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lunes, 18 de noviembre de 2024

"Frágiles", Brenna Thummler

Título : Frágiles (#2)

Título original: Delicates

Autores: Brenna Thummler

Idioma original: inglés

Saga: Sábanas

Editorial: Brúfalo - La cúpula

Año de publicación: 2023

Páginas: 320

Sinopsis: La vida de Marjorie Glatt no ha sido la misma desde que oculta a un grupo de fantasmas en la lavandería de su familia. Uno de ellos, Wendell, que murió joven y ahora debe vagar por la Tierra como un fantasma con nada más que una sábana por cuerpo, pronto se convierte en su amigo; su único amigo, de hecho. Pero cuando parece que por fin encaja en el colegio, Marjorie comienza a preocuparse de que la consideren un bicho raro si su secreto sale a la luz. El empeño de Marjorie por mantener oculta la identidad de Wendell hace que este comience a sentirse más invisible de lo que ya es.

Eliza Duncan, compañera de instituto de Marjorie, también se siente invisible. Su ferviente interés por conseguir fotografiar un fantasma hace que toda la escuela la etiquete como “diferente”. Constantemente desubicada, Eliza comienza a sentirse como un fantasma. A desear ser un fantasma.

Marjorie pronto debe asumir el precio que debe pagar para ser aceptada por sus supuestos amigos. ¿Vale la pena perder a Wendell? ¿Y es ella también, de alguna manera, culpable del acoso que soporta Eliza?

CONTIENE SPOILERS DE SÁBANAS

Wendell, un fantasma que se ha reconciliado con su condición de no-vivo, y Marjorie, una adolescente con una vida un poco complicada que parece que por fin está saliendo del pozo, ahora son uña y carne. Se podría decir que son casi compañeros de piso porque tanto Wendell como sus amigos fantasmas se han trasladado a la lavandería Glatt para ayudar a Marjorie con su trabajo, usando para ello la fórmula mágica de los fantasmas para dejar las sábanas impolutas. Marjorie nunca pensó que su mejor amigo sería un fantasma, pero es quien mejor la entiende y el único que sabe por lo que está pasando. A esta ecuación se unirá de Eliza, una compañera de clase introvertida que ha repetido curso. Es una chica muy retraída a quien le cuesta mucho hacer amigos; tiene una personalidad bastante excéntrica y reservada y está obsesionada con demostrar que los fantasmas existen, de ahí que los demás la traten como un bicho raro. Eliza es la hija del profesor de educación física de Marjorie, con quien esta se lleva muy bien, por lo que este le pedirá que, aprovechando el inicio de clases, intente hacerse amiga de su hija para que el instituto no se le haga muy cuesta arriba y para sacarla de ese cascarón de introversión.

Este segundo tomo nos va contando el día a día de Marjorie y cómo tiene que lidiar con el instituto, el trabajo, las trastadas de Wendell y sus amigos fantasmas y también cómo su familia parece que se va a recuperando del recuerdo de su madre fallecida, ahora que el padre de Marjorie va saliendo poco a poco de su depresión. No obstante, la relación entre Marjorie y Wendell pasará a un segundo plano porque la historia se centra en conocer mejor a Eliza, su pasado, sus motivaciones y cómo ha terminado convirtiendo la búsqueda de fantasmas en toda su personalidad, así como los vínculos que se van forjando entre ella y nuestra protagonista. Eliza es una chica que nunca ha encajado entre sus compañeros de clase y el haber repetido curso ha acentuado su rechazo hacia los demás y la creencia de que lo único que merece la pena, a parte de su propia familia, son los fantasmas. Marjorie, siguiendo la petición de su profesor, se esforzará por conocerla mejor y se interesará por sus peculiares gustos paranormales, y también por su afición por la fotografía.

De nuevo se tratan temas importantes como la salud mental, el bullying y el suicidio. Si en Sábanas la autora se centraba sobre todo en la pérdida y la depresión, en Frágiles los problemas que se muestran están más relacionados con la adolescencia: el sentimiento de no encajar en ningún sitio, el ansia por formar parte de los chicos populares y tratar desesperadamente de hacer amigos en el instituto para no ser un marginado... Además, Marjorie se esfuerza por compaginar su vida con Wendell y el resto de fantasmas (cuya existencia nadie debe conocer por motivos evidentes), con su día a día en el instituto y con su responsabilidad para con Eliza. Eliza no le pondrá las cosas fáciles. Su único tema de conversación son los fantasmas y la fotografía (de fantasmas) por lo que para Marjorie es muy complicado juntarla a ella con sus nuevos amigos y realizar quedadas. Marjorie se ha integrado en el "grupo de los guays" de clase, que ven a Eliza como una marginada que no encaja en absoluto con ellos, por lo que nuestra protagonista tendrá que hacer malabares para dividir su tiempo y no decepcionar a nadie. A eso se junta que la propia Marjorie no está en su mejor momento. Se siente estancada y que su vida no va más allá de trabajar en la lavandería e ir al instituto. Tampoco tiene hobbies, sueños o nada que la ilusione porque tras la muerte de su madre, su único objetivo fue conseguir mantener el negocio familiar a flote a duras penas y que eso no le perjudicara en sus estudios. Además, ahora que su padre se está recuperando y ha tomado las riendas de la familia, Marjorie tiene más tiempo libre para llevar la vida normal que se espera de alguien de su edad, lo que le hace darse cuenta de que ha pasado tantos años absorbida por la necesidad y la supervivencia, que ahora no sabe lo que quiere. Por otro lado, la antaño cercana relación que mantenía con su hermano pequeño se está deteriorando lentamente; Owen está entrando en la etapa rebelde típica de su edad, la cual le lleva a aislarse, a sentirse incomprendido (con su mal humor correspondiente) y a distanciarse emocionalmente de su familia, algo que a Marjorie le costará asimilar y que no sabe cómo enfrentar.

