-->

domingo, 17 de marzo de 2024

"El pozo de Granados", Saray Ramírez

Título: El pozo de Granados

Autora: Saray Ramírez

Editorial: autopublicado

Año de publicación: 2023

Páginas: 221

Sinopsis: En los recuerdos de Abel, la línea entre lo sobrenatural y la locura se desdibuja peligrosamente. Con su vida personal en ruinas, se ve obligado a regresar al pueblo que lo vio crecer. En él se enfrentará no sólo a sus demonios internos, sino también a los traumas de la infancia. La muerte de cientos de cerdos en la granja familiar no fue lo único que marcó su vida. Una noche de aventuras junto a sus hermanos en la finca de Granados pudo haber acabado en Abel cayó al interior de un pozo donde un evento paranormal lo salvó de la muerte. Eso sí, a cambio de destruir su vida. Atrapado en un torbellino de recuerdos y resentimientos, mientras la llamada del pozo de Granados lo arrastra a un mundo de presencias oscuras, Abel tendrá que luchar contra sus sentidos y aceptar una verdad que lleva atosigándolo desde hace treinta años. ¿Podrá sobrevivir a la pesadilla que lo acecha, o caerá presa de su propio delirio y del poder que lo atrae hacia el abismo?

Dicen los rumores que Eulalio Granados antes de morir ocultó su fortuna en alguna parte de su finca. Y aunque sus trabajadores invirtieron tiempo y esfuerzo explorando cada rincón de la misma y no hallaron nada, esa leyenda siguió latente durante mucho tiempo. Hace treinta años, Abel, sus dos hermanos y un par de amigos se escaparon de casa en mitad de la noche, convencidos de que el dinero se encontraba al fondo del pozo de la finca y debían encontrarlo antes de que lo sellaran. Lo que no se imaginaban era que esa inocente excursión se convertiría en su peor pesadilla: Abel cayó al pozo y lo que encontró allí, le dejaría secuelas de por vida. Ya de adulto, esa experiencia traumática se convirtió en terrores nocturnos que, inevitablemente, afectan a su matrimonio, hasta el punto en que una noche se despierta con los alaridos de su mujer a quien estaba intentando estrangular. Así pues, su esposa le da un ultimátum: o acude a un psicólogo para solucionar lo que se oculta en su cabeza, o su matrimonio está roto. Abel sabe que nadie, ni siquiera un profesional, le va a creer si cuenta lo que verdaderamente ocurrió aquella noche, por lo que decide huir al pueblo donde todavía viven sus padres y su hermano pequeño para aclararse las ideas. Sin embargo, en contra de su voluntad, regresar al origen le obligará en cierto modo a enfrentarse a su pasado. Parece que la criatura que estaba dormida en el pozo ha despertado y busca desesperadamente extender sus ramas para alcanzar a Abel y recuperar lo que es suyo.


Abel sabe que lo que vivió dentro del pozo aquella fatídica noche es real; pero a su vez, es consciente de que nadie le va a creer porque fue una experiencia de índole paranormal. Por eso ha guardado silencio durante tantos años, incluso aunque su decisión haya desencadenado que esté al borde del divorcio. Esta situación tan precaria le empuja a refugiarse en la casa de la que huyó en cuanto tuvo oportunidad, regresando de nuevo al pueblo con sus padres. Allí le espera un padre que parece que no tiene ni voz ni voto, una madre profundamente religiosa y que le reprocha a Abel haberlos abandonado por irse a la ciudad, y Benja, el ojito derecho de su madre no solo por ser el pequeño, sino también por haber sido el único de sus tres hijos que decidió quedarse en el pueblo con ellos. Volver a casa significa recordar, por un lado, por qué se fue lo más lejos que pudo de su familia y, por otro, aquella excursión nocturna que parece acecharle en la oscuridad. Aunque su intención no era enfrentarse a sus miedos, las sombras que se cuelan en su habitación, las ramas que parecen perseguirle y la sensación de que hay algo ahí fuera que le está buscando, le obligarán a rememorar lo que ocurrió y a revivir una vez más el terror.

