Cuéntame tu historia I - Cuando tu sonrisa se pierde

¡Que dé comienzo el espectáculo!

Aunque tenemos pocas aventureras en este inicio de travesía, creo que comenzar a leer las historias que se pasan por esas cabecitas pensantes va a ayudar a que más gente se anime a unirse a nosotras. Así que, oficialmente esta iniciativa está inaugurada ;)

Como esta primera prueba es más bien una toma de contacto, vamos a empezar por algo sencillito para que no os calentéis demasiado la cabeza. El personaje va a ser muuuuy simple, aunque estoy segura de que podéis hacer maravillas con él. Yo misma voy a participar en esta ocasión, espero que no sea muy desastroso :')

Ficha del personaje:

Nombre: Marco

Físico: castaño oscuro, ojos marrones, andar desgarbado

Personalidad: fuerte, frío

La voz metálica anunciaba los trenes, sus paradas y sus horarios de forma metódica y con un deje de aburrimiento que se podía notar pese a su robotización. Miré mi billete y alcé la vista hasta el panel luminoso y parpadeante donde se mostraban los mismos trenes que sonaban por megafonía. Compré por décima vez que el número cuadraba y me levanté, mochila en mano, dispuesto a pasar por todos los trámites rudimentarios. Media hora después, me encuentro acomodado en el asiento mullido del AVE que me llevará a mi destino. Rezo para mis adentros que ningún niño molesto perturbe mi viaje y no tenga que arrepentirme de no haber adquirido vagón silencioso en mi compra. No estaba de humor para soportar a críos insolentes y traviesos. A decir verdad, hacía un mes que no estaba de humor. En absoluto.

Exploré mi móvil en busca de las infinitas posibilidades musicales que me ofrecía. Mi parte lógica apremiaba por una canción rítmica y animada. Pero mi yo masoquista martilleaba mi cerebro con la exigencia de una canción menos alegre. Al final, mi alma desgastada optó por la segunda opción y le di al play. Red cantó por mis auriculares. Never be the same. Es curioso como una simple canción puede describir hasta el más profundo de tus sentimientos sin conocerte.

I know you, who are you now?

Look into my eyes if you can't remember.

Do you remember?

I can see, I can still find,

you're the only voice my heart can recognize.

But I can't hear you now.

"Tú eres la única voz que mi corazón reconoce. Pero ahora no puedo escucharte", susurré, observando el paisaje que se desvanecía ante mis ojos. La melancolía me iba invadiendo y era una buena sensación. Quiero decir, no es lo mismo estar nostálgico que animado, hay una diferencia importante entre ambos estados y en ellos influye la felicidad. Pero en mi caso, esa emoción era mejor que no sentir nada. La música se iba sucediendo, a la misma velocidad que el campo en el exterior, pero esos versos seguían en mi cabeza y me acompañarían el resto del día. Tras dos horas en la misma posición, el tren finalizó su recorrido y me apeé, mochila al hombro. Mi destino se encontraba a diez minutos, eché a andar. Mi paso, habitualmente desgarbado, se había convertido en una mueca pasada de lo que fue. Fragmentos de recuerdos se agolpaban en mi mente según reconocía las calles por las que iba caminando. Trataba de acallarlos, ignorarlos, pero ellos eran más fuertes que yo. Veo su figura correr hacia mi, provocando un remolino de hojas caoba a su paso. El pelo largo y moreno flotaba y se unía al viento. Su risa resonaba en las calles medio vacías. Tan real y doloroso.


I'll never be the same.
I'm caught inside the memories, the promises
are yesterdays and I belong to you.
I just can't walk away
'cause after loving you
I can never be the same.


Llamo al telefonillo y una voz que conozco muy bien me responde y me abre. Subo y su dueña me recibe. Su aspecto es más deplorable que el mío pero veo una chispa de ánimo al verme en su rostro, ajado por los años.

-Pasa, te estaba esperando. -sus movimientos fluidos, a pesar de la edad, sus ojos, su pelo que ya va siendo cano. Todo me recuerda a ella. Todo.

