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martes, 10 de junio de 2025

"Mi espíritu y tu voz", Cristina Carou

Título: Mi espíritu y tu voz

Autora: Cristina Carou

Editorial: dNX

Año de publicación: 2025

Páginas: 384

Sinopsis: El Fantasma de la Ópera Le Roux está a punto de estrenar su obra más ambiciosa, una que hará resonar su nombre por todo París. Y ha encontrado al protagonista perfecto: Chris, un joven de voz excepcional cuyo desfigurado rostro lo obliga a vivir oculto en la ópera, con la única compañía de la oscuridad y la voz del fantasma en su cabeza.

Pero eso cambia con la llegada de Angelique, una corista que ocupará el lugar de prima donna en Le Roux, y que le ofrece a Chris buscar su libertad juntos, lejos de esos fríos muros. Lo que ella no sabe es que, con su destino en juego, el Fantasma de la Ópera hará todo lo posible para que su ángel de la música permanezca a su lado. Incluso si debe reabrir viejas heridas o convertir los lazos de amor, odio y venganza que los unen a los tres en cadenas.

Encadenado a la cripta de la Ópera Le Roux vive un fantasma, dueño y señor de la ópera. Anclado al terreno de los vivos por la promesa de una venganza que se remonta a su asesinato cien años atrás, jura por su espíritu que no abandonará aquel lugar maldito hasta que su nombre resuene por todo París, hasta que el mundo conozca su mejor obra y reciba la fama y el reconocimiento que le fue abruptamente arrebatado por un puñal. Para ello contará con la ayuda de Chris, su pupilo, su protegido, su mejor amigo y confidente, un joven que ha encontrado un hogar en los sótanos de Le Roux. Su voz es un prodigio, pero las cicatrices que oculta su máscara le convierten en un monstruo ante los ojos de aquellos que no le comprenden. Alentado por la fe ciega que tiene en él el fantasma, a quien considera su ángel de la música, está dispuesto a subirse a los escenarios para protagonizar su ópera magna. Pero en "La noche enmascarada" falta una prima donna y el Fantasma cree haber descubierto a su próximo fichaje. Angelique Daaé es una corista perteneciente al elenco que ha pasado desapercibida para todos, pero no para Chris, que desde que la conoció le ha estado dando clases de canto a escondidas. Angelique es perfecta para el papel de Amanecer, la amante de la Noche, que será interpretado por Chris, por lo que el Fantasma no dudará en arrastrarla a su mundo de oscuridad y misterio para añadir una nueva pieza a su tablero. El plan que lleva años gestando para cumplir su venganza y su más grande anhelo está a punto de finalizar y para ello solo tiene que convertir a Angelique en su nuevo títere y convencer a Chris de que su increíble talento es suficiente para que el público ignore su deformidad. Lo que el Fantasma no tiene en cuenta es que Angelique posee una fuerza arrolladora que hará que su mundo se tambaleé, y un amor tan intenso y pasional que amenazará con derrumbar todo aquello en lo que con tanto cuidado ha trabajado; incluido el ocultamiento de sus más profundos y vergonzosos secretos.


Cuando vi por primera vez la película de El fantasma de la ópera entendí a la perfección por qué tanta gente amaba esta historia. Es la mezcla perfecta de amor prohibido, sensualidad, drama, angustia y misterio, todo ello regado con una banda sonora capaz de ponerle a cualquiera los pelos de punta y enmarcada en un escenario gótico y oscuro que invita a la fantasía y al enigma. Así que hice lo que cualquier persona racional haría en mi lugar: obsesionarme con el fantasma y su trágico amor por la joven Christine, escucharme la banda sonora en bucle e ir a ver el musical, para reafirmarme en mi nueva personalidad. Por lo que el siguiente paso lógico consistía en encontrar retellings que estuvieran a la altura. Al anunciarse esta novedad, supe que tenía que leerla. Y es, probablemente, uno de las mejores versiones (que estén en español) que he leído.

