-->

viernes, 9 de diciembre de 2022

"Aleación de ley", Brandon Sanderson

Título: Aleación de ley (#4)

Título original: The Alloy of Law

Autor: Brandon Sanderson

Saga: Nacidos de la bruma

Editorial: Nova

Año de publicación: 2016

Páginas: 352

Sinopsis: Han pasado ya trescientos años desde los acontecimientos narrados en la trilogía Nacidos de la Bruma y Scadrial se encuentra ahora cerca de la modernidad: ferrocarriles, canales, iluminación eléctrica y los primeros rascacielos invaden el planeta.

Aunque la ciencia y la tecnología están alcanzando nuevos retos, la antigua magia de la alomancia continúa desempeñando un papel fundamental. En una zona conocida como los Áridos existen herramientas cruciales para aquellos hombres y mujeres que intentan establecer el orden y la justicia. Uno de estos hombres es Lord Waxillium Ladrian, experto en metales y en el uso de la alomancia y la feruquimia.

Después de vivir veinte años en los Áridos, Wax se ha visto obligado, por una tragedia familiar, a volver a la metrópolis de Elendel. Sin embargo, y a su pesar, deberá guardar las armas y asumir las obligaciones que exige el hecho de estar rodeado de la clase noble. O al menos eso cree, ya que aún no sabe que las mansiones y las elegantes calles arboladas de la ciudad pueden ser incluso más peligrosas que las llanuras de los Áridos.


CONTIENE SPOILERS MENORES DE LA PRIMERA ERA DE NACIDOS DE LA BRUMA

Han pasado trescientos años desde la primera era de Nacidos de la Bruma. Wax es un nacidoble, alguien capaz de manejar tanto alomancia como la feruquimia (un metal de cada habilidad). Lleva veinte años ejerciendo de vigilante en los Áridos, una zona sin ley a donde van a parar todo tipo de malhechores, ladrones, asesinos, estafadores y, en definitiva, todo aquel que no tiene cabida en la gran ciudad. Wax utiliza sus poderes para hacer justicia en aquel lugar y aunque su trabajo es peligroso, la satisfacción que le produce usar su alomancia y su feruquimia sin restricciones para mantener la ley es superior a los riesgos. Pero su libertad se verá repentinamente coartada cuando le lleguen la noticia de que su tío y su hermana han fallecido en un accidente de carruaje. Wax se verá obligado a regresar a la ciudad y asumir su papel como líder de la Casa Ladrian, ya que es el último de su linaje. Tendrá que aparcar su abrigo de bruma y sus armas para ejercer de cabeza de familia y enderezar las finanzas de los Ladrian, dado que su tío antes de morir perdió casi toda la fortuna debido a malas decisiones empresariales. Resignado a su nuevo papel como noble y obligado a casarse por conveniencia con Steris Harms para unir ambas familias e intentar recuperar su antiguo estatus social, Wax se esfuerza por enterrar sus antiguas costumbres como vigilante y convertirse en un buen representante de su Casa.

Sin embargo, todo su empeño por dejar atrás su vida en los Áridos se verá interrumpido cuando una serie de misteriosos robos pongan en jaque a la ciudad de Elendel. Un grupo de ladrones llamados los desvanecedores están vaciando cargamentos enteros de los trenes sin dejar rastro y sin que los conductores sean conscientes del robo hasta que llegan a su destino. Las autoridades que investigan el caso son incapaces de entender cómo lo hacen o qué métodos usan para ser casi invisibles y los robos están siendo cada vez más audaces y sofisticados. Wax caerá en la tentación de investigar las misteriosas desapariciones cuando su fiel compañero de los Áridos, Wayne, regrese a su vida y le diga que, entre otras cosas, están robando aluminio para fabricar armas, un metal que es indetectable por los poderes alománticos. Así pues, Wax se verá en una encrucijada: volver a sus viejas costumbres para hacer justicia o ser el perfecto líder de los Ladrian para recuperar su reputación perdida.


Lo primero que hay que tener en cuenta antes de abordar esta segunda era es que, tal y como queda claro en la sinopsis, han pasado 300 años entre una historia y otra. Eso significa que pasamos de un escenario claramente medieval donde predominan las monarquías, los tiranos, las guerras y los ejércitos, a una época Pre-Industrial de inspiración steampunk donde tenemos trenes, coches que van sustituyendo paulatinamente a los carruajes y electricidad. No solo la ambientación cambia por completo, sino también el estilo de la tetralogía en sí. En la primera era teníamos que derrotar a un dictador que esclavizaba a los pobres y alentaba a los ricos, donde predominaba la magia de la alomancia y la feruquimia y los entresijos políticos y religiosos eran un pilar fundamental para la sociedad del momento. No obstante, esta segunda era es una novela de misterio en la que hay que desentrañar quiénes son los desvanecedores y cómo están logrando dar golpes tan sonados sin que nadie sea capaz de descubrir sus trucos. La política y la religión pasan a un segundo plano y la alomancia y la feruquimia son tan solo un instrumento más, nada fuera de lo común ni digno de admiración, sino más bien una cualidad intrínseca de las personas.

