"La sociedad de la rosa", Marie Lu

Título: La sociedad de la rosa (Los jóvenes de la Élite #2)

Título original: The Rose Society

Autora: Marie Lu

Idioma original: inglés

Saga: Los jóvenes de la élite

Editorial: Hidra

Año de publicación: 2016

Páginas: 458

Sinopsis: Érase una vez una chica que tenía un padre, un príncipe, una sociedad de amigos. Luego la traicionaron y ella los destruyó a todos.

El corazón de Adelina ansía venganza. Ahora se la conoce y se la teme, es el Lobo Blanco. Junto a su hermana, ha salido de Kenettra para encontrar a otros Jóvenes de la Élite con la esperanza de formar su propio ejército. Su objetivo: acabar con el Eje de la Inquisición, los soldados de capucha blanca que casi la mataron. Pero Adelina no es una heroína. Teren Santoro, el líder de la Inquisición, la quiere muerta. Y sus antiguos aliados de la Sociedad de las Dagas quieren detener su sed de venganza. Adelina se esfuerza por aferrarse a la bondad que aún queda en su interior. ¿Pero cómo puede alguien ser bueno, cuando su propia existencia depende de la oscuridad?

CONTIENE SPOILERS DE LOS JÓVENES DE LA ÉLITE

La primera parte de esta trilogía la leí hace... cinco años. Y nunca la terminé. ¿Por qué? Pues no lo sé, es esa típica saga que empiezas a leer con mucho entusiasmo, que de hecho te gusta, pero, por algún motivo la dejas a medias y nunca la retomas. Pues este fue mi caso con la trilogía de Marie Lu, así que uno de mis objetivos para este año es terminarla.

Después de la muerte del príncipe Enzo, líder de los Dagas, un grupo de Jóvenes de la Élite, esto es, jóvenes con poderes, Adelina decide abandonarlos y marcharse con su hermana Violeta a Merroutas. Sus antiguos compañeros temen su poder y lo mucho que este está creciendo, por lo que no le queda más opción que traicionarlos y buscarse la vida. Su objetivo es formar su propio ejército y continuar con los planes que tenía antes de abandonar Kenettra: eliminar a la Inquisición. La Inquisición, con Teren Santoro a la cabeza, son un grupo de soldados que se dedican a matar indiscriminadamente a los malfettos, seres humanos deformes debido a una enfermedad llamada la Fiebre de la Sangre. Algunos de estos malfettos, como Adelina y su hermana, adquieren poderes mientras que otros tan solo se quedan con horribles marcas de por vida, por lo que son temidos y marginados. Sin embargo, sin la protección de los Dagas, ambas chicas no tienen muchas posibilidades de sobrevivir, y más sabiendo que son buscadas por la Inquisición. Es por esto que Adelina pretende encontrar a nuevos Élites y formar su propio ejército para derrocar a Teren y sus lacayos de una vez por todas. Pero no es una tarea fácil convencer a la gente para que se una a su lado, sobre todo cuando sus poderes y la oscuridad que la come por dentro está comenzando a descontrolarse. Su hermana, que tiene la habilidad de anular temporalmente los poderes de otros Élites, la ayuda a controlarse, pero cuando aparezcan las visiones Adelina se dará cuenta de que no es suficiente.

Mientras tanto, los Dagas no han cesado en sus empeños de acabar con la Inquisición, al igual que Adelina, pero sus métodos son diferentes. Tras la muerte de Enzo, Raffaele, que antes era su segundo al mando, ha asumido el control. Ya no solo tienen que lidiar con Teren y su obsesión por erradicar a los malfettos, si no que también se unen a ese problema intrigas políticas. La reina de Kenettra, Giulietta, accedió al trono porque el legítimo heredero, su hermano Enzo, murió. Sus políticas en contra de los malfettos, ejecutadas por su mano derecha, Teren, están causando malestar. La inestabilidad política  ha hecho que Maeve, la reina de Beldain, pretenda derrocarla y, para ello, utilizará a los Dagas en su favor. A cambio, les devolverá algo muy preciado, algo que perdieron y no pensaban que volverían a ver.

Así pues, los Dagas y Adelina persiguen el mismo objetivo. Sin embargo, ya no son aliados, sino enemigos. ¿Conseguirán alcanzar sus metas o se destruirán por el camino?

Dado que hacía tantos que me había leído la primera parte, tenía la historia bastante difusa y solo recordaba los sucesos principales, por lo que me costó bastante adentrarme en este segundo libro. Además, Marie Lu no es de esas autoras que introduce breves resúmenes o retazos de eventos importantes acontecidos en los libros anteriores para ayudar al lector a reencontrarse con la historia después de un tiempo, lo que me dificultó bastante la lectura e hizo que estuviera perdida durante los primeros capítulos.

