"Besos entre líneas", May R Ayamonte y Esmeralda Verdú

Antes de comenzar, quiero aclarar que la novela no me ha gustado nada y que cuando un libro produce semejante efecto en mí, suelo escribir reseñas cargadas de ironía y mala leche. Por lo que dejo constancia de que no pretendo ofender a nadie con mi opinión personal y disculparme de antemano por si alguien puede sentirse así. Asimismo, comentar que esta reseña contiene spoilers porque son necesarios para explicar mis argumentos. Leedla bajo vuestra consideración.

Al enterarme de que estas dos famosas booktubers iban a sacar una novela, me picó la curiosidad pues pensé, ingenua, que sería una lectura de calidad. No porque relacione el ser crítica de literatura con escribir bien, pero sí creí que sería un libro carente de los fallos que ellas mismas advierten en las novelas que pasan por sus manos por razones evidentes. Es decir, si a mi no me gusta el instalove, yo no escribo un instalove. Con lo cual, albergaba bastantes esperanzas. Sin embargo, me extrañé al ver una nota baja en Goodreads y me extrañé aún más debido a los comentarios negativos que estaba recibiendo.

Así que ni corta ni perezosa, le propuse a Aida del blog Out of the books que lo leyera conmigo. Podéis encontrar su reseña aquí.

Título: Besos entre líneas

Autoras: May R. Ayamonte y Esmeralda Verdú

Idioma original: español

Editorial: Planeta

Año de publicación: 2016

Páginas: 345

Sinopsis: Emma es una joven cuya vida no es nada fácil. Cuando tenía seis años, su madre murió en un accidente de coche y su padre, al que tiene que cuidar los fines de semana, sufrió grandes secuelas físicas e intelectuales. Entre los estudios y sus responsabilidades familiares, Emma no tiene mucho tiempo para hacer lo propio de su edad. Pero por suerte hay algo que anima sus días: la literatura. Los libros, su blog y su nuevo canal de Youtube son su refugio, y mientras todas las personas de su entorno tienen vida social, Emma prefiere pasar las horas en la biblioteca.

Todo cambia cuando Eric, el chico que acaba de llegar al pueblo, entra en su vida. Eric es guapísimo y arrollador, pero también esconde muchos secretos y un pasado oscuro por el que tiene que cumplir condena haciendo trabajo comunitario.

¿Podrá Eric sacar a Emma de la burbuja en la que vive? ¿Por qué la relación con Eric es tan complicada y confusa? ¿Por qué es tan hermético y enigmático? ¿Qué oculta?

Emma es una enamorada de los libros (y de Eric) que lleva apenas un mes con su blog pero ya tiene doscientos seguidores. Este inicio ya me crispó puesto que las propias autoras están en este mundillo y deberían saber de sobra que no alcanzas semejantes cifras con ese tiempo en funcionamiento. Pero en fin, esta será una de las muchas incoherencias que nos irán regalando a lo largo de las trescientas páginas. Asidua de la biblioteca (hecho por el cuál debería saber que en ese lugar los móviles se ponen en silencio, pero no, ella es especial y su precioso tono de Sinsajo no puede ser silenciado), conoce allí a Eric en unas circunstancias un tanto... especiales. Con especiales me refiero a esto:

Empiezo a contestarles de nuevo con una sonrisa en la boca, cuando oigo unos susurros. Parece que vienen de algunos pasillos más allá. Me levanto sin pensarlo dos veces y me encamino muy despacio hacia donde procede la voz, intentando no hacer ruido.

Es bien sabido por todos que si en la biblioteca escuchas a alguien recitar a Bukowski con una cadencia similiar a la que usas para invocar a Satán, te acercas para espiar a dicha persona porque te apetece, en vez de ignorarle o, más probable, echarle la bronca por hacer ruido.

Y a esto: al salir de la biblioteca, el chico acorrala a Emma en una pared y la besa sin su consentimiento para meterle marihuana en el bolso y así librarse del policía que le tenía echado el ojo. Sin embargo, Emma, ¡ay Emma! (cuyo nombre espero que venga de la famosa Emma Bovary porque son mujeres igual de insoportables, aunque esta última al menos tiene excusa), considera que no es ningún problema puesto que el chico en cuestión es guapo. Corrijo. Muy guapo. Con lo cual, lo máximo que opina ella al respecto es lo siguiente.

La situación me parece graciosa, pero hasta cierto punto.Todavía no me puedo creer que de verdad me metiera hierba en el bolsillo.

