"Imperio", Jay Kristoff

Título: Imperio (#2)

Título original: Kinslayer

Autor: Jay Kristoff

Idioma original: inglés

Saga: Las guerras del loto

Editorial: Hidra

Año de publicación: 2014

Páginas: 672

Sinopsis: Un imperio destrozado.
Yukiko terminó con la locura del antiguo Shogun, pero al hacerlo desató una guerra civil por el poder entre los clanes que forman el Imperio de Shima.

Un legado oscuro.
Las pesadillas de Kin, el miembro del gremio del loto que se alió con Yukiko, muestran visiones de un futuro inconcebible y peor que la muerte.

Una cataclismo en ciernes.
Los rebeldes kagés asaltan el palacio del Shogun antes de que pueda dar inicio la nueva dinastía, pero desde lejos un enemigo aprovechará la debilidad del Imperio para asestarle un golpe mortal a él y a todos sus habitantes. Los fantasmas de un pasado bañado en sangre.

CONTIENE SPOILERS DE TORMENTA

Madre mía, ma-dre mí-a. Estoy escribiendo esta reseña a la mañana siguiente de haber terminado el libro y todavía tengo todos los sentimientos a flor de piel. Es como que la novela empezó normal y, según ibas avanzando, te ibas quedando más impactado por todas las revelaciones y todas las cosas que estaban ocurriendo, siendo las últimas doscientas páginas una escala frenética. Pero no nos adelantemos, vayamos por partes.

Tormenta, la primera parte de esta trilogía, terminó con Yukiko usando su kening (su capacidad para entrar en la mente de los demás y comunicarse) para hacer papilla el cerebro del shogun Yoritomo y matarle; también se precipitó la muerte de su propio padre, Masaru, y otros tantos amigos que acudieron a ayudarla tanto a ella como a su tigre del trueno, Buruu. Así pues, empezamos la segunda parte con Yukiko y Buruu en las montañas Ishii, oculta junto a los Kagé, el grupo de rebeldes, planeando cuál será su próximo paso. Con la muerte del shogun, los diferentes zaibatsus, o clanes, están disputándose el trono del emperador. Sin embargo, esta lucha no durará mucho: Hiro, el hombre de ojos verdes que traicionó a Yukiko y que estaba en la guardia del emperador, es el favorito para ostentar ese puesto. Aunque le creían muerto, pues Yukiko se encargó de intentarlo, al final consiguió sobrevivir y sobreponerse a las heridas que la Señora de las Tormentas le infligió.

Todo el Gremio le apoya en su candidatura y ha elaborado un plan infalible que le regalará el respeto de los demás. A pesar de la paliza que recibió Aisha, la Primera Hija y la hermana de Yoritomo, por parte del shogun, ella ha sobrevivido, por lo que se ha organizado una boda entre Hiro y Aisha para que este pueda legitimar su poder y acceder al trono, algo que no podría hacer por sí solo al no pertenecer a la familia imperial.

Esto supone que la máxima prioridad de los Kagé es impedir la boda para que la dinastía vuelva a renacer y rescatar a Aisha, que apoya la revolución desde su posición, de las manos de Hiro. Una vez solucionen eso, intentarán acabar con el Gremio y con las plantaciones de loto, que están destrozando la isla de Shima y el combustible del chi, que procede de los gaijins o extranjeros muertos y que está contaminando las tierras. Aunque han acabado con el reinado de Yoritomo, eso no significa que hayan erradicado la tiranía bajo la que se gobierna Shima, por lo que aún hay mucho trabajo que hacer.

Yukiko tampoco tiene las cosas fáciles. Kin, el Hombre del Gremio que lo sacrificó todo para ayudarla a ella y a Buruu, ha huido de la ciudad en dirección a las Ishii, ya que es considerado un traidor por su propia gente. A pesar de que Yukiko le acoge y le protege, ella es la única que se interpone entre Kin y la furia de los Kagé, que le consideran también un traidor y alguien que no es digno de confianza por haber pertenecido al Gremio. No solo tendrá que actuar de escudo, sino que, al mismo tiempo, su kening está completamente descontrolado. Sin saber muy bien por qué, ahora es capaz de percibir la mente de los animales a su alrededor con muchísima más fuerza, provocándole intensos dolores de cabeza y sangrados constante de nariz e, incluso, oídos. Este poder fuera de sí es insostenible, ya que no puede controlarlo y le hace la vida imposible, por lo que decide marcharse junto con su tigre del trueno en busca de respuestas, de alguien que pueda ayudarla a manejarlo. Cuando Yukiko se marcha, Kin se quedará solo, rodeado de un grupo de personas que lo desprecian. No puede regresar a su hogar porque allí le repudian; y los Kagé tampoco toleran su presencia, a excepción de su líder, Daichi. Sin embargo, encontrará en Ayane una inesperada aliada. Ayane es lo que se llama una Vida Falsa, otra criatura nacida del Gremio que ha huido siguiendo los pasos de Kin porque rechaza las creencias de aquellos que la crearon y tiene esperanza en que las cosas puedan cambiar a mejor.

La palabra que mejor describe a esta segunda parte es, sin duda, trepidante. Imperio empieza lento. Primero, se nos hace un breve recordatorio de cómo terminaron las cosas en la novela anterior y de cómo es la situación actual del imperio de Shima tras la muerte del shogun. El caos reina por todas partes y las élites están haciendo exhibición de su poder para comerse su pedazo de pastel y tener alguna opción de ser los nuevos gobernantes. Por el momento, Hiro es el que tiene el respaldo del Gremio, y más tras su compromiso forzado con Aisha, por lo que hará lo posible para meter en su bolsillo al resto de líderes y demostrar que puede gobernar Shima. Al margen de asumir el mando, su preocupación principal es encontrar a Yukiko y vengarse por cómo ella le destrozó.

