"Tríada II: Predestinación", Laura Gallego

Título: Tríada II: Predestinación (#4)

Autora: Laura Gallego

Saga: Memorias de Idhún

Editorial: SM

Año de publicación: 2010

Páginas: 399

Sinopsis: La raza de los Celestes es conocida por su capacidad empática, ya que sienten las verdaderas emociones de las personas; debido a ello perciben el dolor y la rabia de Victoria, furiosa y con ánimo de venganza tras lo sucedido a su amigo Jack. De lo que no hay duda es de que ella recorrerá el mundo de Idhún hasta cumplir su objetivo ¿Qué problemas tendrá que afrontar la joven en su desesperada misión? Una novela que continúa la saga de Memorias de Idhún.

Los celestes son una raza conocida por su capacidad empática. Pueden sentir las verdaderas emociones de las personas. Por eso, la mayoría han salido destrozados de la casa donde se recupera Victoria. Un sentimiento tan frío y oscuro como impropio de ella crece en su interior. Después de lo que le ha ocurrido a Jack, Victoria esta dispuesta a vengarse y asesinar al responsable, aunque tenga que recorrer todo Idhún para encontrarlo.

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CONTIENE SPOILERS DE TRÍADA I: DESPERTAR

Tras los sucesos inesperados del libro anterior, Victoria ha terminado destrozada. La escalada de tensión que venía siendo una constante entre Jack y Kirtash y que ninguno podía controlar debido a sus naturalezas contrarias llegó a su punto álgido con un desenlace fatal que rompió el corazón de Victoria en mil pedazos. La luz del unicornio que habita en ella se ha apagado y en el fondo de sus ojos solo queda un remolino de oscuridad imposible de aliviar o calmar. La Resistencia está acabada. La pérdida del dragón y del unicornio es demasiado grande como para que puedan recuperarse y los caballeros de Nurgon y el resto de aliados que se han reunido en la fortaleza para enfrentarse a Ashran ya no tiene motivos para seguir luchando debido a que la Profecía se ha roto. Sin embargo, Alsan no piensa rendirse por lo que hace lo posible para ocultar el desenlace de las dos últimas esperanzas de Idhún. Aún confía en sus capacidades y en el ejército que ha creado para enfrentarse al Nigromante y se niega a quedarse de brazos cruzados mientras este destroza su mundo. Por su parte, Shail siente el peso del dolor de Victoria como si fuera suyo propio. Después de haberla cuidado y criado desde que era una niña, se siente en parte responsable por no ser capaz de consolarla (a pesar de saber que eso es algo imposible) y tiene la sensación de que la ha fallado y de que no ha sabido protegerla como debería haberlo hecho. Por otro lado, el hecho de que le falte una pierna sigue siendo una carga para él y le hace sentirse más inútil de lo que verdaderamente es.

Por su parte, Victoria no quiere quedarse en la Fortaleza con el resto de soldados preparándose para una batalla inminente. Lo único que la mueve es su sed de venganza y esto solo se cumplirá una vez haya matado a Kirtash, alguien a quien antaño amó con todo su corazón y que ahora la ha traicionado arrebatándole la otra mitad. Victoria ya no quiere seguir viviendo, ni seguir luchando ni, en general, seguir adelante. Solo quiere morir, pero no sin antes cobrándose un precio que ella considera justo. Su unicornio interior está agonizando, incapaz de soportar el dolor de su portadora. Tanto es así, que ha perdido incluso su capacidad de canalizar magia pura y crear nuevos magos, pues ahora su luz solo inflige dolor y sufrimiento, el mismo dolor y sufrimiento que la propia Victoria está experimentando. Así, emprenderá un viaje a la antigua torre de hechicería Kazlunn en busca de Kirtash para hacerle pagar por lo que le hizo a Jack mientras la Resistencia, atrincherada en la fortaleza y protegida por el escudo mágico de Awa, intenta que todo su esfuerzo no haya sido en vano.

