Título: Circe
Título original: Circe
Autora: Madeline Miller
Idioma original: inglés
Editorial: Alianza editorial
Año de publicación: 2019
Páginas: 464
Sinopsis: En el palacio de Helios, dios del sol y el más poderoso de los titanes, nace una niña. Pero Circe es una niña rara: carece de los poderes de su padre y de la agresiva capacidad de seducción de su madre. Cuando acude al mundo de los mortales en busca de compañía, descubre que sí posee un poder, el poder de la brujería, con el que puede transformar a sus rivales en monstruos y amenazar a los mismísimos dioses.
Temeroso, Zeus la destierra a una isla desierta, donde Circe perfecciona sus oscuras artes, doma bestias salvajes y se va topando con numerosas figuras célebres de la mitología griega: desde el Minotauro a Dédalo y su desventurado hijo Ícaro, la asesina Medea y, por supuesto, el astuto Odiseo.
Pero también la acecha el peligro, y Circe concita, sin saberlo, la ira tanto de los humanos como de los dioses, por lo que acaba teniendo que enfrentarse con uno de los olímpicos más imponentes y vengativos. Para proteger aquello que ama, Circe deberá hacer acopio de todas sus fuerzas y decidir, de una vez por todas, si pertenece al mundo en el que ha nacido o al mundo mortal que ha llegado a amar.
Hoy os traigo una reseña un poco difícil para mí. Los que me seguís en el blog y los que me conocéis, sabéis que uno de mis libros favoritos (por no decir EL favorito) es La canción de Aquiles, de la misma autora. Fue una novela que disfruté a muchísimos niveles, que me hizo vibrar, sufrir y ser parte de la historia en cada página, de esos libros que te dejan un vacío en el pecho al terminarlo que no sabes cómo volver a llenar. Ante semejante despliegue de sentimientos que me produjo, estaba ansiosa de volver a leer algo de esta autora, por lo que cuando se anunció que su última obra Circe sería publicada en España, apenas era capaz de esperar para leerlo. Probablemente fue mi error, puesto que tenía tantísimas expectativas puestas en este libro, tenía tantas ganas de que me hiciera sentir tanto como La canción de Aquiles, que siento que me ha decepcionado.
Circe es la hija del titán y dios sol, Helios, y de la ninfa Perse, hija del titán Océano. Sin embargo, desde pequeña será marginada por sus hermanos Perses y Pasífae así como por parte de su madre, pues carece de poderes y no tiene ninguna capacidad especial. Además, su voz suena diferente y tampoco comparte la belleza de sus progenitores, lo que hace que sea despreciada por unos y por otros. Junto a su hermano pequeño Eetes, el único que parece comprenderla y apreciarla de verdad, viaja a una pequeña isla del mundo humano. Cuando Eetes se va del palacio de Helios para gobernar y Circe se quede sola, esta acudirá a menudo a esa isla, lejos de los insultos de su familia. Será allí cuando un día aparezca Glauco, un joven y exhausto marinero del que, poco a poco, se enamorará. Pero Glauco es mortal, es un humano normal, por lo que, desesperada, Circe intenta convertirle en dios a toda costa. Será en ese instante cuando descubra que, a pesar de lo que parece, en realidad por sus venas sí que corre magia: la magia de la brujería. Consigue convertir a Glauco en dios pero pronto se da cuenta de que lo que el marinero sentía por ella era puro afecto, no amor de verdad. Por lo que, cuando este se enamora de la bella ninfa Escila y rechaza a Circe, ella, furiosa, decide echar mano una vez más de su magia y convertir a Escila en un monstruo marino insaciable. Cuando Circe confiesa este horrible acto, Helios, con consenso de Zeus y el resto de Olímpicos, la exilia a una isla llamada Ea. Será allí donde aproveche su soledad para perfeccionar su don y convertirse en una de las hechiceras más poderosas.