En Mi espíritu y tu voz, la figura que conocemos como el Fantasma se desdobla en dos. Por un lado tenemos al Fantasma como tal que hace honor a su nombre, un ente que fue asesinado cien años atrás y que antes de morir, se juró a sí mismo que no se iría de este mundo sin cumplir sus sueños. Tras realizar un pacto guiado por su rabia, quedó encadenado a la ópera Le Roux, donde fue enterrado, de la cuál se hizo dueño y señor absoluto, manejando a todos sus habitantes como si fueran marionetas. Colándose en sus mentes, les dirige, alienta y amenaza para que estos cumplan sus normas a rajatabla y la ópera sea gestionada acorde a sus deseos. Su objetivo es conseguir que se estrene su mejor obra, una ópera titulada "La noche enmascarada", lo mejor que ha compuesto nunca. Solo si su nombre es conocido en todo París, su sueño en vida, podrá terminar con su encierro y acallar su furioso corazón. La persona perfecta para ser el protagonista, un papel escrito a su imagen y semejanza, es Chris, su pupilo. Chris es un joven al que el Fanstama acogió y dio un hogar en los sótanos de la ópera, tras huir de su casa acuciado por las terribles cicatrices que deforman su cara. Pertrechado por una máscara, ha hallado un refugio en la oscuridad en los laberintos que ha convertido en suyos. El único que interrumpe su soledad es su ángel de la música, el fantasma que le ha cuidado desde niño, que le ha protegido y proporcionado todo lo que ha necesitado. Chris es la otra parte del Fantasma de la historia original, un joven enmascarado que viste de negro y con una dramática capa, alejado del exterior por culpa del horror que provocan sus cicatrices. De vez en cuando se pasea por la ópera para reavivar el temor de los trabajadores por el fantasma y para que nadie olvide quién manda allí. Al igual que su ángel, Chris es un genio de la música. Posee una voz prodigiosa que enamora a aquel que lo escucha y esta encaja a la perfección con las composiciones de su protector. Ambos hacen una pareja imbatible y lo que más desea el Fantasma es que el resto de personas sean capaces de caer rendidos a sus pies tal y como ha ocurrido con él. Chris posee un talento celestial que merece ver la luz, por eso el Fantasma hará lo que esté en su mano para que la ópera que está escribiendo y perfeccionando sea su presentación sobre el escenario. Pero para conseguirlo, necesita encontrar a una contraparte femenina que sea igual de portentosa que él y que le haga brillar. Y la candidata perfecta es Angelique, una corista con una voz preciosa capaz de provocar que el público estalle en lágrimas. El Fantasma cree haber encontrado a otra pieza más de su plan centenario para llevar a cabo su venganza y su deseo más profundo. Pero Angelique no se va a dejar engatusar tan fácilmente y, como pronto descubrirá el Fantasma, no se doblegará ante sus caprichos.

El Fantasma es un joven que arrastra en la muerte los errores que cometió en vida. Apenas conocemos nada de su pasado cuando empieza la novela, solo un flashback de su asesinato en el primer capítulo y que, desde entonces, ha vivido encadenado a la cripta de la ópera. La furia de su venganza y su ardiente deseo de cumplir su cuenta pendiente, hicieron que su espíritu siguiera presente en Le Roux. Solo podrá descansar cuando su nombre sea conocido por todo París y para ello tiene que estrenar como sea la ópera en la que lleva trabajando toda su existencia, "La noche enmascarada". El Fantasma se ha quedado con la personalidad retorcida, egoísta y egocéntrica del personaje original. Y también con el papel de ser el dueño de la ópera y controlarla a base de infundir miedo en sus directores y trabajadores. Todo se hace bajo su supervisión y no duda en volcar su ira con quien haga falta si cualquier cosa no está a su gusto. A pesar de que estas características negativas me gustaban en el Fantasma original y de que me parece un acierto el desdoble que ha hecho la autora, he de decir que me ha resultado un personaje odioso a más no poder. Parece un niño pequeño con una rabieta inmortal, un adolescente caprichoso, controlador y manipulador que se enfada si sus órdenes no se siguen al pie de la letra o si sus marionetas se salen mínimamente del camino que les ha impuesto. Cree que tiene todo el derecho del mundo a exigirles a los demás y a que estos cumplan sus peticiones a rajatabla y nadie puede contrariarle. Y aunque esto es algo calcado del personaje al que hace referencia, el Erik de Leroux tiene motivos de peso para su comportamiento, no como este Fantasma. Se comporta de manera muy infantil y egoísta incluso con Chris, a quien se supone que adora, pero al que tiene atado en corto porque no soporta la idea de poder perderle. Se autoconvence de que todo lo que hace, por muy tóxico que sea, es por el bien de su compañero y como este no conoce ningún otro tipo de relación más allá de la que ha establecido con el fantasma, no suele quejarse ante su falta de libertad ni sus comportamientos cuestionables. Más bien al contrario, aunque en alguna ocasión se enfada con él, tiende a perdonarle rápidamente. El comportamiento del Fantasma empeorará considerablemente cuando Angelique aparezca en escena.

