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domingo, 28 de enero de 2024

"La ira y el amanecer", Renée Ahdieh

Título: La ira y el amanecer (#1)

Título original: The Wrath & the Dawn

Autora: Renée Ahdieh

Idioma original: inglés

Saga: La ira y el amanecer

Editorial: Nocturna

Año de publicación: 2017

Páginas: 451

Sinopsis: Cien vida por la que tomasteis.
Una vida por cada amanecer.

En una tierra regida por un monstruoso califa, cada nuevo amanecer rompe el corazón de una familia. Día tras día, el rey contrae matrimonio con una joven que al alba es ejecutada. Si falláis una sola vez, os arrebataré vuestros sueños, os arrebataré vuestra ciudad. Y os arrebataré estas vidas multiplicadas por mil. Por eso es un misterio cuando una desconocida se presenta voluntaria para casarse con él. Esa misma noche, ella empieza a contarle una historia.

Yo no estoy aquí para luchar. Estoy para ganar.

Y por primera vez, la aurora no llega teñida de rojo.

Os juro que viviré para ver todos los atardeceres posibles.

Y que os mataré. Con mis propias manos.

Jalid es el despiadado sultán de Jorasán que asesina a sus esposas al día siguiente de haber contraído matrimonio con ellas. Una de sus últimas víctimas será la mejor amiga de Sherezade, por lo que esta se presentará como voluntaria para ser la próxima esposa. Sin embargo, no lo hace de manera altruista: su objetivo es vengar la muerte de su amiga y matar al sultán para que por fin cese su reinado de terror. Por eso, la misma noche de su matrimonio dará comienzo a su plan, consistente en entretener a su marido con una historia que dejará inconclusa para así alargar su vida todo lo posible gracias a la curiosidad de Jalid. Durante su estancia en palacio, Sherezade tratará de averiguar cuáles son los puntos débiles su marido y cuál es la forma más eficaz de matarlo. Al mismo tiempo, existe un grupo de rebeldes que están trabajando en una revolución para poner fin a la tiranía de Jalid. Uno de ellos será Tariq, un joven que está enamorado de Sherezade y con quien esta se comunicará desde palacio para filtrar información que pueda resultar útil para su causa. Sherezade tendrá que echar mano de todo su ingenio para ocultar sus verdaderas intenciones, poder comunicarse con el exterior y contar historias lo suficientemente atrayentes para que cada noche su esposo le perdone la vida. Pero cuanto más tiempo se encuentre atrapada en ese matrimonio, más se adentrará en los oscuros secretos que oculta el sultán y su corte.


Tal y como habréis deducido con la sinopsis, nos encontramos ante un retelling de Las mil y una noches donde Sherezade se ve obligada a distraer a su marido con diferentes historias sin final para evitar que este la asesine al igual que ha hecho con sus otras esposas. Detrás de esta estratagema no solo se encuentra el deseo de sobrevivir, sino una venganza que lleva tiempo cociéndose a fuego lento. Sherezade debe hacer uso de todo su ingenio para entretener lo suficiente al sultán como para que este le perdone la vida noche tras noche, al tiempo que su estatus de esposa le da la autoridad suficiente como para pasearse por el palacio (siempre vigilada por Despina, su criada deslenguada y antipática) y así poder absorber todo tipo de información, no solo para acabar con la vida de Jalid, sino también para ayudar a Tariq y su causa.

Sherezade es fuerte, valiente, decidida e inteligente y mantiene bien fresco en su mente el motivo por el que está allí recluida. Ella no es una víctima, es un sacrificio si con su trabajo en palacio logra derrocar al tirano y vengar a todas las mujeres a las que mató. Sin embargo, como suele pasar en las historias de este estilo, al pasar tanto tiempo con Jalid no puede evitar entrever al hombre que hay detrás de la máscara. El propio Jalid al final se acostumbra a su presencia (aunque no olvida que esa mujer debería estar muerta) y muestra hacia ella algún resquicio de amabilidad a pesar de la sangre que lleva a sus espaldas. Esto hace que Sherezade desarrolle claramente un síndrome de Estocolmo y que cada día comience a ver a su captor menos como un verdugo, y más como un amigo, incluso llegando a sentir cierto deseo sexual por él. Es cierto que conforme avanzamos en el libro es más que evidente que Jalid no mata a sus esposas porque sea un hombre cruel y sanguinario exclusivamente, sino que hay una razón de peso detrás de esa masacre. Pero cuando Sherezade empieza a sentirse atraída por él, ella todavía no sabe nada de Jalid y sigue siendo su víctima. Es más, los primeros encuentros de cama entre ambos personajes no son consentidos por parte de ella, que se limita a ejercer sus obligaciones como esposa, por lo que no entiendo por qué a partir de cierto punto, pasa de odiar esos momentos a casi diría que buscarlos activamente. Ahdieh romantiza una relación de maltrato que solo puede explicarse, como he comentado antes, mediante un síndrome de Estocolmo.