He de decir que, de los libros que llevo hasta ahora, probablemente este haya sido el que menos me haya gustado y eso se debe a los personajes. Al final del libro anterior, Jack y Kirtash se enzarzaban en una de sus habituales peleas. Jack, como siempre, es un personaje impulsivo y celoso que odia a Kirtash por su naturaleza shek y, además, por todo lo que él representa y por el hecho de que tenga una relación con Victoria, lo que hace que Jack viva en una situación de celos constante. Así pues, Jack iniciará la pelea y debido al odio ancestral entre dragones y shek, ni él ni Kirtash serán capaz de dominar sus impulsos y eso terminará con Kirtash clavándole la espada al dragón, causándole la muerte. Esto, por supuesto, destrozará a Victoria y la llevará a un punto de desesperación y desapasionamiento sin retorno, lo que a su vez generará en ella un profundo sentimiento de venganza y no descansará tranquila hasta matar a Kirtash. Fue esto precisamente lo que no me gustó. Quiero decir: todo inicia porque Jack (otra vez) monta un numerito con respecto a Kirtash debido a sus celos e inseguridades. Kirtash se cabrea, Jack empieza una pelea porque es incapaz de controlarse y Kirtash se defiende, cediendo finalmente a las ganas que tiene de matarle. Se podría decir que fue un accidente, un accidente, además, provocado por Jack. Kirtash siempre ha sabido controlar sus instintos, pero digamos que la situación tan tensa que están viviendo los jóvenes y que el propio Kirtash está un poco bastante hasta las narices del niñateo de Jack hace que la discusión acabe en desgracia. Entonces, aunque entiendo el dolor de Victoria y en parte entiendo por qué quiere matar a Kirtash, lo que me fastidia es que tanto ella como los demás le vean como si fuera el anticristo, como si todos tuvieran razón al no haber querido confiar en él porque "oh, miradle, ha matado al dragón, la última esperanza".

El libro se puede dividir en dos tramas principales, la de Victoria buscando venganza y el resto de personajes intentando salir indemnes de la guerra. La trama de Victoria me aburrió, no os voy a engañar. No me gustó su forma de lidiar con el dolor y tampoco me gusta sus ansias de sangre porque no siento que Kirtash tuviera la culpa de lo que ocurrió, a pesar de que fuera él el que sesgara la vida de Jack. También puede ser que mi juicio esté nublado porque Jack me sacaba de quicio, que no lo niego. Pero en términos generales, la descripción de la Victoria apática, como un robot automático que solo piensa en matar a Kirtash me aburrió y me pareció excesivamente dramática, a pesar de que tenga sus motivos.

Los capítulos más interesantes fueron los contados desde la perspectiva de Jack, por raro que pueda parecer. Como era obvio, Jack no está muerto (aunque nadie lo sabe). Tras la pelea con Kirtash va a parar al mundo de los shek, una tierra que fue la primigenia dentro de Idhún y donde ahora estas criaturas permanecen encerradas, esperando a que Ashran salga victorioso para poder marchar con sus hermanos y hermanas a vivir en tierras menos inhóspitas. Allí, Jack conocerá a una shek llamada Sheziss que busca cobrarse venganza del Nigromante. Debido a ciertos secretos, desea que el humano que gobierna a los shek desaparezca y por eso decidirá lidiar con el odio natural que siente hacia los dragones y, por tanto, hacia Jack para ayudarle a controlar sus instintos y su impulsividad y que, de esta forma, pueda regresar a Idhún y terminar aquello que empezó: derrotar a Ashran. Digo que estos capítulos son los más interesantes porque gracias a Sheziss conocemos cómo era el Idhún primitivo y más acerca de los dioses que gobiernan ese universo mágico y acerca de su mitología. Además, la shek me gusta mucho, tanto su personalidad como su forma de ver las cosas, y disfruté bastante de sus reflexiones y sus dinámicas.

Por otro lado, los capítulos narrados desde el punto de vista de los habitantes de la Fortaleza de Nurgon también me gustaron, pues vamos viendo cómo se van fraguando los planes para enfrentarse a Ashran, con qué dificultades se encuentran por el camino y cómo la batalla es inminente. Esta cuarta parte también está cargada de acción aunque esa se concentra de la mitad hacia adelante. El final tan abrupto y sorprendente te deja con ganas de continuar con el siguiente y saber por fin cómo van a terminar las cosas y qué rumbo va a tomar la historia, ya que cada vez se torna más interesante.

A pesar de la intensidad de la que dota a sus personajes, especialmente al trío principal y, en el caso de este libro, a Victoria, la pluma de Laura Gallego sigue siendo magnífica, aunque, como ya he dicho en varias ocasiones, se note que esta saga es de las primeras que escribió y haya evolucionado mucho con respecto a sus últimas obras. Las descripciones de Idhún son las justas y necesarias para situar al lector y ponerle en contexto, sin abrumar con demasiados datos y dando la información a cuenta gotas cuando es relevante, algo que es de agradecer en los libros de fantasía.

Para mi gusto, Tríada II: Predestinación ha sido el libro más flojo dentro de los que he leído hasta el momento simplemente porque no he conseguido congeniar con Victoria y su dramatismo que, aunque justificado, me ha resultado excesivo. Eso no quiere decir que haya sido una mala secuela; al contrario, me parece que está a la altura de sus predecesores y a mí me ha dejado con ganas de más y de saber cómo continúa esta historia.