Lógico. Si un desconocido me aborda, me mete la lengua hasta la campanilla y, de paso, droga, yo también me divierto. Muchísimo. O me echo a llorar y salgo corriendo. Ah, espera, que esto último es lo que hace la gente con sentido común. A raíz de esto, me gustaría recalcar que una de las autoras se declara abiertamente feminista. Y no quiero mencionarlas más porque no pretendo que esta reseña sea un ataque hacia ellas, simplemente ese dato me resulta curioso. A partir de este momento, Eric se va a convertir en dios todopoderoso y va a salir prácticamente en cada maldita escena. No es exageración, es estadística. En apenas diez páginas he llegado a encontrarle tres veces (Estoy a punto de contestar a Clara cuando veo a Eric hablando con alguien unos metros más allá. No puede ser. Aquí también no. SORPRESA).

Una vez que ha quedado demostrado que Emma tiene pocas luces y sus neuronas solo existen para los libros puesto que anda un poco perdida en la vida real, descubrimos que es una persona modesta y encantadora:

Lys no dejó de ir al psicólogo a pesar de superar la anorexia. Logro que, por cierto, según ella, fue gracias a mí. Un día que fui a verla al hospital cuando estaba interna, rompí a llorar y le pedí que volviera a casa. Le dije que no podía seguir adelante sin ella y nuestros padres. Lys volvió a casa a los pocos meses y se fue recuperando. Aunque las cicatrices la siguen marcando.

Qué drama, pobre chica, qué buena hermana por ayudarla con su trastorno psicológico y físico con solo unas palabras. Qué realista. Porque sí, no solo su madre murió en un accidente de coche y su padre quedó parapléjico debido a esto, si no que Lys sufre anorexia. Bueno, ya no. Porque las súplicas de Emma son mágicas y hacen que la gente se recupere (más o menos) de sus enfermedades. Ojala fuera mi amiga. Además de sanadora profesional, es sincera y agradable cuando su tío le regala un libro y ella le dice que no hacía falta cuando en realidad piensa lo contrario. Pues no, querida, no hacía falta porque regalarte un libro no es una obligación, es una acción desinteresada de alguien que te aprecia. Por si no se ha notado su obsesión literaria, el culmen se produce en las visitas a su padre:

Me acerco a la primera estantería y le hablo a mi padre sin parar.
-Mira, ¡qué bonita es esta edición! Ah, este otro ya lo he leído y no es para tanto como dicen. Quiero comprarlos todos, ¡son tan bonitos!

Dejemos de momento a un lado la narración sumamente elaborada. Ves a tu padre encadenado a una silla de ruedas los fines de semana. Y solo sabes hablar de libros. Y libros. Y más libros. ¿No tiene otro tema de conversación? Bueno, perdón, sí, Eric. Libros y Eric. Las charlas que mantiene con su padre son casi un copia y pega, solo comentarios acerca de las novelas que se ha leído o le quedan por leer. Son diálogos aburridos, insulsos, carentes de sentido. Entiendo que su vida pueda no ser lo suficientemente interesante como para experimentar sensaciones más allá de lo bien que huelen las páginas y lo magníficas que son las convenciones, pero ¿en serio no es capaz de contarle algo que no sepa ya?

¿Es ese Eric? Sin duda. Su silueta y sus movimientos con las manos al hablar son inconfundibles.

Por supuesto. ¿Quién en su sano juicio no tendría grabado a fuego en su memoria los gestos de un tío al que has visto... cuántas... dos veces?

Besos entre líneas está plagado de incoherencias. Esto demuestra que la editorial ha pasado olímpicamente de unificar el estilo de las autoras y de, en general, darle un mínimo de cohesión y correción, lo cual no es culpa de ellas, por supuesto. Una de las ideas que rondaban por mi mente con respecto a este libro, era el hecho de que el tratamiento del tema de Blogger y Youtube, se haría desde la realidad. Pero no. De nuevo. Blogger es un mundo de piruleta con unicornios danzarines que, aún contando con pocos seguidores, nos permite disfrutar de placeres como este:

Tengo que estar un rato peleándome con el paquete hasta que por fin lo consigo abrir. Saco de su interior el libro Prohibido de Tabitha Suzuma. Es más gordo de lo que esperaba y en su portada reza que es una edición en pruebas, razón por la que no tiene solapas y su versión no es la definitiva.

a) La cursiva la he puesto yo porque ni siquiera eso han corregido
b) Todo el mundo sabe que las editoriales te mandan libros sin importar el número bajo de seguidores
c) Y además, confian tanto en ti que te envían las pruebas, ni siquiera la novela terminada

Además de su desgraciada situación familiar, la cuál le afecta sobremanera y por la que se preocupa muchísimo, carga con la tragedia de la incomprensión, pues solo sus mejores amigas, también lectoras, entienden su obsesión por la literatura juvenil (¡Pero si el olor a libros es el que más me gusta del mundo mundial! Aunque estas cosas no se las puedo decir a Anne, nunca me comprende...). Amigas que, por cierto, escriben whatsapp en élfico. Gracias a ellas he aprendido la compleja gramática y vocabulario de este hermoso idioma. Me abstengo de poner ninguno para no dañar la sensibilidad de los lectores.

