Título: Sombras de identidad (#5)
Título original: Shadows of Self
Autor: Brandon Sanderson
Saga: Nacidos de la bruma
Editorial: Nova
Año de publicación: 2016
Páginas: 420
Sinopsis: La sociedad de Nacidos de la Bruma ha evolucionado en una fusión de magia y tecnología en la que la economía se expande, la democracia se enfrenta a la corrupción y la religión se convierte en una potencia cultural cada vez más influyente, con cuatro fes distintas enfrentadas por la captación de conversos. Esta sociedad tan animada y optimista, aunque todavía tambaleante, se enfrenta ahora a su primera amenaza de terrorismo, crímenes cuyo objetivo es fomentar el descontento de la clase trabajadora y avivar las llamas de los conflictos religiosos. Wax y Wayne, con la asistencia de la adorable y brillante Marasi, deberán dar al traste con la conspiración antes de que las revueltas civiles frenen por completo el progreso de Scadrial.
CONTIENE SPOILERS DE ALEACIÓN DE LEY
Cuando Wax descubrió que detrás de los altercados contra los desvanecedores se encontraba su tío, a quien creía muerto pero solo estaba prófugo tras dilapidar la herencia familiar, supo que este no se iba a detener en conseguir sus objetivos y que aquello solo acababa de empezar. Pero Wax no tiene tiempo para tratar de desenredar los planes de su tío, ya que la ciudad se encuentra en uno de sus momentos más convulsos. La corruptela de los nobles y de los políticos es el pan de cada día. Aquellos que deben gobernar para lograr una sociedad justa se aprovechan de los más débiles para engrosar sus bolsillos sin reparo. Los precios cada vez están más altos y los salarios más bajos, por lo que la gente de a pie está bien dispuesta a tomar las calles para gritar su descontento. La democracia se tambalea, así como la religión, pues las cuatro religiones que hasta el momento habían convivido pacíficamente parecen señalarse unas a otras, alterando todavía más a las masas. Una serie de crímenes están siendo cometidos con el único propósito de agitar aún más el descontento de la población para desatar el caos y avivar cada vez más conflictos. Wax, convertido ahora en vigilante de Elendel, deberá colaborar con los alguaciles para solventar las protestas antes de que estas escalen y sean incontrolables. Contará con la inestimable ayuda de su fiel compañero Wayne y la de Marasi, cuya inteligencia y perspicacia le ha valido un merecido puesto dentro de los alguaciles. Entre los tres lucharán por acabar con la corrupción de las altas esferas y mitigar el descontento del pueblo. Sin embargo, no será tan fácil. Algo está tirando de los hilos en la sombra, una fuerza mítica que se alimenta del caos y que persigue su propio objetivo. Algo que a lo que Wax no esperaba tener que enfrentarse.
Como os comenté en la reseña del libro anterior, esta segunda era de Nacidos de la Bruma poco tiene que ver con la primera. El enfoque que ha escogido Sanderson para esta saga es muy diferente y supuso un hándicap para mí cuando me enfrenté a Aleación de ley. Sin embargo, una vez pasado ese escollo inicial y sabiendo qué era lo que podía esperarme de Sombras de identidad, he de decir que disfruté más de esta lectura, aun teniendo en cuenta que sigue sin ser una novela de cinco estrellas y que sigue habiendo elementos que no me convencen demasiado.
La novela comienza con flashbacks de la vida de Wax en los Áridos, concretamente Sanderson nos mostrará cómo Wax y Leslie, la mujer a la que amaba, se conocieron. Tras ese breve prólogo, regresamos al presente, que inicia con una masacre en una fiesta organizada por el hermano del Gobernador, un hombre corrupto que utiliza su influencia para presionar a los nobles (igual de corruptos que él) y obtener dinero sucio. Cuando Wax acuda a la mansión en calidad de alguacil, enseguida se percatará de que hay algo inusual en el tiroteo y en la posición de los cadáveres, una extrañeza que solo puede explicarse con el uso de la alomancia y, para ser precisos, con el trabajo de un alomante muy bueno en su trabajo. Con la ayuda de Wayne y Marasi, intentará desentrañar quién ha perpetrado los asesinatos y si están relacionados de alguna forma con las trifulcas constantes entre la población. También contará con un aliado inesperado, Armonía, pues parece ser que quien está ejecutando todo aquello es un viejo conocido suyo.
Aunque Sombras de identidad me ha gustado más, sigue habiendo aspectos que son mejorables y que, para mi gusto, no están a la altura de mis expectativas con respecto a Sanderson. Por suerte, el tema de la traducción se ha solucionado ya que esta novela tiene otro traductor y se lee mucho mejor, sin errores de escritura que manchen la historia. Aun así, no me gustó la decisión en el cambio de tono (mucho más rebuscado y pretencioso, lejos del estilo ligero de su predecesor), puesto que se nota muchísimo si, como yo, te lees los dos libros seguidos. Eso sí, una vez te acostumbras, mejora bastante la experiencia de lectura.
Otro problema que tuve fue que esta segunda era me resultaba "poco Sanderson" ya que los elementos que para mí caracterizan sus novelas (religión, política y fantasía) estaban muy diluidos y casi diría que ausentes. Sin embargo, en Sombras de identidad las reflexiones religiosas, los entramados políticos y la fantasía vuelven a estar a la orden del día. Es cierto que su presencia es todavía nimia si la comparamos con otros libros y que la trama de misterio/investigación sigue en primer plano, pero por lo menos en esta ocasión sí que he sentido que estaba leyendo un libro de Sanderson. La fantasía regresa en forma de viejos conocidos de la primera era con los que no esperaba reencontrarme y cuya presencia me ha hecho mucha ilusión porque eran de mis personajes favoritos. Esto ha hecho que por fin ambas eras estén conectadas y no parezcan dos sagas independientes basadas en el mismo mundo.