Angelique es una joven tímida en apariencia que ha pasado muy desapercibida entre las coristas de la ópera. Hasta que Chris la descubre y, consciente de su talento, ayudará a afinar su potencial con clases de canto. A raíz de su primer encuentro, el Fantasma la considerará como su prima donna y permitirá que la chica forme parte de su mundo de oscuridad y catacumbas. Angelique aceptará encantada la compañía de Chris, sin saber que este le ha abierto su hogar a petición de un fantasma en cuya existencia ella no cree aun conociendo los rumores. Entre ellos surgirá enseguida una bonita amistad. Angelique quedará cautivada no solo por la voz de Chris, sino también por su candor, amabilidad e inocencia. Incluso después de conocer lo que se oculta tras la máscara, en vez de huir como cabría esperar, decidió permanecer a su lado y convertirse en una presencia perenne en los sótanos de la ópera. Angelique es dulce y agradable, pero también tiene mucho carácter. Dista mucho de la mujer sumisa que se suponía que tendría que ser, una cualidad que le ha dado muchos problemas fuera del teatro. Aprecia mucho su independencia y su libertad, no tiene por costumbre quedarse callada o en segundo plano y es, en definitiva, un torrente de energía. Su forma de ser y el hecho de ser la primera persona de carne y hueso que no rechaza a Chris, sino más bien al contrario, hará que entre ellos surja un lazo muy fuerte. Esta versión de Angelique me ha gustado muchísimo. Mantiene la inocencia, delicadeza y feminidad del personaje original, pero aquí tiene mucha más presencia. Tras esa apariencia dócil se esconde una fuerza de la naturaleza, que tiene muy claro que su sueño es cantar en la ópera de París y que no quiere seguir las convenciones sociales aplicadas a las mujeres, lo cuál le ha granjeado serios problemas como se deja entrever, y luego se confirman, a lo largo de la obra. Es una joven que lucha con uñas y dientes por lo que cree que es justo, que no va a dejar que nadie coarte sus alas ni la subyague bajo sus deseos egoístas, incluso aunque para ello tenga que renunciar a quien ama si eso significa ser fiel a sus principios. La relación entre ella y el Fantasma será muy tensa desde el principio. Al Fantasma Angelique le importa más bien poco, por no decir nada, y si ha permitido que esta se infiltre en la perfecta vida que lleva junto a Chris es simple y llanamente porque la necesita para su obra. Sin embargo, no la soporta. No aguanta que no sea obediente, que tenga opiniones propias y que no se pliegue a sus caprichos, sobre todo porque considera que se lo debe por haberle permitido conocer a Chris y ser la protagonista de su ópera. Pero, sobre todo, lo que menos soporta el Fantasma es la relación de amistad que surge entre Angelique y Chris. A pesar de que Chris sigue adorando a su ángel de la música, es más que evidente que está embelesado con Angelique. Después de todo, ha crecido con la única presencia de un fantasma y sin ningún tipo de calor humano, por lo que poder interactuar con una persona de carne y hueso es toda una novedad para él. Además, Angelique le acepta con sus imperfecciones y parece que ambos encajan a la perfección junto al otro. Esta intimidad creciente entre ambos jóvenes despertará los celos del Fantasma, que considera que Chris le pertenece, que es su tesoro y su bien más preciado y no puede soportar que su atención se divida entre él y su nueva amiga.


Es, precisamente, por estos celos enfermizos y este egoísmo por lo que, aunque he comprendido al Fantasma, no lo he soportado. Trata fatal a Angelique, respondiéndola de forma cortante en cada ocasión, burlándose de ella y humillándola si tiene oportunidad, y haciéndole un sinfín de tropelías, algunas bastante graves, solo porque no soporta que Chris tenga a alguien que no sea él. El pánico a que Angelique se lo pueda arrebatar de su lado, dejándole solo anclado a aquella cripta, le corroe las entrañas y acudirá a todo tipo de artimañas para lograr que Angelique sea solo una pasajera en su vida perfecta de música y oscuridad junto a Chris. El Fantasma me ha resultado un personaje insufrible, a pesar de ser digno de compasión y de empatizar con su miedo y su soledad. Siempre está pensando en sí mismo, en lo que él necesita y proyectando sus deseos e ilusiones en Chris, creyendo que lo que hace es lo mejor para él. Eso sí, me gustan mucho los enfrentamientos que tiene con Angelique porque esta no tiene pelos en la lengua y no tiene ningún reparo en decirle lo que piensa de él, en hacerle ver su egoísmo y en exponerle que no puede mantener a Chris atado a él para siempre, que merece tener una vida normal en la superficie y no estar enterrado en vida.