Regresemos a Eric, que está apareciendo en mi reseña menos de lo necesario. Emma es comprensiva y atenta, por eso se angustia al saber que el chico está recayendo en las drogas. Cuando todo lo que sabe de él es gracias a los encontronazos increíblemente casuales y las escasas frases que se han intercambiado. La envidio, ya me gustaría a mí encontrarme con el mismo tío macizo allá donde voy. Emma tiene mayor interés en ayudar a Eric que a su propia familia. Pero entendedla, es que su familia no es tan guapa como él ni tiene unos músculos que se le marcan bajo la ropa.

Está dormido con la boca entreabierta y su expresión relajada y pacífica hace que parezca un angelito. Está muy mono. Sin pensarlo mucho, miro mi móvil y me decido a hacerle una foto. [Bla, bla, bla] Pero como de costumbre, mi mala suerte hace que tenga activado el flash. [Bla, bla, bla] No puede ser. ¿Cuántas veces me va a pillar Eric in fraganti espiándole? Si yo fuera él, me empezaría a mosquear...

Uy, ¿sí? ¿Tú crees?

Hay tantas incoherencias en la trama que no sé ni por dónde comenzar. Emma se enamora de Eric nada más verle y nace en ella una obsesión casi insana por un tío al que no conoce pero sí, es sexy. Su relación surge de la nada, ahora se hablan, ahora se insultan, ahora se besan, ahora Emma se enfada, ahora tienen sexo. De hecho, ni siquiera te enteras de que están juntos hasta que Emma, súper destrozada, anuncia a voces que han cortado. No me he creído para nada su noviazgo. Ella insiste una y otra vez en que Eric la ha dejado echa polvo y no deja de llorar con solo mencionar su nombre. ¿En serio? ¿Has estado cuántos meses con él? Besándote con una persona a la que no conocías de nada, que está contigo vete a saber por qué porque eres realmente odiosa. No ha ocurrido absolutamente nada en ese tiempo que han estado juntos. Sí, que se saltaban las clases porque son unos malotes y se morreaban por las esquinas. Y ya. Me ha resultado ofensivo que Emma se hiciera la víctima a ese nivel porque su relación no es lo suficientemente sólida como para sentir semejante tristeza. Ah, perdón, sí, que ha perdido la virginidad con Eric. Qué mayor. Que, por cierto, ha sido sexo sin protección. Normal, teniendo en cuenta la mutua confianza que existía entre ellos y las nulas posibilidades de quedarse embarazada o tener una ETS. Ya sabéis, niños, a follar como locos si queréis mucho a vuestras parejas. Pista: no.

Después de que Emma corte con Eric porque se siente traicionadísima por el pasado trágico del muchacho (sí, también tiene una vida cruel y desgraciada para que nos de penita), viene la guinda del pastel: el supuesto triángulo amoroso. Nuestra joven e increíblemente madura protagonista tiene un amor platónico con un booktuber mexicano, Gabriel (¡qué guapo es! ¡Y qué ojos más verdes!). Ambos se encuentran por casualidad en la Blogger Lit Con, donde Emma por casualidad le pega un librazo en la cara lo que hace que prenda en ellos casualmente la chispa y Gabriel quede enamoradito. Es que, a ver, ¿quién no bebería los vientos por ella? Y digo "supuesto" porque es obvio desde el inicio de la novela que Emma está coladita por los hueso de Eric y que va a terminar con él. Os destripo el final: termina con él. Inesperado, lo sé. Es un giro impensable.

Decido dejarle un comentario (a Gabriel), aunque probablemente  nunca lo lea entre tantos. Aun así, me siento bien dándole las gracias, porque se las merece. Y, para qué mentir, encima es guapísimo y tiene una sonrisa que no se me va de la cabeza.


Acabo de acordarme: también he soñado con él, con Gabriel. ¿Cómo puede ser que lo descubriera ayer y que se me haya metido tanto en la cabeza que incluso sueño con él?