En cuanto a nuestro elenco protagonista, me mantengo en la opinión de que no tiene, ni de lejos, la misma presencia y el mismo carisma que Kelsier y su banda. Wax me parece un personaje insulso, que hace lo que quiere y como quiere sin tener en cuenta la destrucción que causa a su paso, tanto material como emocional. Está centrado en un único objetivo y lo que pase a su alrededor no parece importarle menos. Es verdad que aquí tenemos ciertas revelaciones interesantes acerca de su pasado que le convierten en un personaje más interesante, pero su personalidad y su forma de actuar no terminan de casarme y me ha hecho poner los ojos en blanco más de una vez. Wayne, por su parte, me sigue pareciendo más entretenido, quizá por su humor, por su forma de ver las cosas y por su peculiar habilidad camaleónica, pero el desprecio que siente por Steris (la prometida de Wax) pese a que esta no se lo merezca, hace que baje puntos en mi escala. Y ahora vamos al tema más espinoso y más decepcionante de esta tetralogía: la representación femenina. Por ahora solo sigue habiendo dos mujeres como "protagonistas", las hermanas Marasi y Steris. Sanderson intenta que Marasi vaya de empoderada, de mujer que ha conseguido un hueco entre los alguaciles gracias a su inteligencia, perspicacia y buen hacer. Sin embargo, es obvio que está ahí solo por ser amiga de Wax y por conocer muy bien al vigilante. Es más, en un momento dado del libro su jefe le dice claramente que su misión es ir tras los pasos de Wax y minimizar al mínimo el impacto negativo de este. Es decir, nadie niega su talento y lo útil que es, pero se deja bien claro que ha llegado hasta donde está gracias a la influencia de Wax (pese a que este no haya hecho nada por conseguirle ese puesto). Y luego tenemos a Steris que, en cuatrocientas páginas, aparece tres veces. Pese a ser un personaje que parece tener mucho que aportar, de nuevo se limita a ser la prometida de Wax, siguiendo mansamente su estela y saliendo en escena cuando este lo necesita para desarrollar su propia trama. A pesar de haber demostrado ser igual de despierta y capaz que Marasi, su único papel es el de futura esposa del protagonista. Por si fuera poco, Wax la ignora sistemáticamente y antepone "sus obligaciones" como vigilante a la que va a ser su futura familia, dejándola sola a la mínima ocasión.
Hay otros dos personajes femeninos que también son destacables. Una de ella es Ranette, una genio de la armamentística que desarrolla armas increíbles e ingeniosas para Wax y Wayne. Tiene muchísimo carácter, es de armas tomar y me encantaría verla en acción porque me parece, de lejos, uno de los mejores personajes de esta saga, pero, una vez más, solo aparece cuando el protagonista la necesita, siendo un mero complemente. La única que ha recibido un poco más de cariño por parte de Sanderson es uno de esos personajes sorpresa de la primera era que os he comentado y que no diré quién es para no hacer spoilers. Aunque también está a la sombra de Wax, tiene un poco más de presencia por sí misma y su presencia no existe única y exclusivamente para satisfacer las necesidades del protagonista masculino, así que rezo porque siga siendo así en sucesivas entregas.
Siguiendo con la trama, no aporta novedades. Seguimos con un estilo más propio de la novela negra donde tenemos qué investigar quién ha perpetrado la masacre de la mansión y quién está detrás de los alborotos de los trabajadores. Quizá lo que más me ha gustado en este sentido ha sido que se puede hacer un buen paralelismo entre lo que aquí nos cuenta el autor y nuestra sociedad actual: políticos corruptos, ricos cada vez más ricos mientras que la clase media se empobrece, despidos masivos, subida de precios... Es un marco que nos resulta cercano y palpable y que nos permite adentrarnos más y mejor en la historia al ser tan familiar. Todo ello salpicado de reflexiones religiosas y políticas que dan que pensar al lector y que nos ayuda a ponernos en la piel de los personajes.
Tal y como es habitual, nos encontramos con unos cuantos giros de trama que no se ven venir y un cliffhanger al final que te deja con la miel en los labios; aun así, no puedo decir que estos descubrimientos me hayan dejado con el corazón a mil, pues para mí estas novelas siguen sin tener la fuerza, la emoción ni la epicidad de la primera era, por lo que siguen resultándome bastante insulsos y no pasan de una mera lectura entretenida.
Sombras de identidad mejora con respecto a la introducción de esta nueva era, pero sigue sin ser un libro de cinco estrellas. Es rápido y fácil de leer, ameno y en ocasiones divertido, pero no está a la altura de otras obras de Sanderson y tampoco ha conseguido conquistarme como esperaba.
Tengo muchas ganas de leer a este autor. Un beso enorme y feliz año.
ResponderEliminarQue bien que los personajes se destaquen tanto... Me gustan los libros de Sanderson
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarUf, tengo muy pendiente leer a Brandon Sanderson y espero poder hacerlo pronto aunque no creo que empiece con esta saga. Gracias por la reseña.
Nos leemos.