Aunque Aleación de ley mantiene la esencia de los libros anteriores, el cambio de perspectiva que guía a Sanderson es muy evidente y eso hizo que me costara conectar bastante con lo que estaba leyendo porque no esperaba encontrarme una historia de misterio normal y corriente, aderezada con un poco de alomancia. Me sentía como si estuviera leyendo un libro de Sherlock Holmes, donde nuestro perspicaz detective está encarnado en Wax y su ayudante Watson viene de la mano de Wayne (aunque Wayne está ahí tan solo para ser el apoyo de Wax y la contraparte graciosa y humorística en contraposición con la seriedad genuina de su mejor amigo). Debido a este giro en la forma de contar la historia y en la historia en sí, nos encontramos con una novela cuyo ritmo es muchísimo más ágil que el de sus predecesoras. Sanderson ya no se explaya en detalles como las diferentes manifestaciones religiosas, el funcionamiento de la sociedad, ni de la alomancia/feruquimia; en general, se puede decir que va mucho más al grano y tiene un toque trepidante y adictivo al puro estilo de las novelas de misterio. Lo importante aquí es averiguar quiénes son los desvanecedores y qué pretenden, el contexto que rodea todo ello nos da igual, por lo que el autor nos da las pinceladas justas para que nos situemos y poco más. En el caso de la alomancia/feruquimia sí que se detiene un poco para recordarle al lector las leyes básicas de las mismas y para explicar que 300 años después existen los nacidobles, personas que puede controlar un metal de cada arte. Por ahora, no han aparecido Nacidos de la Bruma, es decir, alománticos capaces de controlar todos los metales. Aun así, la forma en que Sanderson explica estas capacidades es mucho más amena y asequible, ya que no tiene que explicar de golpe las cualidades de ambas (como sí sucedía en la primera era, ya que tanto los nacidos como los feruquimistas podían controlar todos los metales y había que explicar para qué funcionaba cada uno antes de continuar con la trama), sino que nos va recordando las cualidades de los metales según estos van apareciendo progresivamente en la historia.

La trama
, por tanto, es mucho más simple que en la primera era ya que, como comento, se limita a ser un libro de misterio, misterio tras el cual, aparentemente, no hay mucho más. No sé si esto cambiará de cara al resto de la saga, pero por ahora es inevitable ser consciente de su simplicidad en comparación con otras novelas suyas. No hay secretos, no hay dobles sentidos, no hay subtramas ocultas, no hay nada más allá que los desvanecedores y sus objetivos. Y aunque se agradece que no todos los libros de Sanderson sean una sucesión de capas tras capas, no puedo evitar sentir que Aleación de ley está muy lejos de El imperio final en este aspecto. Como consecuencia de esto, aquí no hay giros sorprendentes ni descubrimientos dispuestos a dejar al lector boquiabierto. Si en algo destaca este autor es en su capacidad de dejarte con la miel en los labios a cada capítulo; sin embargo, aquí no sucede y es algo que he echado mucho en falta porque es uno de mis trucos favoritos de Sanderson. Por lo tanto, que el argumento sea menos enrevesado tiene sus pros (agilidad) y sus contras (cero sorpresivo).
En cuanto a los personajes, al ser un libro tan corto (no llega a las cuatrocientas páginas y además la letra es bastante grande), lo cerré con la sensación de que no he llegado a conocerlos como debería. Se me han quedado muy en la superficie y los mejor perfilados son Wax, Wayne y Marasi, pues ellos son los protagonistas. Wax es un noble que veinte años atrás decidió renunciar a sus privilegios y utilizar sus habilidades para convertirse en Vigilante en los Áridos. Regresar a casa como cara visible de los Ladrian le pasa factura y se ve obligado a renunciar a la vida que le gusta para sacar de la bancarrota a su legado y para conseguir que su apellido vuelva a ser relevante. Es un tipo metódico, serio, que medita mucho sus acciones antes de realizarlas y que abraza la libertad que le confieren sus poderes alománticos y feruquímicos. No obstante, la falsedad y los juegos de poder de la nobleza no son lo suyo y no se encuentra cómodo en esos ambientes. Por eso, cuando su compañero de aventuras Wayne acuda a él para instarle a resolver el misterio de los desvanecedores, no dudará demasiado en infringir su promesa y regresar a los viejos hábitos, para disgusto de Steris, su prometida y primogénita de la familia Harms, con quien se va a casar por conveniencia. Wayne, por su parte, es todo lo contrario a Wax. Es el punto humorístico de esta novela: divertido, despreocupado, descarado y con una gran habilidad camaleónica para pasar desapercibido e imitar acentos a la perfección. Para los que seáis de España, sería el equivalente a Mortadelo en Mortadelo y Filemón. Su personalidad carismática y chispeante ha hecho que me cayera mejor que Wax. Y luego tenemos a Marasi, la prima de Steris. Durante la primera parte del libro, Marasi es "una señorita de bien", educada, que solo habla cuando se dirigen a ella y que siempre está en un segundo plano. Pero cuanto más avanzamos en la trama, nos damos cuenta de que es una mujer inteligente, con observaciones agudas, valiente y atrevida. Además, admira en secreto a Wax y sus aventuras, por lo que es muy divertido ver cómo se comporta delante de este cuando por fin deja de fingir su papel de perfecta dama.