-Gracias. -mi voz suena más entera de lo que pensaba y me quedo de pie, en el vestíbulo, sin saber muy bien cómo actuar. Parece mentira que apenas un mes antes estuviera en el mismo lugar. Cómo había cambiado.

-Ya sabes donde está. Te dejo solo. -y con esa premisa, se marchó en dirección a la cocina, arrastrando los pasos con ella. Escuché el tintineo de vasos y me alejé por el pasillo.

Estiré mi mano y posé los dedos en la rugosa pared, trazando el recorrido que mis pies hacía. Al llegar a la puerta que buscaba, me detuve. No podía. Simplemente no podía pasar aquel umbral. No estaba preparado.


And how can I pretend I've never known you?
Like it was all a dream, no.
I know I'll never forget
the way I always felt with you beside me
and how you loved me then, yeah.


Respiré hondo. Rocé la madera. La empujé. Entré.

Todo estaba igual. Exactamente igual que hace un mes. Su madre no había tocado nada. La ropa a medio usar, tirada de cualquier manera encima de la silla. La cama repleta de peluches y con varios libros abiertos. La veo ahí, sentada sobre el colchón, apoyada contra la pared y con uno de ellos en el regazo. Está concentrada en la lectura. Frunce el ceño cuando no entiende algo, estira las comisuras de los labios en una sonrisa cuando algo le divierte. Ah, ahora se coloca un mechón rebelde de pelo tras la oreja. Siempre que estaba leyendo un libro, tenía por costumbre dejarlo en cualquier sitio. Si la lectura era adictiva (y para ella siempre lo era) se pasaba la mayor parte de su tiempo con la novela en la mano, yendo de un lado al otro según necesitara, pero siempre con su inseparable amigo. Te lo encontrabas en la mesa de la cocina si había ido a por un vaso de agua, en el sofá si se ha recostado entre sus suaves cojines. Era difícil verla sin un libro. Y eso me encantaba. Podía pasar horas observándola mientras pasaba páginas, absorta en su contenido.

Doy otro paso al interior de su cuarto, acercándome en sigilo hasta su cama, sentándome. Estanterías llenas de sus obras favoritas, de figuras. Paredes con pósters de series, grupos, videojuegos. Me dejo caer hacia atrás y automáticamente, su olor llega hasta mi. Una mezcla de chocolate y menta que me volvía loco cada vez que se acercaba a mi. Solía gustarle que la abrazara por detrás y hundiera mi cabeza en el hueco de su cuello, oliendo su perfume. Los recuerdos se agolpan y me abruman. Creí que lo tenía superado, pero jamás lo superaré. ¿Cómo te recuperas cuando el amor se va, de golpe, sin avisar?

Acaricio sin pensar su almohada. Casi puedo escuchar el crujir de las sábanas y sus gemidos suaves, mis besos sobre su piel, mi nombre en su boca. Me dejo arrastrar por aquel pasado, por el tiempo en el que me consideraba el hombre más afortunado del mundo solo por estar entre sus brazos. Hacer el amor no me daba placer. El verdadero placer era despertar a la mañana siguiente y saber que su cuerpo desnudo iba a estar a mi lado, que su rostro dormido iba a ser lo primero con lo que me iba a encontrar. A eso le llamaba paraíso.


Me deslicé hasta el suelo, quedando mi espalda contra la parte baja de la cama. Me dolía el pecho, dolía demasiado. Una presión grande para un corazón tan pequeño. ¿Por qué has tenido que irte tan pronto? ¿Por qué has tenido que dejarme solo en un mundo del que te has llevado su sentido? Alzo la vista y me topo con mi reflejo. El espejo está lleno de post-it. Me devuelve una imagen distorsionada de mi mismo. ¿O ese soy realmente yo? El cansancio que siento está patente en mi cara. Unas enormes ojeras adornan mis ojos marrones. Solías decirme que te gustaban porque, a pesar de ser comunes, brillaban con una luz especial. Nunca te dije que esa luz era la que tú desprendías. Mi pelo castaño oscuro está revuelto, parece que hace semanas que no ve un cepillo. Quizá sea así, no lo recuerdo. Cuando me crecía un poco, tus manos revoloteaban sobre él dispuesta a hacerme trencitas o coletas o lo que pudieras. Yo me negaba en rotundo hasta que tú me hacías cosquillas y después me besabas. Y claro, cómo resistirme a eso, a tu encanto.

