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sábado, 17 de agosto de 2024

"Brujas de viaje", Terry Pratchett

Título: Brujas de viaje (#3)

Título original: Witches Abroad

Autor: Terry Pratchett

Idioma original: inglés

Saga: Mundodisco (#12), Las Brujas (#3)

Editorial: DeBolsillo

Año de publicación: 2004

Páginas: 315

Sinopsis: Parecía un trabajo fácil... Después de todo, ¿cuán difícil puede ser el asegurarse de que una sirvia no se case con un príncipe? Pero para las brujas Yaya Ceravieja, Tata Ogg y Magrat Ajostiernos, en ruta hacia la distante ciudad de Genua, las cosas no son nunca tan simples... Después de todo, solo disponen del vudú de la señora Gogol, un gato tuerto y una varita mágica de segunda mano que solo hace calabazas. Deberán enfrentarse también a la Madrina en persona, quien ha hecho al Destino una oferta que este no puede rechazar. Y, finalmente está el poder absoluto de los Cuentos. Los sirvientes deben casarse con los príncipes. De eso se trata. No se puede luchar contra un final feliz. Al menos, hasta ahora...

CONTIENE SPOILERS DE BRUJERÍAS

La Muerte ha venido para llevarse a Desiderata, el hada madrina del reino de Genua. Y aunque ella está lista para partir, todavía tiene asuntos pendientes con su protegida, por lo que deja atrás su varita mágica con instrucciones muy precisas destinada a una de sus amigas brujas, Magrat Ajostiernos. En su petición, le encomienda a esta que se convierta en la nueva hada madrina y que, como tal, encuentre a su ahijada Enta, quien vive encerrada y escondida, y que haga todo lo posible por evitar que se case con el Duc, el rey de Genua. Que un noble se fije en una simple y desarrapada sirvienta solo sucede en los cuentos de hadas, pero Magrat está dispuesta a cumplir la última petición de Desiderata y demostrar que es lo suficientemente capaz y habilidosa como para llevarla a buen término. Sin embargo, el hada ha incluido una posdata que es la más difícil de respetar: que Yaya Ceravieja y Tata Ogg no vayan con ella y no metan las narices. Demasiado tarde, pues ambas brujas están muy interesadas en encontrar a toda costa la varita de Desiderata y cuando Magrat acuda a casa de esta para cumplir sus últimas voluntades, Yaya y Tata se enterarán de su misión. Así que, haciendo caso omiso al deseo expreso de su amiga e ignorando abiertamente las súplicas de Magrat, que no solo quiere seguir a rajatabla las instrucciones, sino también demostrarse a sí misma y a las demás que no necesita ayuda para las tareas más simples, Yaya y Tata se apuntarán al viaje. Y pese a que Magrat se autoproclama líder de la expedición (después de todo, iba expresamente dirigida a ella), Yaya Ceravieja tiene otra opinión al respecto. Así pues, las tres brujas iniciarán su aventura hacia el extranjero con el firme propósito de evitar que un Duque se fije en una simple sirvienta, por más que les resulte una inquietud poco razonable dado que esos milagros solo ocurren en los cuentos de hadas... ¿verdad?


Terry Pratchett nos vuelve a deslumbrar con el icónico trío de brujas protagonistas dentro del Mundodisco. Como ya comenté en mi anterior reseña, pensaba que sería una saga al uso donde cada libro continuaría con la historia planteada en el anterior. Sin embargo, cada novela narra una aventura distinta y lo único que tienen en común es las idas y venidas de Yaya, Tata y Magrat. Si bien es cierto que, en el caso de esta tercera entrega, hace alusiones a sucesos del segundo libro, me sigue doliendo que nos hayamos olvidado por completo de Eskarina, la protegida de Yaya en el primero. Dejando eso a un lado, en esta ocasión nuestras brujas favoritas se van a ver envueltas en una de las magias más poderosas, la de los cuentos de hadas que deben transcurrir según han sido creados, sin interrupciones ni desvíos. Así, el cuento principal que se desarrolla es el de Cenicienta, donde tenemos a una joven que vive aislada y trabajando duramente como sirvienta y cuya hada madrina tiene que prepararla para el baile real, donde conocerá al Duc, gobernante de Genua, y ambos se enamorarán perdidamente. Solo que Desiderata, su hada madrina, ha encomendado a Magrat que haga lo posible por evitar que el cuento se desarrolle de la forma prevista. En esta ocasión, es perentorio que Enta no se case con el príncipe azul, pues de lo contrario algo terrible pasará. Para ello, Magrat tendrá que convertirse temporalmente en hada madrina (aunque como ella apunta, no hay diferencias entre hadas y brujas, más allá de que las primeras ponen su magia al servicio de los deseos de los demás de forma altruista), así que equipada con una varita que no sabe usar, con las notas tomadas por Desiderata y, para su desgracia, acompañada de Yaya y Tata, emprende su viaje al extranjero, dispuesta a realizar su última voluntad a toda costa.