Además, se abre una pequeña grieta entre Wendell y Marjorie. Como nadie puede saber que el pequeño fantasma existe, a Marjorie le cuesta mucho compaginar las quedadas con su mejor amigo, las salidas con Eliza y sus obligaciones. Es por esto que, sin quererlo, descuida la relación con Wendell y este no podrá evitar sentirse desplazado al ver cómo Marjorie cancela sus planes o se olvida de ellos porque está muy ocupada intentando construir una amistad con Eliza. Todo esto fomenta un caldo de cultivo para que Marjorie se encuentre en una encrucijada constante en la que no sabe cuál es la forma correcta de proceder en cada frente que tiene abierto, máxime cuando hasta el momento se dejaba llevar solo y exclusivamente por sus obligaciones familiares y solo le preocupaba el futuro más inmediato. Ahora, tiene que lidiar con problemas más "típicos de adolescentes" a los que no sabe cómo enfrentarse sin herir a nadie, y más teniendo en cuenta que ni ella misma parece saber qué es lo que quiere o qué le hace feliz.

Mientras que en el primer tomo, el tono de la historia era más inocente y más cuqui, en este segundo Marjorie deja de ser una niña para convertirse en una adolescente, por lo que los problemas que se plantean van acorde a esa evolución y, en consecuencia, el tono que emplea la autora es mucho más reflexivo y agridulce. Nos encontramos a una Marjorie perdida, que no está segura de hacer lo correcto y que, a pesar de estar rodeada de gente, se siente invisible. Y es que Thummler presenta el bullying desde una doble perspectiva. En el caso de Marjorie, lo sufre de una forma casi indetectable, mediante comentarios sutiles por parte de sus compañeros de clase (que ahora son supuestamente sus amigos), que, como digo, la hacen sentir invisible, poca cosa, que nunca pertenecerá por derecho propio al grupo de los "guays", pues la han aceptado casi con pena y su cabecilla, Tessi, no deja de recordárselo de forma indirecta. Además, ella está empeñada en hacer de celestina entre Marjorie y Colton, el chico popular, lo que también le hace sentir increíblemente incómoda, pero no sabe cómo expresarlo sin parecer una desagradecida. Así pues, aunque aparentemente es parte del grupo y estos se consideran a sí mismos sus amigos, lo cierto es que sus gestos, comentarios y ciertos detalles más, le harán ver a Marjorie que nunca será parte de su círculo lo que constituye, como digo, una forma de bullying mucho más sutil. Por otro lado, existe un acoso más evidente hacia Eliza. Si bien no la insultan ni la desprecian abiertamente, es más que evidente que la considera una friki inadaptada, con unos gustos excéntricos que desentonan por completo con el resto de personajes. Tessi y los demás no dudan en hacerle ver a Marjorie que se sienten incómodos en presencia de Eliza porque su forma de ser y de actuar es bastante discordante con respecto a los demás, por lo que, aunque no le faltan el respeto directamente, sí que le dejan bien claro que el único motivo por el cuál la toleran cerca, es por deferencia hacia Marjorie, porque ella quiere invitarla. Este constante desprecio hacia sus hobbies y el ser incapaz de encontrar amigos porque nadie la entiende, la llevarán al límite y a tomar decisiones cuanto menos peliagudas. Aun así, he de decir que el personaje de Eliza se me hizo bastante cargante y aunque por supuesto me enfurecía que otros personajes se metieran con ella, es cierto que su conversación era monotemática. Era imposible para Marjorie tener una conversación con Eliza que no tuviera referencias ni a fantasmas ni a fotografías de fantasmas, por lo que era más que comprensible que esta se exasperara. Entiendo que esos hobbies son su pasión, pero es que literalmente no hablaba de otra cosa y, para más inri, todas las quedadas que hacían ella y Marjorie tenían que estar relacionadas, de una forma u otra, con lo paranormal. Es por esto que, aunque Eliza me da pena y se puede empatizar con ella, me resultó un personaje cargante y egoísta que es incapaz de mirar más allá de sí misma, que no se molesta en absoluto en conocer a Marjorie y sus hobbies y que indirectamente obliga a los demás a adaptarse a ella y a lo que le gusta.


Frágiles mantiene ese aire melancólico de su predecesor, tratando temas complicados con una gran delicadeza y añadiendo otros a la palestra, propios de la adolescencia y la presión social que esta implica en muchas ocasiones. La historia sigue siendo tierna, sí, pero esa dulzura que veíamos entre Wendell y Majorie y que representaba el grueso del argumento, pasa a un segundo plano para focalizarnos en el bullying, la presión de grupo, la sensación de no encajar en ningún sitio o la incertidumbre del futuro.

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