Si sois unos locos de la mitología como yo y os gusta leer las historias de los dioses como si fuera una novela, sin duda Madeline Miller es la autora más indicada. Lo cierto es que yo no conocía nada de Circe, solo que era una hechicera hija de Helios y poco más. Me sorprendió que la autora escogiera para su siguiente novela a un personaje tan poco conocido entre el público no experto en el tema, sobre todo teniendo en cuenta que su gran salto al mercado fue nada menos que con Aquiles y la guerra de Troya, historia muy famosa y con todo tipo de contenido multimedia. Por tanto, la curiosidad que me produjo la elección de personaje fue otro de los motivos que me impulsaron a leer la historia. Circe es la protagonista indiscutible, por lo que la novela está narrada en primera persona. Desde que la exilian en Ea, rodeada de sus animales salvajes como lobos y leones, podemos ver cómo este personaje se va desarrollando, madurando al pasar de ser una niña ingenua e inocente a una bruja en plena facultad de sus poderes. Una lección importante y que me gustó mucho es que si llega a ser tan poderosa no es porque sea una diosa y porque los poderes sean innatos en ella, sino porque pasa muchísimos años practicando, ensayando, estudiando sobre las diferentes plantas y sus propiedades. La inmensidad de su capacidad mágica no le es innata, sino que es fruto de su esfuerzo, fuerza de voluntad y tesón.
De la mano de Circe conoceremos a personajes muy importantes de la mitología griega como a Pasífae, su hermana, que os sonará por ser la legendaria reina de Creta y madre del Minotauro. Cuando a Circe se le perdone temporalmente el exilio para acudir a Creta a ayudarla con el parto, también conoceremos a Dédalo, el brillante artesano que construyó el Laberinto del Minotauro, y a su hijo Ícaro, el muchacho que voló demasiado cerca del sol con sus alas unidas por cera. También conoceremos, por supuesto, al rey Minos, el poderoso monarca de la isla. Otros personajes relevantes son Prometeo, al que Circe conoce cuando todavía es una niña puesto que asiste al castigo que le imponen los dioses por regalarle el fuego a los mortales; somos testigos del nacimiento del monstruo Escila que vive en el remolino de Caribdis y se alimenta de todos los barcos que pasan a su lado; también a Jasón y Medea, la hija de su hermano Eetes, cuando estos desembarquen en la isla de Circe para pedir ayuda; y, por último, nos encontramos con nuestro viejo amigo Ulises (Odiseo en la traducción) que también desembarca en Ea y, posteriormente, con su mujer Penélope y su hijo Telémaco.
Respecto a los personajes, la evolución de Circe es espectacular. Con el paso de los (muchos) años se vuelve más sabia y es capaz de aprender de sus errores. A pesar de su enorme poder, es una bruja sensata que sabe cuándo y qué batallas librar. Aunque toda esta sensatez desaparecerá cuando nazca su hijo, Telégono, por el que luchará sin importar las consecuencias de sus actos. En este sentido, se muestra la maternidad con sus pros y sus contras, llena de alegrías y se sufrimiento, no solo contando la parte buena de la misma. Madeline Miller nos presenta a la diosa, a la bruja, a la mujer y a la madre, incidiendo de una manera brillante en cada una de sus facetas. Al igual que pasaba con Aquiles, la autora tiene una gran capacidad para humanizar a sus personajes, incluso a los dioses. Esto te permite empatizar con ellos y comprender el por qué de sus decisiones. A pesar de esto, aunque admiro el retrato que se hace de Circe, es una protagonista con la que no llegué a conectar. Circe en ocasiones me resultaba voluble e impulsiva, se dejaba llevar más por los sentimientos que por la razón. Sin embargo, esto a su vez significaba que en esos instantes era más humana que diosa, puesto que su exilio le permitió poder estar entre los humanos y conocerlos mejor, por lo que, si obviamos su poder, podía pasar por una mujer mortal. El otro personaje más relevante, desde mi punto de vista, en esta novela es el de Ulises. Como ya comenté en La canción de Aquiles, Ulises es un personaje que siempre me ha gustado. No obstante, siento que mientras que en la otra novela Miller mostraba la cara más amable, carismática y atractiva del héroe, en Circe nos describe la otra parte, la del soldado cruelmente astuto, sanguinario, egocéntrico, orgulloso y egoísta. Esto se va visualizando mientras él mismo cuenta sus propias heroicidades, pero es aún más evidente cuando sea Circe quien lo narre y quien tenga que dar una visión completa del verdadero Ulises. Esto me dejó bastante desconcertada porque parecían dos personajes diferentes, como si el Ulises de La canción de Aquiles y el de Circe fueran dos Ulises separados. También me gustaría destacar a Dédalo, puesto que es un personaje al que todos conocemos (o casi todos) y por primera vez, al menos yo, he podido leer al Dédalo más humano y no solo al genio que dejó boquiabierta a la Hélade. Por último me gustaría mencionar a Penélope por su fortaleza y su saber estar a pesar de las circunstancias y a su hijo Telémaco, un chico muy inteligente y con los pies en la tierra.
