a causa del licántropo en el que se convirtió, y le lleva con él mientras investiga de cerca lo que está sucediendo con los Seis dioses y acude a los Oráculos para tratar de obtener más información. Otros dos personajes que han destacado y han tenido mucho protagonismo en esta entrega han sido Zaisei y Kimara. Como he comentando al principio, en este quinto libro Laura Gallego ahonda aun más en las diferentes culturas que pueblan Idhún y una muestra de ello es el gran peso como narradoras que han tenido estas dos mujeres que, si bien ya eran parte importante de la trama en el libro anterior, aquí lo han sido todavía más. Zaisei es una celeste, una raza profundamente sensible a los sentimientos de los demás y que son capaces de saber qué siente cualquier criatura con solo acercarse. Es una sacerdotisa del Oráculo y el interés amoroso de Shail; en esta novela viajará con la Venerable Gaedalu, una varu (criaturas acuáticas), la encargada de uno de los Oráculos y que está investigando algo relacionado con los sheks y con el Séptimo dios. Zaisei es dulce, atenta y, debido a su enorme percepción, muy empática. Es esa clase de personaje que tiene que caerte bien sí o sí porque es adorable y la bondad personificada. Por otro lado tenemos a Kimara, una semiyan (mitad humana mitad yan, que son criaturas del desierto) que es la primera maga consagrada por Lunnaris después de que los unicornios desaparecieran. Es una chica muy fuerte y con mucho carácter que se ha unido como piloto al equipo de dragones artificiales que se crearon para luchar contra los sheks. Kimara es un personaje que no me termina de caer bien por ser tan temperamental y por querer hacer las cosas constantemente a su manera. Además, está enamorada de Jack y eso hace que tenga algunas escenas de celos.

Lo último reseñable es la trama. La estructura de Panteón I: Convulsión recuerda un poco a la de la tercera novela, pues es el prefacio de una nueva lucha, por lo que nos encontramos fundamentalmente a personas preparándose para el siguiente enfrentamiento y tratando de recoger más información sobre la creación de Idhún, la implicación en ella de los dioses, información sobre los propios dioses y, cómo no, sobre los sheks, los eternos enemigos. Una vez más, la trama está dividida claramente en dos: por un lado, la que transcurre en Idhún y, por otro, la que acontece en la Tierra con Kirtash y Victoria.

Esta novela sorprende porque como lector piensas que todo acabó en el anterior libro, con la muerte de Ashran, y no imaginas que la autora te tiene preparada una sorpresa aún más grande. Es un libro repleto de acción (aunque esta no sea bélica, sino de otro tipo) y que nos ayuda a comprender mejor Idhún, a sus gentes, su cultura y sus creencias. Además, te deja con ganas de más y de averiguar cómo se resuelve la historia, pues en Panteón I: Convulsión se abren una serie de nuevas posibilidades de lo más interesantes que tengo muchas ganas de explorar en la última novela que cierra la saga.