Guía elemental para que los dragones aprendan a entrenar a sus jinetes. Escrita y editada por Desdentao, el Furia Nocturna. Dedicada a Hipo.
1. La forma ideal de despertar a tu vikingo todas las mañanas es saltar sobre él mientras duerme y lamerle la cara. De esta forma, abrirá los ojos de golpe y la incomodidad por sentir su cara mojada y tu peso sobre su cuerpo le impedirán volver a dormirse.
2. Cualquier hora es buena para una sesión de vuelo. Cualquier cantidad de sesiones de vuelo al día es válida. Si tu vikingo no quiere, arrástrale a la calle. Agárrale con boca y/o garras del peto y tira de él hasta que esté sentado sobre tu lomo y dispuesto a volar. Sobre todo si tu aleta está mutilada y le necesitas para surcar el cielo.
3. Exígele ingentes kilos de pescado. Eres un dragón, tienes un cuerpo enorme que necesita ser alimentado y él está obligado a hacerlo. Persigue a tu jinete hasta que te dé la comida que llene tu estómago.
3. Exígele ingentes kilos de pescado. Eres un dragón, tienes un cuerpo enorme que necesita ser alimentado y él está obligado a hacerlo. Persigue a tu jinete hasta que te dé la comida que llene tu estómago.
4. Tu vikingo es solo tuyo y de nadie más. Te pertenece en exclusividad. Es intransferible e incompartible con otro ser humano más allá de su familia. Y solo si es estrictamente necesario.
5. Si tu jinete se comporta de forma estúpida, házselo saber. Su comportamiento tiene que ser siempre correcto para no dejarte en ridículo y, sobre todo, porque si actúa de manera irracional e impulsiva, vas a ser tú el que tenga que salvarle de situaciones peliagudas. En especial, si esas prácticas involucran a otros dragones (o cuevas).
6. Tu mandas. Eres el jefe, el alfa. Debes demostrarlo y asegurarte de que queda claro. Si tu relación con tu vikingo es buena, puedes compartir tu liderazgo con él. Pero tampoco mucho.
7. Eres un dragón mimoso (aunque eso no te quita fiereza) y, como tal, debes ser mimado de vez en cuando y con entrega. No hay nada mejor que unos buenos arrumacos.
Hipo miró alternativamente el cuaderno y a Desdentao. La cara de incredulidad pasó a una sonrisa cuando reconoció la letra de Valka. Parecía que su amigo escamoso había sabido transmitir a la perfección sus sentimientos, tan transparentes que ella había sido capaz de plasmarlos en un papel. Lógico, teniendo en cuenta que su madre casi vivía y respiraba por los dragones. Nadie mejor que ella para comprender a uno de sus pequeñines. Las reglas 2, 3 y 4 estaban, además, rodeadas con un círculo de carboncillo. Por las manchas, dedujo que el propio dragón se había encargado (con la boca, un carboncillo de su tamaño y un poco de habilidad) de remarcarlas. Hipo amplió su sonrisa. Desdentao le miraba sentado sobre sus patas traseras, con un deje de diversión en sus ojos verde ácido y la lengua colgando, dándole un aspecto de lo más gracioso y achuchable.
-Vaya, vaya, campeón. Así que por mi cumpleaños me regalas un manual de cómo tratarte, ¿eh? Se supone que debería ser un regalo para mi, no para ti -le señaló con el dedo. El dragón le rozó con suavidad la frente, conciliador, e Hipo no pudo evitar reírse y acariciar su cuello. Tuvo que reconocer que el libro había sido de lo más original y que no puede negarle nada a su grandullón. -Prometo cumplirlo todo, ya verás -dijo, rascando su barbilla.
Desdentao ronroneó y se apartó unos centímetros de él. Giró la cabeza y la metió en una de las alforjas que siempre lleva colgadas en el arnés. Sacó con la boca un objeto pequeño y brillante y se lo extendió a Hipo. El vikingo lo cogió, evitando componer la mueca de asco que solía producirle cualquier cosa sumergida en baba de dragón. Parecía que su amiguito había colado aquel objeto en la bolsa de piel antes de salir, como todas las mañanas, a volar. Lo limpió (susurrando un "puaj") en su pantalón ante la postura ansiosa de su compañero. Era un cordón grueso y negro rematado con un nudo para formar un colgante. De él, con un movimiento pendular, se balanceaba una escama negra que ocupaba tres cuartas partes de la palma de su mano, tan lustrosa y pulida que reflejaba los incipientes (e inusuales en Mema) rayos del sol. Era una escama. Una escama de furia nocturna. La tomó con delicadeza entre sus dedos. Titilaba en tonos oscuros y azules. Era preciosa. Desdentao parecía querer un veredicto. Hipo se puso el colgante. Quedaba justo a la altura del corazón. Se acercó hasta el dragón y, sin mediar palabra, le abrazó. Se dio cuenta de cuánto había crecido. Ahora le sacaba casi una cabeza al dragón cuando este estaba sentado.