Junto con Angelique, el personaje al que más he amado es a Chris. Representa esa parte más vulnerable y deseosa de ser amada del Fantasma de Leroux, esa dulzura y buen corazón que se esconde tras toda su rabia y dolor. Chris es un chico tierno, bondadoso, que adora a su ángel de la música por encima de sí mismo y que hará lo que sea por hacerle feliz. Después de todo, fue él quien le dio un refugio en los sótanos de la ópera, que le dio un propósito en la vida y le acunó y consoló cuando se encontraba solo y desgarrado por el rechazo. Chris no conoce a nadie más que a su ángel, quien lleva a su lado desde que es pequeño, hasta que Angelique irrumpe en su vida. Enseguida se sentirá atraído por ella como si fuera un planeta girando alrededor se su órbita. Es la primera persona con la que interactúa después de años en la oscuridad y, en vez de huir de él y despreciarle por ser un monstruo, no vacilará ante su rostro deforme, acunándolo entre sus manos con un profundo amor. Angelique pronto se convierte en la pieza que le faltaba y surgirá entre ellos una fuerte relación que les llevará a pasar juntos todo el tiempo posible. Le enseñará a la joven sus dominios, compartirá con ella su hogar y unirá su voz a la de ella como si siempre hubieran estado destinados a estar juntos. Por Angelique se planteará incluso la idea de salir al mundo exterior para ver qué le depara la luz del sol, una idea impensable hasta que ella apareció. A raíz de su presencia, su corazón se verá dividido en dos, entre el Fantasma, a quien adora y lo es todo para él, y Angelique, que le ofrece un mundo nuevo por explorar y una vida plena alejado de la ópera.

Al igual que en la obra que referencia, en esta novela, como habréis intuido, hay un triángulo amoroso entre el Fantasma, Chris y Angelique. El Fantasma se da cuenta de que ama a Chris en el momento en que Angelique entra en escena y le destroza la idea de imaginar que ella puede llevárselo de su lado. Gracias a ese descubrimiento, se volverá aún más protector y realizará toda clase de ardides para retenerlo, convenciéndose a sí mismo de que permanecer con él es lo mejor para ambos y recordándole que Chris le prometió quedarse siempre con él y ser su voz. Por su parte, Angelique se va enamorando poco a poco de él y cuando se percata de sus sentimientos incontrolables, lo único que pretende es concederle la libertad que, según su perspectiva, el Fantasma le está negando. Chris permanecerá en una encrucijada en la que quiere hacer feliz a ambos y no tener que elegir, aun sabiendo que es imposible porque el Fantasma está atado a la ópera mientras que la vida de Angelique está fuera de allí. Este triángulo me ha gustado y lo he odiado al mismo tiempo. Me parece un triángulo muy bien construido en el sentido de que en ningún momento sabes cómo va a terminar. Ves cómo los sentimientos de los tres implicados son muy fuertes y reales, con el drama que ello conlleva, por lo que hasta el mismo final eres incapaz de adivinar cómo lo resolverá la autora, igual que sucede en la obra original. No obstante, he detestado la relación entre el Fantasma y Chris. No ya tanto por odiar al personaje del Fantasma, que también, sino porque su relación me parecía una forjada en la dependencia y la manipulación. Puedo entender a la perfección los sentimientos del uno por el otro, pero, al mismo tiempo, siento que es un amor surgido de la soledad y del rechazo y que tal vez si se hubieran conocido en otras circunstancias habría sido muy diferente. Además, el amor del Fantasma nace del puro egoísmo, pues ve a Chris como su objeto más preciado, como el único que lo entiende y como su otra mitad, por lo que no está dispuesto a darle la libertad al lado de Angelique y admite abiertamente que prefiere mantenerle en los sótanos de la ópera si es la única forma de que siempre estén juntos. Es verdad que además de su amor por él hay otra razón de peso para no dejarle marchar, pero si su amor es tan fuerte como argumenta, a veces amar es dejar ir. La propia autora comentó que el amor muchas veces es egoísmo y que eso era lo que quería mostrar en esta novela, y aunque estoy de acuerdo, considero que los sentimientos del Fantasma son bastante tóxicos. Además, apela al chantaje en diversas ocasiones cuando teme que Chris se aleje del camino que tiene trazado para él porque sabe que, no importa lo que suceda, siempre acudirá a su lado cuando le llame. Y aunque discuten en diversas ocasiones y Chris es capaz de enfrentarse a él y echarle en cara su egoísmo y lo injusto que es con él, siempre termina perdonándole, lo que agrava mi sensación de la toxicidad de lo que comparten. De hecho, hay un momento bastante crudo en la novela entre el Fantasma y Angelique que yo pensé que rebosaría el vaso de la paciencia de Chris y le haría darse cuenta de lo cruel y egoísta que es su amigo, dejándole de lado, pero, una vez más, le perdona con el tiempo. Por otro lado, es un amor que resulta aún más turbio si se tiene en cuenta que el Fantasma conoció a Chris cuando este era apenas un niño, por lo que, aunque en el momento en que se cuenta el libro ambos tienen una edad similar (con la salvedad de que el Fantasma lleva bastantes años muerto, a pesar de que la muerte no ha revertido ni un ápice su inmadurez), la diferencia real entre ellos me resulta problemática.