Durante este periplo, se irán desarrollando diversos cuentos cuyas historias tendrán que sortear: Blancanieves, El mago de Oz, Caperucita Roja, Los tres cerditos...; y es que, como he comentado, estas leyendas son imprescindibles para la novela y no solo como mera referencia a las mismas, sino porque existe cierto tipo de magia que se alimenta de los finales felices y, para lograrlos, los cuentos son fundamentales. Como se deja entrever en los primeros capítulos, el hada madrina buena, Desiderata, tiene también su contraparte mala, Lily, quien vive por y para los cuentos y, mediante el poder que le proporcionan los espejos, hará lo que esté en su mano para mantenerlos vivos y para llevarlos hasta el final. Detrás de este deseo irracional por la felicidad autoimpuesta, se esconde algo oscuro, algo que Yaya parece percibir desde el principio y que le asusta enormemente, pero que no se atreve a poner en palabras.

En Brujas de viaje vemos cómo se afianza y, al mismo tiempo, se agrieta la relación que existe entre el trío protagónico. Hasta el momento, no han pasado mucho tiempo juntas, más que el necesario para hacer sus cosas de brujas, por lo que no habíamos podido apreciar cómo era realmente su relación. Sobre todo entre Yaya y Magrat. Yaya y Tata se conocen desde hace años y puede decirse que son buenas amigas, pues lo saben todo la una de la otra. Sin embargo, Magrat es la más joven y la reciente incorporación al aquelarre, por lo que los encontronazos con Yaya son constantes. Cada una tiene una forma diferente de hacer las cosas y, sobre todo, de concebir la magia, lo que hará que los rifirrafes entre ellas sean continuos. Para Yaya, la magia de las brujas y la que ella emplea es la cabezología, que más que magia como tal consiste en ser terca como una mula y que las cosas sucedan a base de pura fuerza de voluntad. Ella tiene muy claro que las cosas son como tienen que ser y es muy difícil, por no decir imposible, hacerla cambiar de opinión. Por su parte, Magrat es mucho más inocente y soñadora y para ella el significado de la magia es usarla para facilitarte la vida a ti y a los demás y para ayudar a la gente a que su día a día sea más llevadero. A esas visiones tan distintas se une que Magrat está un poco resentida por que Yaya y Tata se hayan autoinvitado a su misión en Genua y que, aun siendo ella la "líder" teniendo en cuenta los deseos de Desiderata, sus opiniones al respecto son ignoradas sistemáticamente por Yaya. Ceravieja sigue viéndola como alguien joven e inexperta, frente a su amplia y más que comprobada sabiduría, por lo que asume que las cosas tienen que ser como ella dice, desestimando la mayor parte de tiempo las objeciones de Magrat. Además, el hecho de que esta tampoco sea capaz de usar la varita de Desiderata correctamente (ya que no tiene instrucciones y no parece que quiera hacer algo más allá de convertirlo todo en calabazas), refuerza la idea de la inexperiencia de Magrat. Tata (junto con su gato Greebo, un bicho muy independiente y con muy mala leche que las acompaña en su viaje) estará en el medio de ambas para suavizar sus discusiones, al tiempo que intenta hacer comprender a Magrat por qué Yaya hace lo que hace.