Me incorporo despacio, sin ganas, y me dirijo hacia la cómoda de su lado derecho. Encima hay fotos. Nuestras. El nudo de la garganta se hace más intenso y siento que el aire no llega bien a mis pulmones. En todas las fotos sales con una sonrisa deslumbrante y que te hace preciosa. Y yo salgo con una expresión enamorada patética que me hace sentir añoranza. La foto enmarcada más grande es, paradójicamente, la que menos me gusta a mi y la que mas te gusta a ti. La cámara me retrató con sonrisa de imbécil. Recuerdo muy bien ese momento. La foto la hicimos después de nuestro primer beso, de ahí mi sonrisa. En cambio, tú sales radiante. Te la regalé por nuestro aniversario. Yo la odiaba pero sabía que significaba mucho para ti, así que me olvidé de mis reservas y la enmarqué. Solo para ti.


You led me here,
then I watched you disappear.
You left this emptiness inside 
and I can't turn back time.
No, stay!

Nothing compares to you.
I can't let you go.


Cojo el marco con delicadeza y con la yema del dedo índice rozo tu imagen, como si por esa simple acción fueras a aparecer a mi lado. Cuando voy a dejarla, cae un papel que estaba enganchado. "Para Marco", reza con tu inconfundible letra. El corazón se me encoje y me tiembla el pulso. Desdoblo la hoja.


No me queda tiempo. O sí. No lo sé. Pero antes de que esto termine y tu sonrisa se apague (porque sé que lo hará, te conozco demasiado bien), quiero dejar constancia de esto. Te lo he dicho muchas veces, pero una evidencia por escrito es lo mejor para los dos. Así, cuando me eches de menos, tan solo échale un vistazo a estas palabras escritas porque en ellas está mi corazón al descubierto. Te quiero. Te quise desde el día en que me miraste por primera vez y no es algo que vaya a cambiar como la dirección de las gotas de lluvia dependiendo del viento o la forma de los copos de nieve. Esto no varía. Esto es eterno. Esto somos nosotros.

Mi fortaleza se desmoronó poco a poco. Tú eras la única persona capaz de destrozar esa capa de frialdad con la que envolvía mis sentimientos. Y una vez más, aun estando tan lejos de mi, lo has vuelto a lograr. Da igual la circunstancia, siempre lo consigues. Lloré. Lloré como no lo había hecho desde tu muerte. Lloré tanto que acabé sentado en el suelo, con el cuerpo convulsionando por la fuerza de mi llanto. Lloré tanto que sentía mi corazón golpeando el pecho con cada sollozo. Te había perdido sin posibilidad de recuperación y después de un mes estaba siendo plenamente consciente de ello. Te has ido y esta vez es para siempre. Un siempre que quema y me desgarra lento pero certero. No quiero. No quiero. No quiero. Pero es así. Cuando salgo de tu cuarto, el único objeto personal que he conseguido llevarme ha sido ese pedazo de papel y tu perfume. ¿Qué queda de mi cuando tu sonrisa se pierde?


I'll never be the same,
not after loving you,
not after loving you, no.

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Desde luego, no va a ser el próximo betseller y no es que sea una historia super imaginativa, pero algo es algo, ¿no? Estoy ansiosa por ver las vuestras y qué le ocurre a vuestro Marco :) Si queréis, cuando estén terminadas dejad el link por aquí abajo, en comentarios, y yo os leeré feliz de la vida.

PRÓXIMO PERSONAJE: 17 de octubre

Trocitos de nuestra historia

Sheila: Por amor siempre se hacen grandes locuras
Gema: Polos negativos
Ivet Sarkis: blog Las Vigilantes de Sueños
M. A. Álvarez: Pobre Marco
Chez Lolita: "Hurricane coming all around us"
Gisela: Cuéntame tu historia I
Bookdreamer: Marco
Fox Girl: Trabajo, bares y peleas