Título: El (sin) sentido del amor
Autor: Javier Ruescas
Editorial: Montena
Año de publicación: 2015
Páginas: 208
Sinopsis: La fiesta que da inicio a las vacaciones parece sacada de una peli: una casa enorme y un montón de chicos bebiéndose el último verano antes de la universidad.
No es el ambiente de Lana, que preferiría estar con la cabeza metida en sus ilustraciones. Pero Ciro, el blogger anónimo del momento y su mejor amigo, la ha arrastrado hasta allí porque dice que es donde está la emoción. Y no se equivoca: en esa fiesta, Lana conoce a un chico con quien se siente inesperadamente cómoda; la anfitriona tiene una gran bronca de celos con su novio y Julia, la mejor amiga de Lana, no llega a encontrarles porque en el camino conoce a un perfecto desconocido con el que pasa la noche.
El problema es que esos tres chicos, el interesante, el infiel y el perfecto desconocido, son la misma persona: Jacobo Casanova. Y aunque Lana lo evite, su destino y el de Jac parecen destinados a colisionar una y otra vez en ese juego sin sentido que algunos llaman amor.
Lo cierto es que nunca antes había leído nada de Javier Ruescas. Es un autor que nunca me había llamado la atención a pesar de las buenas críticas que había leído, puesto que pensaba que sus libros no estaban hechos para mí. Por eso, cuando decidí por fin leer algo suyo escogí esta novela, ya que es de corte romántico y al ser tan corta pensé que me la leería rápido. Y bueno, así ha sido.
Lana es una adolescente normal que acude a una fiesta al estilo americano. Allí perderá a su amigo Ciro, con el que ha ido, y su amiga Julia no llegará a aparecer, por lo que Lana está aburrida y sintiéndose fuera de lugar. Mientras está de pie decidiendo qué hacer, aparece a su lado un misterioso y apuesto chico Jacobo o Jac, que se sorprende al ver que el fondo de pantalla de Lana es una obra de Kadinsky. Al tener ese inesperado punto común, ambos comenzaran a hablar sobre pintura, una gran pasión que comparten, hasta que a Jac le llaman y tiene que irse. Unos instantes después Lana descubrirá con horror que ese chico tan encantador es en realidad el novio de Nadia, la que ha organizado la fiesta, y que ha decidido besarse con otra en su propio cuarto. Para más inri, esa misma noche Julia, que es la mejor amiga de Lana, conoce a un chico maravilloso y con el que conecta enseguida. El problema es que se trata del famoso Jac. Lana descubre que la fama de rompecorazones le precede y hará lo posible y lo que esté en su mano para desenmascararle y evitar que también haga daño a su amiga.
La trama de la novela, como veis, es bastante simple. Es la típica historia de amor adolescente para adolescentes con una historia sin mayor complejidad. O eso parece, porque lo cierto es que el autor es capaz de darle una serie de giros argumentales interesantes. Hay ciertos puntos que son bastante predecibles o que, al menos a mí, me lo parecieron como la relación amorosa o el "secreto" de Ciro que se desvela de cara al final, pero esos giros que comentaba antes sí que me han sorprendido para bien. Todo el entramado y las habladurías que envuelven a Jacobo Casanova y cómo esto se revela en los últimos capítulos fue impactante porque el lector no se espera algo así. O al menos yo ni me lo olía. Sin embargo, lo único destacable y que engancha es esa parte, la verdadera historia de Jacobo Casanova y como esta se resuelve. El resto del libro no es nada del otro mundo, es una novela de amor adolescente al uso. A mi personalmente no me atrapó, no conseguí tener empatía con los personajes ni sentirme cercana a sus sentimientos o sus problemas.
No sé qué me esperaba de Javier Ruescas pero, desde luego, esta historia ha sido bastante meh, la verdad. Al ser corta es cierto que me la he leído rápido, pero solo por terminarla, no porque realmente estuviera metida de lleno en la historia como tal. Sí que voy a leer algo más de este autor, pero por ahora, El (sin) sentido del amor no ha sido para mí.
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