Los dos se habían hecho mayores. Juntos. La palabra "juntos" tenía para él un valor especial desde hacía cinco años. Era más bonita, más llena, con más emociones, más agradable de pensar y de sentir. Desdentao, en un torpe intento de imitar un abrazo humano, rodeó con tosquedad la espalda del vikingo con su pata delantera, atrayéndole hacia sí, provocando que Hipo hundiera su cara bajo su oreja alargada. Esta vibró, como las cuerdas tensas de los barcos al ser movidas por el viento. Le produjo cosquillas en la mejilla. Sentía el pecho de su compañero reptil respirar bajo su peto. Nunca, nunca hasta ese instante mágico, se había fijado en cuan parecido era el ritmo de sus latidos, el aire de sus pulmones. Siempre creyó que eran uno cuando surcaban las nubes, que era entonces y solo entonces cuando dragón y humano se transformaban en una especie de mutante, una sola alma y un solo ser. Pero eso no era cierto. Su conexión había surgido tiempo atrás, a causa de un arma que nunca debió de ser disparada pero que, paradojas del destino, le proporcionó a su mejor amigo. Desdentao ronroneó de nuevo e Hipo se apartó de su calidez con lentitud, saboreando esos minutos, dejando que su mano derecha vagara por las escamas de su cuello antes de posarse, definitivamente, bajo su barbilla. Los ojos verdes del otro, de su otro yo, emanaban una luz especial. Valka siempre bromeaba con que Desdentao, al igual que ellos, tenía los ojos verdes porque pertenecía a una misma familia, porque ya formaba parte de sus vidas y de su cotidianidad. Lo que Valka no sabía era que su hijo llevaba años albergando ese mismo sentimiento, esa sensación de proximidad y familiaridad que le alcanzaba cada minuto que su compañero estaba a su lado. Sentía el colgante caliente sobre su pecho, una prueba más de que aquello era real, de que no era una mera relación dragón-jinete, ni siquiera una simple amistad. Iba más allá, tocando lo inalcanzable.
-Campeón, gracias. Eres impresionante -dijo, rememorando las palabras que hacía unos años le había dedicado cuando este decidió, por cuenta propia, recuperar del mar su casco vikingo, después de perderlo durante uno de sus vuelos. Ese recuerdo era, en parte, especialmente doloroso para Hipo, ya que llegó a pensar que Desdentao no lo necesitaría más. Nunca antes había sido consciente de que, en realidad, era el propio Hipo el que lo necesitaba en su vida. Casi tanto como el oxígeno.
We can do this. You and me. As one.
El dragón gruñó e Hipo lo interpretó como un "Feliz cumpleaños, humano". Sonrió, más para sí mismo que para el exterior. Desdentao bufó sobre su pelo y le revolvió el flequillo, para después bajar y lamer la punta de su nariz, cariñoso.
-Gracias, campeón -repitió-. Gracias por todo. -no creía que unas simples palabras fueran capaces de expresar lo que realmente necesitaba expresar. Pero era mejor que nada. Con una palmadita en su lomo, trepó por sus patas y se encaramó a la silla de montar. -Vamos campeón, mamá nos espera para comer. -le gustaba referirse a Valka como "mamá" cuando hablaba con Desdentao, ya que ella misma se sentía también responsable y progenitora del dragón. -Y seguro que mi padre anda furioso preguntando donde estoy para mandarme no se qué tareas para con mi pueblo. -imitó el habla de Estoico pésimamente, haciendo a su amigo reír de su manera característica.
El furia nocturna alzó el vuelo, extendiendo sus alas cuan largo era. El trayecto era corto y la velocidad lenta, lo que le permitió a Hipo poder disfrutar de las vistas y de la brisa rozando su piel y su pelo. Estiró sus brazos en horizontal y lanzó al vacío un grito de júbilo, acompañado por una llamarada azul que los envolvió en su masa y espectro caliente. La escama palpitaba bajo su ropa. Tenía el corazón de un líder. El alma de un dragón.