Gabriel, Eric, Gabriel, Eric, Gabriel, Eric... y así medio libro. Roza lo apasionante

-¡Emma!, ¿quieres ir de una vez a ayudar a tu padre? Hace veinte minutos que te dije que bajaras.
-Ya voy, tía, no me había dado cuenta de la hora.
Qué rabia tener que dejar lo que estoy haciendo. ¡Quiero seguir haciendo vídeos!

Emma es una chica estúpida, egoísta, que antepone su hobby y a Eric a su familia, que ignora las necesidades de su padre, que no está al lado de su hermana cuando la necesita, que usa las enfermedades ajenas como excusa para poder meterle mano a Eric en su casa sin que la moleste; pava, insulsa, tonta, que vive en los mundos de yupi y que, para colmo, saca notaza en selectividad sin haber hecho ni el huevo durante todo bachillerato porque los miles de millones de seguidores de su blog y su canal son más importantes que su futuro.

Eric es un personaje plano, también con pasado trágico, que va de chico malo pero no lo consigue. No tiene ningún tipo de profundidad psicológica (ninguno la tiene), no hay manera de justificar sus acciones, su forma de pensar o su comportamiento en general. Solo sabemos de él que está buenísimo y poco más. Los personajes secundarios existen con dos propósitos: halagar a Emma o hacerle la vida imposible. Toda la trama gira en torno a ella. La única que sale un poco de esta dinámica es Sandra, que la han metido como cliché de chica lesbiana. ¿Para qué cuando se menciona su sexualidad de manera superficial un par de veces? Ah, sí, para descubrir que si te gustan los personajes femeninos de las novelas es porque perteneces a la acerca de enfrente. Perfecto. Menos mal que me han aclarado mi orientación, vivía en la oscuridad todo este tiempo.

Cuando dejé a papá en la residencia, tampoco vi a Eric.


GIRO DE TRAMA INESPERADO

Gabriel aparece como un pobre intento de meter drama y más drama y complicar aún más los sentimientos de la protagonista. No he soportado su actitud chulesca, sus ínfulas de "me relaciono con gente famosa" y su encaprichamiento con Emma. Es otro personaje en absoluto creíble, con un cambio constante de personalidad y que solo aparece para que Emma corra tras él como su perrito faldero. Pero eh, que es una chica fuerte e independiente que no necesita hombres en su vida. Que quede constancia (Es todo muy surrealista. Yo hablando con Gabriel, el booktuber más famoso -y guapo- del mundo).

No ha habido ni un solo punto realista. Ni las relaciones, ni el mundo literario, ni siquiera las personalidades de los personajes. Nada.

-Tu padre está muy nervioso. David y yo llevamos un rato intentando tranquilizarlo, pero no entra en razón. ¿Puedes ir tú con él?

¡Aggg! Obviamente, me levanto y me encamino escaleras abajo. Es agotador. Sé que mi padre necesita mi ayuda, pero me gustaría relajarme un poco y pensar en Eric, en mi blog..., incluso estudiar y plantearme la loca idea de crearme un canal de YouTube.

Prioridades, señores, prioridades.

Soy incapaz de rescatar un solo punto bueno, algo que diga "esto se salva". La novela cae por su propio peso, no se sostiene. Las autoras han cogido todos los clichés existentes a lo largo de años de literatura y los han unido en Besos entre líneas. Está plagada de tópicos, personajes prototípicos, sabes qué va a ocurrir, no hay sorpresas. Y de errores. Porque sí, hay errores gramaticales e incluso de ortografía que hacen llorar a la filóloga hispánica que llevo dentro. Si admiras la prosa del gran Cervantes, te vas a emocionar con su estilo. Está mal escrito. MUY mal escrito. Parece que han cogido un fanfic malo de Wattpad y lo han encuadernado y vendido al público.

Entre semana solo podemos hablar por Skype o WhatsApp, pero muchos fines de semana quedamos en mi pueblo para salir por ahí un rato o simplemente para hablar y dormir juntas en mi casa.

Podría llenar la reseña con citas porque os aseguro que tengo el libro entero marcado. Podría comentar cada escena (como el hecho de que afirme varias veces ser una gran fan de Cazadores de Sombras pero no reconozca la runa parabatai. ¿Hola?); sin embargo, esto está quedando demasiado largo y mi opinión general ha quedado lo suficientemente plasmada como para que os hagáis una idea de la horrible experiencia mística que he vivido. Aun así, admito que agradezco mucho haber leído esta novela, puesto que he aprendido errores que sé que no cometeré en mis propios escritos o que, al menos, procuraré impedir.