Madeline Miller no solo nos cuenta la historia de esta hechicera, sino que lo hace desde una visión evidentemente reivindicativa. Las mujeres en la Grecia Clásica siempre han sido representadas como las culpables de los males ajenos, sobre todo de los hombres, como seres egoístas, irracionales y que actúan de una manera impulsiva. Lo que sabemos de los grandes nombres femeninos (Helena, Afrodita, Medea...) son sus errores, que por su culpa se cometieron guerras y actos horribles. Lo que hace Miller es hablarnos de lo que hay detrás de esos actos, de por qué actuaron como lo hicieron. En Circe estas mujeres se representan, en efecto, con todas sus virtudes y defectos pero como bien nos retrata la autora, los actos que cometen se deben al rechazo que sufren, a que las ven como objetos de discordia y como máquinas de crear herederos que pueden ser usadas a placer, no como seres humanos. Por tanto, esta visión humanizadora que he comentado antes cubre a todos los personajes, a sus motivaciones, razones y vidas. Todas las mujeres que se comportan amoralmente lo hacen para sobrevivir en un mundo que es hostil para ellas. Esto se aprecia no solo en los personajes principales, sino, por ejemplo, en las ninfas que los dioses mandan a casa de Circe para que las meta en vereda porque son demasiado rebeldes.
Lo cierto es que la historia de esta novela me ha gustado por la forma en que la autora retrata a los personajes y esa parte de la mitología griega. Sin embargo, hay muchos puntos negativos para mí. El principal es que se me ha hecho lenta y pesada. Las primeras ciento cincuenta páginas (aproximadamente) las devoré de seguido porque estaba muy enganchada y quería saber más. Pero cuando es exiliada, todo se vuelve monótono y repetitivo. Es normal porque, al fin y al cabo, está sola y en una isla, por lo que no hay mucho que hacer. Pero creo que muchos capítulos en los que solo se limita a describir lo que hacía en su día a día y cómo recolectaba plantas para sus hechizos sobraban. Apenas hay acción, hay momentos muy específicos que se pueden contar como novedosos en la vida de soledad de Circe y eso hace que, como lector, termines aburriéndote de que no suceda nada interesante. Incluso la llegada de Ulises, que yo esperaba con ganas, termina tornándose repetitiva. Esto es comprensible porque, como ya he dicho, al estar exiliada no hay mucho que Circe pueda hacer ni mucha acción que contar, pero eso no quita que a veces resulte tedioso. En cuanto al final, a mi en lo personal me ha resultado desagradable. Sé que eso sucedió de verdad en la mitología y que, por lo tanto, era necesario incluirlo debido a que Miller hace lo posible porque sus relatos sean lo más veraces posibles a la historia y tenga poca licencias creativas, pero, de todas formas, a mi me repelió bastante.
Por último, comentar que la pluma de la autora es magistral como siempre. Es una gozada leerla, a pesar de lo dicho más arriba, y sin duda es una manera estupenda de conocer la vida de personajes míticos sin leer puros libros de mitología divulgativa. La edición de Alianza es una preciosidad. Es en tapa dura con sobrecubierta (que, además, brilla en dorado) y en la tapa, por dentro, tiene un mapa la mar de bonito. La edición de España es una verdadera gozada y encima a muy buen precio.
¿Debería leerlo?
Es una obra muy buena para aprender sobre mitología de una forma amena y bien narrada. Pero si no te gusta la mitología no es un libro que vayas a disfrutar, debido a su lentitud, monotonía y carencia de acción la mayor parte de la novela.
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