En cambio, su relación con Angelique es todo lo que siempre he pedido para esta pareja. Es intensa, apasionada, no exenta de dramatismo dada su posición y sus circunstancias, e increíblemente bonita. Yo deseaba con todas mis fuerzas que ambos terminaran juntos y se olvidaran de una vez del Fantasma y le dejaran de lado, o que este le diera la oportunidad a Chris de ser libre junto a ella. Las escenas entre ellos me mantenían el corazón en un puño y la autora conseguía transmitir a la perfección la miríada de sentimientos hermosos y contradictorios que los envolvían cuando estaban juntos. Ha sabido captar a la perfección la relación tortuosa entre ambos, con la salvedad de que, en este caso, Chris es plenamente correspondido por la chica. Tampoco me gustó cómo se resolvió el triángulo; me resultó insatisfactorio y cruel para una de las partes, sobre todo por ciertos comentarios y diálogos al final del libro. Entiendo por qué la autora toma esta decisión y por qué le ha dado ese desenlace a esta historia de amor y dramatismo, pero no pude evitar sentirme decepcionada porque no es en absoluto como yo como lectora quería que terminara.

Finalizando con el tema de los personajes, también aparece Raoul aunque con el nombre de Richard y con la historia ligeramente cambiada pero mucho más interesante, sobre todo porque le da un trasfondo mucho más complejo al personaje de Angelique. Otras voces conocidas son los directores de la ópera, André y Firmin, madame Giry y su hija Meg (mejor amiga de Angelique) o Joe Bouquet, que aquí no es un simple tramoyista, sino el compositor a través del cuál el Fantasma da a conocer sus partituras.

La forma de escribir de la autora me ha parecido preciosa. Es una escritura sencilla y sin muchas florituras, pero que aun así es capaz de transmitir la esencia onírica y magia de la película y el musical, dado que es en estas versiones en las que se basa para su obra y no en el libro de Leroux. Es capaz de expresar a la perfección los sentimientos tan intensos de los personajes, dibujar vívidamente los escenarios góticos y teatrales e incluso hacer que el lector sienta la misma pasión que ellos por la música. Como no podía ser de otra forma, utiliza versos de las canciones para desnudar el alma de sus personajes, así como de título de los capítulos. Esto hizo que la melodía de las mismas sonara automáticamente en mi cabeza mientras leía según qué escenas, lo que añadió una capa extra de intensidad y de placer a la lectura. Es más, diría que es incluso recomendable que leáis el libro con la banda sonora de fondo para disfrutar aún más de este viaje. También me ha encantado cómo ha usado elementos musicales y teatrales para las descripciones y cómo ha alternado entre los puntos de vista de los tres protagonistas para darnos una perspectiva lo más completa posible de la historia.

En cuanto al final, como he comentado más arriba, ha sido perfecto excepto por la resolución amorosa. No es solo que el triángulo no se haya cerrado como yo tenía en mente (que al final es una opinión totalmente subjetiva), sino que hay ciertos comentarios por parte de los protagonistas que me resultaron injustos y dolorosos para uno de ellos. Por lo demás, es un desenlace bastante tierno y que, si no fuera por ese detalle, habría sido redondo como cierre para esta historia tan increíble.


Mi espíritu y tu voz es un digno retelling de una de las obras más aclamadas, queridas y trágicas dentro de la literatura, el cine y los musicales. Es una lectura obligatoria para cualquier lector amante del Fantasma de la Ópera porque mantiene su esencia intacta, al tiempo que la autora le da su toque personal a la historia convirtiéndola en una obra única y diferente.

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