Por su parte, las cosas para Yukiko no dejan de complicarse. No entiende qué es lo que siente por Kin ni cómo manejar sus sentimientos después de la ruptura tan abrupta y de la traición que sufrió por parte de Hiro. Además, todavía está asimilando la muerte de su padre, intentando abrirse un hueco entre los Kagés y tiene que lidiar con el kening, que parece no obedecerla y causarle más prejuicio que beneficio. Debido a esto último, se verá obligada a abandonar las Ishii, a pocos días de tener que interrumpir la boda de Hiro y Aisha, para buscar a alguien que pueda instruirla en el uso del kening y que pueda ayudarla a controlar su poder y manejarlo lo mejor que pueda. En su viaje nada saldrá como habrá previsto. Encontrará las respuestas, pero no de la forma en que ella espera, y se verá envuelta en un nuevo misterio que implica a los tigres del trueno y a los gaijins. A su alrededor, suceden muchas más cosas de las que ella creía y todo es mucho más complicado de lo que parece a simple vista.

La guerra está a punto de estallar, pequeñas revueltas han nacido en toda Shima, de gente que por fin se ha atrevido a rebelarse contra el statu quo después de la muerte de Yoritomo y que siguen a la Señora de las Tormentas y a su tigre del trueno. Aparecen nuevos personajes en acción, dispuestos a morir por la causa que creen justa y a tener por fin un lugar en el mundo.

Aunque me ha encantado de principio a fin y la he leído relativamente rápido, la primera parte de la novela es la más lenta porque tenemos que volver a familiarizarnos con los personajes y las tramas de Tormenta y porque el autor tiene que ponernos en situación y contarnos cómo están las cosas en ese punto, ya que han ocurrido cambios muy importantes que debemos tener en consideración antes de continuar con la historia. No obstante, no considero que esta "lentitud" inicial sea algo negativo porque, a mi por lo menos, me ayuda mucho el hecho de que el autor se tome la molestia de recordarnos ciertas cosas y refrescarnos la memoria, sobre todo para los que no nos leemos una novela inmediatamente después de la otra y pasa un tiempo entre una lectura u otra (y también simplemente porque las novelas no se publicaron de seguido, sino que hubo un año de diferencia entre ambas). Aun así, durante esta primera parte pasan muchísimas cosas interesantes que irán sentando las bases de las nuevas tramas que se entretejen en Imperio, tramas que a mí me dejaron con la boca abierta porque no se ven venir para nada. Hubo un montón de giros de trama y de descubrimientos del todo inesperados que, aunque el autor fue plantando poco a poco la semilla al principio, realmente no te esperas que vayan a pasar y sorprenden muchísimo al lector. Además, como ya he dicho, al elenco principal se le añaden nuevos personajes con sus subtramas, sus vidas y sus respectivas historias, lo que acrecenta un poco esa lentitud de la que os he hablado.

A este respecto, reconozco que la parte de Nadie, una muchacha que desde su puesto de "chica de la mierda" dentro del palacio ayudará en la revolución, me llegó a resultar un poco aburrida. Kristoff nos introduce todo el trasfondo de este nuevo personaje, su historia, cómo vive, sus ilusiones e ideales y, aunque es muy necesario para la trama y para darle profundidad a Nadie y darle una voz, eso no evitó que sus escenas se me hicieran pesadas en algún momento. Eso sí, agradezco esta nueva incorporación porque gracias a ella y ciertos personajes involucrados con Nadie tenemos representación LGTB, algo que me sorprendió ver.

Es a partir de la segunda mitad cuando las cosas comienzan a arrancar de verdad y todas las tramas y subtramas que el autor había comenzado a entretejer empiezan a desarrollarse y a mostrarnos revelaciones shockeantes. En este punto, para mí ya fue un frenesí de lectura y no había página donde no ocurriera algo que te animara a seguir leyendo. Me gustó especialmente lo que pasa con Yukiko y Buruu, que durante casi todo el libro tienen una aventura al margen de la trama principal, y también me gustó la parte de Kin y cómo tiene que "sobrevivir" a los Kagé. Aunque más que "gustó" la palabra es "frustró" porque lo cierto es que este libro está lleno de momentos frustrantes, en el buen sentido. Quería apalear y apedrear a mucha gente, como cuando estás viendo una peli de miedo y sabes que el protagonista se va a meter en un sitio en el que no debe y tú solo quieres gritarle que no lo haga. Ese tipo de frustración.

En cuanto a la prosa del autor, como siempre es maravillosa. Me encanta su manera de escribir, tan directa, con tantas metáforas hábiles. Es un genio de las palabras y siempre sabe escoger la manera más certera de dejar impactado al lector. De verdad que solo por eso, por su estilo y su narración, merece la pena leerse esta trilogía porque es una verdadera maravilla lo que consigue hacer con el lenguaje, cómo es capaz de meter bajo tu piel los sentimientos de los personajes y de hacer que nos metamos de lleno en su historia.

¿Debería leerlo?

Si aún no os habéis animado con esta trilogía, ¡no sé qué esperáis! La prosa del autor es una delicia, la ambientación en un Japón distópico una maravilla y las tramas, subtramas y personajes rozan la perfección. Aunque sean libros largos y un poco densos, merecen muchísimo la pena y nunca me cansaré de recomendarla.