Abel es un personaje que al principio de la novela me frustraba bastante debido a que no quería solucionar sus problemas maritales. Sus terrores nocturnos no eran algo nuevo en el matrimonio y Selene, su mujer, llevaba un tiempo exigiéndole que hiciera algo al respecto porque les estaba afectando como pareja. Pero como Abel tiene la certeza de que lo que vio en el pozo era de carácter sobrenatural, se niega a hablarlo con un psicólogo, por lo que su esposa, asustada, decide marcharse de casa hasta que entre en razón. Entiendo que no quiera contarle a alguien con pelos y señales lo que vivió porque si está convencido de que fue de índole paranormal, probablemente ese alguien no le crea. Pero digo yo que podría haberse limitado a contar su experiencia aludiendo a que era un niño y, por lo tanto, debido al miedo su percepción de la realidad pudo alterarse. Además, se cierra en banda a buscar un remedio satisfactorio a sus problemas incluso por mucho que Selene se lo suplique, prefiriendo que su matrimonio se vaya a pique por muy enamorado que esté, antes que confesar en voz alta qué fue lo que sucedió. Exceptuando esto y todo lo referente a la pareja, conforme vamos conociendo a Abel y, sobre todo, a su familia, podemos entender mejor cuál es su personalidad y su forma de ser. Las relaciones familiares que se dan en este libro son muy realistas y estoy convencida de que o bien las hemos experimentado en nuestras propias carnes o bien conocemos a alguien cuya familia sea así. Abel nació y se crio en un pueblo de España, por lo que la mentalidad de sus padres es bastante cerrada. Su padre se dedicaba a la matanza de cerdos (una costumbre muy arraigada en la zona rural española) y pretendía inculcarle a sus hijos ese trabajo. Abel siempre lo detestó y fue una de las razones que le empujaron a querer marcharse de allí; eso, y que las alternativas laborales no eran mucho mejores. Otro motivo fue Selene, una mujer urbanita de la que se enamoró y que desde el principio fue odiada por su madre, pues considera que es quien le arrebató a su hijo de sus brazos y se lo llevó de casa. La relación entre ambas siempre ha sido muy tensa (normal cuando tu suegra te odia), por lo que la madre se alegra de que haya problemas en el matrimonio de su hijo, una actitud que no ayuda nada al propio Abel que no tiene energías ni ganas de lidiar con los comentarios venenosos de su progenitora. Además, tampoco mejora las cosas el hecho de que esta critique sin pudor a su hijo mayor por haber "abandonado a su familia", comparándole constantemente con Benja, su hermano pequeño y quien encarna a la perfección lo que su madre considera un buen hijo: es decir, alguien que ha seguido los deseos de su madre sin rechistar. Lola, la tercera hermana, tampoco se librará de los insidiosos comentarios de su madre cuando acuda al pueblo a consolar a Abel. Para una mujer que es profundamente religiosa, que su hija sea lesbiana es de lo peor que le pude pasar. Aunque Lola no quiere reconocer abiertamente su sexualidad, todo el mundo lo sospecha, pero nadie quiere decirlo en voz alta por temor a las represalias de la matriarca.

Así pues, en este contexto es fácil ponerse en la piel de Abel y entender por qué él y Lola huyeron en cuanto pudieron. Los personajes están muy bien caracterizados y considero que la autora capta a la perfección la mentalidad cerrada que aún mantienen algunas personas mayores, especialmente aquellas que han vivido toda su vida en el pueblo y no han conocido nada más allá. Una cerrazón de mente y unas costumbres tan arraigadas que perjudican la libertad de sus hijos y que empeoran las relaciones familiares aunque a veces ni se den cuenta. En realidad, la autora disfraza una crítica a este tipo de personas bajo una historia de corte paranormal que, pese a estar en primer plano y ser el motor de la trama, no es lo más importante una vez indagamos bien en la novela. El contraste entre lo rural y lo urbano resulta ser un tema central. Los miedos de Abel no se limitan a lo que encontró en el pozo cuando era un niño, sino que incluyen la presión ante las expectativas paternas, la losa de sentir que ha defraudado a sus padres por no haber seguido el camino que habían trazado para él (continuar con el trabajo de su padre en la matanza, casarse con una chica del pueblo y, en definitiva, desarrollar su vida bajo las alas de su madre), el sentirse constantemente despreciado e invalidado por esto último y, por supuesto, el hecho de que tiene problemas con su mujer que están lejos de solucionarse.