Aunque Aleación de ley en rasgos generales me ha gustado, ha habido dos aspectos negativos que me gustaría destacar. El primero es cómo está escrito el libro. Nunca he tenido ningún problema con el estilo de Brandon Sanderson; es más considero que escribe muy bien y se nota que sus obras actuales están mucho más pulidas que las primeras, es decir, que es un autor que ha sabido evolucionar con el tiempo y mejorar cada vez más en este ámbito. Sin embargo, esta novela no está bien escrita. Hay frases mal estructuradas y sin cohesión, párrafos que no se entienden y los diálogos pecan en muchas ocasiones de artificiosos y sin la naturalidad que le caracterizan. Es cierto que este libro se publicó originalmente en el 2011 y ha llovido desde entonces, pero he leído novelas publicadas con anterioridad y están mucho mejor escritas y más trabajadas en este aspecto. No sé si es problema del propio Sanderson o es cosa de la traducción (el traductor es el mismo que en la primera era, así que eso no debería ser posible en teoría), pero los errores eran tan evidentes que incluso tenía que leer una misma frase/párrafo hasta en dos ocasiones para entender su significado. Como consecuencia, esto ha estropeado bastante mi experiencia como lectora.

EDIT: según he podido saber, el problema de escritura que se da en el libro es cosa de la traducción, ya que la editorial Nova tuvo bastantes problemas de traducción con las novelas de Sanderson. Aleación de ley sufrió una corrección de estilo, pero bajo mi punto de vista, no fue demasiado buena.

Por otra parte, quiero hacer hincapié en la parte romántica. Como ya he establecido en reseñas anteriores, Sanderson no es precisamente un lince del romance. En mi opinión, creo que es el aspecto en el que más flojea y eso es algo que tengo asumido, por lo que no espero grandes parejas en este sentido. Pero lo que ha ocurrido en este libro ha ido más allá de gustos personales, y es que se nos plantea la posibilidad de una relación entre personas con una diferencia de edad de veinte años. La chica tiene veinte años y el hombre del que se "enamora" cuarenta, lo que supone una relación muy desigual, sobre todo en dinámicas de poder, ya que tenemos a un hombre mucho más experimentado que la chiquilla inmadura que apenas acaba de dejar la adolescencia. Es verdad que, por suerte, este romance termina no llegando a buen puerto y el hombre en cuestión tiene los suficientes dedos de frente como para saber que está mal sentir un mínimo de atracción por una joven que podría ser perfectamente su hija. Sin embargo, el simple hecho de que Sanderson planteara esa posibilidad y de que haya varias insinuaciones al respecto, me revolvía el estómago. Esto es algo que no me esperaba para nada de este autor y me ha hecho sentir bastante decepcionada. Espero que no vuelva a repetirse ni en el resto de la trilogía ni, en general, en el resto de sus libros que me quedan por leer.

En cuanto al final, ha sido bastante predecible. Llega un momento en el que si bien no sabía cómo los desvanecedores perpetraban sus crímenes, sí que intuía quién podía estar detrás de este particular grupo y cuál podía ser su objetivo final, por lo que ha sido un desenlace bastante descafeinado para los finales trepidantes y asombrosos que suelen caracterizar a este autor. No cerré el libro con la necesidad acuciante de continuar con la segunda parte como sí me ha ocurrido en ocasiones anteriores y tampoco siento un interés apremiante por saber qué le deparará a los protagonistas en sucesivas entregas.


Aleación de ley no ha sido en absoluto lo que me esperaba. Nos encontramos con un inicio de tetralogía bastante flojo si lo comparamos con otras primeras partes de saga de Sanderson, con fallos para nada compatibles con lo metódico de su trabajo y que siento que no lleva la esencia a la que nos tiene acostumbrados. Sí, se lee rápido, es ágil, adictivo y trepidante, pero es un libro que no se ha colado entre mis favoritos y que no me ha generado el impacto que suelen causarme sus obras.

4 comentarios:

  1. Hola.
    Es un autor que tengo muy pendiente el leer. He visto muy buenas reseñas de sus libros y espero poder leer alguno pronto, pero por el momento va a ser imposible, tengo que quitarme pendientes de encima primero.
    Nos leemos.

    ResponderEliminar
  2. ¡Holaaaaaaa! =)
    ¡Gracias! A ver si leo algo del autor :P

    Un abrazote ^^

    ResponderEliminar
  3. Hola!! tengo pendiente esta saga y de más decir al propio autor. La has disfrutado y espero que cuando me toque leerla lo haga igual

    ResponderEliminar
  4. ¡Hola!

    Esta saga es una de mis eternas pendientes, así que espero poder iniciarme en ella más pronto que tarde.

    Un abrazo

    ResponderEliminar