Sí, cuanto más leemos más nos percatamos de que Jalid en realidad es un hombre atormentado que no mata por placer, sino porque hay algo más grande y poderoso que él que lo obliga a cometer esas atrocidades en contra de su voluntad. Pero es bastante obvio que los sentimientos de Sherezade por su marido surgen mucho antes de que ella comprenda la verdad. Y esto fue algo que no me gustó de la novela, no solo porque siento que la autora está romantizando algo horrible, sino porque no tiene ningún sentido que Sherezade se enamore de Jalid porque este no le ha dado ningún motivo para ello. Sigue siendo cruel, frío y despreciativo con ella. Obviamente el sultán es increíblemente sexy, atractivo y enigmático, pero literalmente es la única cualidad positiva (si es que puede clasificarse como tal) que tiene y por sí misma no es suficiente como para que una cautiva a la que tiene amenazada, de la que ha abusado físicamente y que está retenida en su palacio sin libertad ninguna, se enamore de él. Y ese fue mi principal problema con este libro; si los sentimientos por Sherezade hubieran nacido más tarde, cuando vemos cómo Jalid empieza a abrirse a ella y comienzan realmente a conocerse, habría disfrutado mucho más de la historia, no solo porque en ese momento el amor tendría cierto sentido, sino porque ya no se estaría idealizando una relación que ha sido de maltrato desde el principio.

Por otro lado, el triángulo amoroso que se forma entre Sherezade, su marido y su mejor amigo de la infancia (Tariq) no tiene mucho sentido. Al ser el narrador en tercera persona, alternamos entre lo que sucede en palacio desde el punto de vista de la protagonista y cómo se está fraguando la revolución desde la perspectiva de Tariq. Por parte de Tariq sí que se percibe claramente que está enamorado de Sherezade, pero por parte de ella más bien parece que le ve como su mejor amigo y ya. Le recuerda con cariño y sí que menciona sus sentimientos hacia él, pero por cómo habla sobre él no da la sensación de estar enamorada. Así que cuando Jalid aparece en la ecuación y deja de verle como su carcelero, es evidente por quién se va a decantar su corazón.

Ahora bien, en esta novela el amor que surge entre Sherezade y Jalid es necesario para mover la trama, pues obviamente que ella se enamore del sultán supone un problema en cuanto a sus intereses y al motivo principal por el que se ofreció voluntaria para ser su esposa. El cómo Sherezade enfrenta sus nuevos sentimientos y el conflicto que esto le supone me pareció muy interesante porque por un lado sigue odiando a ese hombre por lo que le hizo a su amiga (aunque descubra que "tiene justificación"); y por otro, sigue estando alineada con las ideas de la revolución. Pero ahora le ama y no puede permitir que sufra ningún daño. Me gusta cómo la autora plantea todas estas dudas en la protagonista y creo que su forma de actuar es la más lógica teniendo en cuenta las circunstancias. Ligado con esto, también la tensión sexual que hay entre ambos está muy bien llevada y he de reconocer que tienen una química espectacular, por mucho que dicha química comience cuando Sherezade aún está en pleno síndrome de Estocolmo. Las intrigas de palacio, el descubrir qué mueve realmente a Jalid y la tensión entre ellos dos fue lo que me mantuvo pegada a las páginas del libro a pesar de todo lo que no me estaba gustando.

La ambientación me pareció muy buena y la autora emplea términos y conceptos de la cultura árabe que aunque al principio es un poco complicado recordar qué significa cada uno de ellos, al final los repite tanto y están tan bien contextualizados que enseguida te acostumbras a ellos y no tienes ninguna dificultad en comprenderlos. Además, la edición cuenta con un glosario al final del libro, lo que también ayuda mucho en el caso de que necesites recurrir a él. Este lenguaje ayuda a introducirse mejor en la atmósfera y a sentir que estás metido de lleno en Jorasán y su cultura. Como no he leído Las mil y una noches no puedo comparar cuánto de esta historia hay dentro de La ira y el amanecer, pero personalmente no podía parar de pensar en Aladdín durante toda la lectura. Algo que sí que eché en falta fueron los cuentos de Sherezade para entretener a su esposo. Durante la primera parte del libro es algo que está bien presente, pero luego desaparece. No me refiero a que la autora tenga que estar cada ciertos capítulos introduciendo un nuevo relato, porque la novela sería larguísima y no tendría sentido, pero sí que debería haber seguido haciendo referencias a que Sherezade mantiene su estratagema durante cierto tiempo porque parece que de un día para otro deja de hacerlo sin más.

La pluma de Ahdieh es ágil, sabe cuándo cambiar de narrador para ver los diferentes puntos de vista de lo que está ocurriendo y que tengamos el panorama completo (y menos mal porque estar todo el rato en la mente de Sherezade sería como ver una historia mucho más grande a través de un catalejo) y posee una gran capacidad para describir de forma vívida la cultura árabe, lo que nos permite tener una visión muy clara de sus vestidos, costumbres, gastronomía... También sabe cómo mantener enganchado al lector y eso es algo en lo que coinciden la mayoría de reseñas que he leído: esta novela tiene mil fallos y muchas cosas que están objetivamente mal, pero tiene un algo que no te permite parar de leer. El desenlace es el punto álgido de toda la trama porque se descubre todo lo que se nos ha estado ocultado (y a la vez sugiriendo) durante cuatrocientas páginas y ahora es el momento de actuar. Cierras el libro deseando leer la segunda parte para ver qué es lo que va a ocurrir con todo lo que ha explotado y a pesar de todo, lo leeré con la esperanza de que mejore con respecto al primero de la bilogía.


La ira y el amanecer es un retelling adictivo de Las mil y una noches que mantiene su esencia y que se devora sin que te des cuenta. A pesar de sus red flag y de que hay muchos aspectos mejorables, no hay duda de que a partir de la segunda mitad, la novela despega y el romance que en principio es absurdo y fruto de los abusos, adquiere sentido porque es lo que al fin y al cabo mueve la trama, poniendo a sus protagonistas en unas encrucijadas de lo más interesantes que solo harán que quieras seguir leyendo.

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