He de decir que, aunque Yaya se había convertido en mi bruja favorita de las tres en los los libros anteriores, en esta novela no he podido evitar enfadarme con ella en varios momentos. Si bien es cierto que es la más experimentada de las tres, no solo en cuanto a magia, sino también en cuanto a la vida, su constante menosprecio a cualquier opinión de Magrat cuando esta no iba acorde a su propia opinión me parecía totalmente injusto. En vez de exponer su punto de vista o explicarle por qué su propuesta era errada, simplemente invalidaba su comentario y se terminaba haciendo lo que ella decía. Además, el hecho de que Magrat sea torpe y no tenga tanta trayectoria en el tema de la brujería, lo cuál demostraba cada vez que quería ayudar, no hacía más que reforzar la terquedad de Yaya. De hecho, la dinámica entre las tres recuerda mucho a la dinámica familiar entre mujeres de distintas generaciones. Yaya sería la madre, la que todo lo sabe, todo lo soluciona y siempre tiene razón. Tata la abuela, quien también acumula muchas experiencias y sabiduría a sus espaldas, pero permite que Yaya ejerza la delantera. Y por último Magrat, la hija, quien está haciendo sus pinitos con la magia y, por tanto, no tiene la libertad para utilizarla a su antojo, para cometer errores y buscar soluciones, porque tiene que estar vigilada y tutelada. A pesar de los tiras y aflojas constantes entre las tres, se nota el respeto mutuo que se tienen y que, al final, tienen que esforzarse por llegar a un entendimiento dado que lo más importante es cumplir la misión con éxito.

La trama me ha parecido bastante más compleja en este tercer libro, porque detrás de una misión aparentemente sencilla y el típico viaje del héroe, en esta ocasión se esconde mucho más y desde el principio se intuye que hay un misterio que es necesario desentrañar y que este está muy relacionado con la propia Yaya Ceravieja. Además, el libro es una contradicción constante porque tenemos por un lado a Magrat con la firme decisión de que el cuento no se cumpla, mientras que Yaya y Tata con sus acciones contribuyen a que este se desarrolle sin incidentes, porque así debe ser. Esto implica que como lector tengas que estar atento a dichas contradicciones e intentar descifrar qué es lo que busca cada personaje y cuál es la solución correcta para que todo llegue a buen puerto. 

Como comenté en reseñas anteriores, el humor de Terry Pratchett omnipresente en Mundodisco me hacía gracia a ratos. Sin embargo, en este libro ha clavado todas las escenas cómicas y las ha convertido en momentos icónicos de la novela, como Tata intentando hablar "el idioma extranjero" y que resultara ser francés mal chapurreado (imagino que esto habrá sido cosa de la traducción porque al menos en España nos encanta fingir que sabemos francés diciendo cosas como "baguette"); Yaya considerando que para hacerse entender con alguien que no habla su idioma, la solución más práctica es gritar mucho mientras vocalizas; Magrat convirtiendo cualquier cosa en calabazas con la varita; las tres brujas boicoteando un encierro de toros sin querer (clara alusión a la cultura española)... En este aspecto, ha sido mi favorito de los que he leído ahora dentro de la saga de las brujas porque me parece que todos los chistes y las referencias humorísticas han dado en el clavo (al menos para mí). Y es que el hecho de que las brujas se embarquen en un viaje hacía Genua le da pie a Pratchett para presentarnos diferentes culturas, principalmente europeas, y permitir que Yaya, Tata y Magrat las cuestionen todas, liándola parda en cada pueblo por considerar que las cosas son demasiado diferentes a Lancre, de donde ellas proceden.

No solo cuestiona a través de sus ojos los tópicos que asociamos con cada país, sino también lo que consideramos un "final feliz". ¿Son necesarios? ¿De verdad son felices? ¿Para quiénes lo son? En este aspecto, su habitual sátira y crítica hacia ciertos tropos implica mucho más al lector, pues nos obliga a seguir muy atentos el desarrollo de la novela para que formemos nuestra propia opinión y reflexionemos acerca de lo que el autor nos está planteando.


Brujas de viaje es una tercera parte divertidísima donde exploramos un pilar cultural de nuestra sociedad tan importante como los cuentos, así como los prejuicios que asociamos con los países extranjeros y que muchas veces se deben a una imagen distorsionada de otras culturas. También conocemos mejor a las tres brujas, su pasado, su visión de la magia y, lo más importante, la relación que existe entre las tres. Es una novela que deja muy buen sabor de boca de cara a la siguiente, que espero que, por lo menos, me divierta tanto como esta.


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