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Como bien dice la entrada, este mini relato es mi regalo de cumpleaños para mi vikinga personal, Gema cuyos blogs tenéis que visitar porque lo digo yo 8D (Delirios a máquina y Beyond a writer's mind). A esta pedazo de personita la conocí gracias a un rol de Cómo entrenar a tu dragón (¡sorpresa!) en el que, como habréis deducido, yo ejercía el papel de Desdentao (Toothless, Chimuelo) y ella era un Hipo libre, es decir, un Hipo que roleaba con todo el mundo y no pertenecía a ninguna familia rol concreta. Pero con mis encantos de Furia Nocturna logré conquistarla y aceptó ser mi jinete. Y aquí estamos, varios meses después, mi vikinga se me hace mayor y qué mejor forma de celebrarlo (?) que regalándole una pequeña historia llena de feels, como a ella le gustan. Y a mi, para qué nos vamos a engañar. Anda que no hemos llorado las dos a moco tendido roleándoles. Bueno, medio rol lloró con nosotras, es que somos amantes de darle feels y drama a la gente, qué se le va a hacer.
Espero que te guste y que lo disfrutes, que ojala tuviera alas de verdad para ir a por ti a Santander, Oviedo o dónde quiera que estés ahora mismo y darte un buen achuchón y, de paso, una escama de dragón en forma de colgante. Pero las distancias es lo que tiene y solo puedo ofrecerte esto. ¡Feliz cumple, vikinga! Que sigamos mucho tiempo soportándonos mutuamente nuestra obsesión por los dragones y sufriendo con ellos.
¡Ah, como curiosidad! Por si os interesa, hay realmente un libro de Cressida Cowell titulado Cómo entrenar a tu vikingo, aunque no me he basado en él para hacer estas "normas", ya que todavía no me lo he podido leer. ¡Felices fiestas!
ACABO DE MORIR DE AMOR, MUCHO, TE AMO, OJALÁ ESTUVIERAS DELANTE PORQUE SIGO TENIENDO LA LAGRIMILLA DESDE EL SEGUNDO PUNTO DE LA LISTA, O PUEDE QUE EL PRIMERO.
ResponderEliminarJoder, en serio, no podías darme estos feels. Ojalá estuvieras aquí para darte el abrazo más grande del mundo.
Hay una parte en la que por un segundo pensé que le ibas a dar un morreo jajaja
Jo, no, en serio, la sonrisa tonta todo el relato, muchísimas gracias de verdad, qué feels, qué bonito, qué todo.
Te quiero tener delante para darte un abrazo de dragón <3
Un besazo enorme.
EL PLAN ERA HACERTE MORIR DE AMOR. CREO QUE LO HE CONSEGUIDO. Jo, ¿qué menos podía hacer por ti? Después de tantas cosas, lo mínimo era compensártelo de alguna forma y parece que los dramas y los feels son lo mio (?) Feliz cumple y feliz año y feliz todo :D Es una promesa, algún día iré a verte.
EliminarMe parece un detallazo por tu parte. Me encantan los textos de Gema, y como administradora es un amor.
ResponderEliminarMe he reido mucho con esas normas tan curiosas, pero a los dragones hay que tenerlos como oro en paño, hay que cuidarlos muy bien jejeje
Voy a ver si la felicito yo también, un beso
Lena de Compases Rotos
¡Hola! Gracias por pasarte por el blog y por leer este relato tan... aleatorio jaja. Ah, quien tuviera un dragón, te aseguro que yo por un furia nocturna así hago eso y más <3
EliminarUn beso :D
Me.encanta.es precioso.¿te as planteado hacer un fanic de como entrenar a tu dragon?se te da bien
ResponderEliminarMe encantaria poder volar a lomos de un dragon y alejarme de este cruel mundo que mata toda la fantasia y no deja a la gente soñar.Pero en el fondo unas pocas personas sabemos que en realidad existen y que estan escondidos a la espera de que los encontremos
ResponderEliminar¡Hola! Te respondo aquí los dos comentarios. La verdad es que intenté escribir varios fics de CEATD pero no tengo mucho tiempo, así que los terminaba dejando a medias jajaja. Y por otro lado, ¡ojalá existan los dragones de verdad! Pero como los de la peli, que se puedan entrenar y vivir aventuras increíbles con ellos, no de esos que te quieren comer jajaja. Un beso <3
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