A ese cóctel explosivo que crisparía los nervios de cualquiera, se unen las alucinaciones y la sensación constante de que lo que habita en el pozo parece que le está buscando. Cuando cae la noche, Abel siente que le vigilan, ve siluetas en las paredes y una sensación de angustia le oprime el pecho. Mientras no deje de huir y no encuentre el valor para enfrentarse a su trauma, la finca de Granados seguirá persiguiéndole en sueños. Lo que mantiene en vilo al lector es, sin duda, averiguar qué es exactamente esa pesadilla. A cualquier niño le supondría una experiencia terrorífica caerse a un pozo en mitad de la noche y estar allí dentro un buen rato hasta que por fin consiguieran sacarle; no obstante, el verdadero terror de Abel reside en lo que sea que había allí dentro, algo oscuro y siniestro que el protagonista no nos quiere contar porque le da pánico recordarlo. Y pese a que el estímulo sobrenatural era el gancho perfecto para esta novela, ha sido lo que más ha flojeado para mi gusto. Si bien la autora sí que sabe mantener la intriga, dado que hasta las últimas páginas no tenemos la certeza de saber qué oculta el pozo maldito, no puedo decir lo mismo respecto a la tensión. Las escenas más terroríficas se me quedaron muy cortas, no por la dosis de terror en sí, sino porque la autora no sabía describirlas para que dieran miedo. Abel se enfrentaba a esos momentos con un aplomo que no cuadraba en absoluto con los pensamientos de terror que aullaban en su cabeza. Mientras la autora intentaba hacernos creer que estaba aterrorizado, lo cierto es que describía la situación con una templanza de quien está describiendo el tiempo que hace, por lo que me sacaba mucho de la historia. Por ejemplo, hay un momento en el que Abel se supone que se topa con un espíritu errante que es conocido en las leyendas del pueblo, un hombre con una guadaña que es usado por los adultos para asustar a los críos y a quien Abel también teme; pues bien, cuando ocurre ese encuentro, una vez más la autora te lo describe de tal forma que parece que a Abel no le afecte en absoluto. Es por esto que, si estáis buscando una lectura de horror, no recomendaría esta novela porque es su punto más débil. De hecho, casi diría que es más bien realismo mágico con un toque de terror.

Eso sí, el estilo narrativo de la autora es magnífico y en ese aspecto fue una delicia leer este libro. Asimismo, tal y como he comentado antes, se le da bien mantener la intriga y la atención del lector, por lo que hasta prácticamente el final no podemos hacernos una idea de qué es lo que guarda el pozo en sus profundidades. De hecho, fue muy satisfactorio cómo la autora resolvió el misterio y lo que escondía detrás aquella fatídica excursión y considero que no había mejor desenlace posible. También me gustó mucho cómo se fueron desarrollando las relaciones intrafamiliares, especialmente en lo que se refiere a Benja, el hermano menor. Al principio lo conocemos desde los ojos de Abel y es un personaje que produce mucha rabia porque ha dedicado su vida a hacer todo lo que su madre esperaba de él, sin asomo de personalidad propia y sin mostrar estar mínimamente afectado por ser usado por esta para ridiculizar al resto de su prole. No obstante, llega un punto de la novela en el que la autora se mete en sus pensamientos y podemos comprender mejor qué es aquello que no verbaliza y cómo sufre por la situación en la que se encuentra, pese a que no lo diga en voz alta. La autora trata otros temas muy interesantes como la vida en el pueblo y sus costumbres, la homofobia, la salud mental o la religión llevaba al extremo de controlar el pensamiento y el día a día de los creyentes.


El pozo de Granados ha sido una buena experiencia lectora y un buen primer contacto con esta autora. Me habría gustado que el componente de terror hubiera tenido más peso y hubiera estado más trabajado porque al final es lo que "te vende" la sinopsis, el motivo principal por el que yo quería leer este libro y lo que más ha flojeado para mi gusto.

2 comentarios:

  1. Hola es una pena que la parte de terror estuviera flojo, fue lo que me llamo la atención de la portada y sinopsis, así que lo dejo pasar, saludos

    ResponderEliminar
  2. Gracias por su disposición a tratar temas controvertidos con honestidad y respeto.

    ResponderEliminar