La narración está contada a tres voces. La que adquiere más protagonismo es la de Adelina, obviamente; después tenemos los capítulos desde el punto de vista de Raffaele que nos ayudan a tener una perspectiva completa de la situación y dan mucho juego para ver cómo van avanzando ambas tramas, tan parecidas y diferentes a la vez. Por último tenemos algunos capítulos desde los ojos de Teren, el Inquisidor, aunque son los que menos abundan. Con Adelina he tenido un tira y afloja durante toda la novela. Como ya comenté en mi reseña de Los jóvenes de la élite fue un personaje que me gustó porque no es la protagonista que esperas encontrar, sino más bien al contrario. Adelina es una antiheroína que se deja llevar por la violencia, la venganza y la oscuridad y disfruta causando terror con su poder de crear ilusiones, terror que, además, la alimenta y la hace mucho más poderosa. Esto me sorprendió gratamente y, además, entendía perfectamente por qué se comportaba como lo hacía y me gustaba que fuera cruel y no dudara en dañar a aquellos que la hacían daño o a aquellos que dañaban a sus amigos. Sin embargo, creo que esa crueldad ha llegado demasiado lejos en esta segunda parte y ya no he podido empatizar ni comprender tanto al personaje. Adelina me ha resultado bastante insoportable por momentos porque su lema es "o estás conmigo o estás contra mí" y si alguien la contradice o no se comporta como ella espera, automáticamente se convierte en su enemigo. Es egoísta y codiciosa y lleva su ambición demasiado lejos. Además, el único sentimiento que le mueve es la venganza por lo que pierde la perspectiva y se deja guiar por la cólera que siente por la traición que los Dagas que la acogieron en primer lugar. Incluso a veces arremete contra su propia hermana, Violeta, a la que no deja de recordarle que, cuando eran más pequeñas, no supo defenderla ante el odio que le profesaba su padre. Es extremadamente rencorosa e incapaz de olvidar cada mínimo desaire que le han hecho, volviéndola implacable. En esta segunda parte se deja llevar totalmente por la ira y la venganza y no tiene reparos en abusar de su poder con tal de conseguir lo que se propone, incluso de castigar a los que una vez fueron sus amigos. Tampoco me gusta el giro final que da su plan. En principio, su único aliciente es eliminar la Inquisición y a Teren, pero viendo el poder del que dispone y el ejército que finalmente consigue formar, lleva mucho más allá su objetivo, alcanzando la cúspide de su codicia. Por último, la obsesión que sentía por Enzo y que no soporté en la novela anterior sigue latente y de vez en cuando vuelve con fuerza, algo que me hacía poner los ojos en blanco más de lo que me hubiera gustado.

Como ya he dicho, Adelina viaja a Merroutas para buscar más Élites que le juren fidelidad y en esta aventura su principal objetivo es Magiano. Nadie sabe quién es exactamente, solo que es un Élite muy poderoso y afamado, por lo que Adelina le quiere a su lado sin importar qué. Magiano es divertido, sarcástico y su poder es de lo más interesante. Además, comparte algo en común con Adelina, una codicia que no tiene límites, por lo que enseguida congeniarán. Magiano se unirá a su causa cuando esta haga alarde de su poder dando un golpe brutal a la monarquía de la región, lo que demostrará que ella es una de las Élites más poderosas que existen y la consagrará, siendo temida y venerada a partes iguales. De Magiano no sabemos mucho porque es su primera aparición, pero me parece un personaje bastante interesante y espero que sepamos más de él en la última parte de la trilogía. Lo único que no me gustó a este respecto fue la relación que se forja entre él y Adelina, ya Por otro lado tenemos a Sergio, un exiliado de los Dagas capaz de controlar el tiempo atmosférico. De él tampoco sabemos mucho, ya que es más bien un secundario, pero también espero que la autora indague más.

En cuanto a Raffaele, recuerdo que era un personaje que me gustaba mucho, pero en esta ocasión me ha resultado bastante indiferente. Todo el encanto que rodeaba a este personaje se ha visto diluido por el dolor que siente ante la pérdida de Enzo, que era su mejor amigo, y no ha brillado tanto. Aun así, sigue siendo un personaje inteligente, racional y que lucha por sacar adelante la causa de Enzo y de los Dagas, alzándose como nuevo líder. Teren sigue siendo tan odioso como siempre, sino más, y gracias a sus capítulos podemos ver cómo se teje su relación con Giuletta, la reina de Kenettra, y las visiones tan dispares que ambos tienen acerca de cómo gobernar.

La primera parte del libro se me hizo cuesta arriba. El ritmo era bastante lento y parecía que la acción no llegaba nunca, pues tan solo vemos a Adelina y su hermana dando tumbos, a Adelina comenzar a sufrir las consecuencias de su poder y, por otro lado, a Raffaele tratando de salir adelante junto a los Dagas. También el hecho de no recordar casi nada me dificultó un poco la lectura y añadió un poco de tedio al que ya de por sí sentía. Sin embargo, será más allá de la mitad cuando por fin la cosa se ponga interesante. Las escenas sangrientas y de acción a las que Marie Lu nos acostumbró en Los jóvenes de la élite vuelven a hacer acto de presencia y, además, descubrimos cosas bastante impactantes al respecto de los Élites, sus poderes y cómo estos les afectan. Aparece, asimismo, un personaje del que yo ya me había despedido y no esperaba volver a ver y fue una agradable sorpresa, además de que el propio giro que le da a dicho personaje me parece de lo más interesante.

Lo mejor ha sido el final por lo impactante del mismo, no solo por cómo acaba, sino por ciertas revelaciones que se hacen en los últimos capítulos, lo que deja al lector con muchas ganas de continuar con la trilogía y ver cómo se resuelve todo.

La sociedad de la rosa me ha resultado más flojo que el libro anterior, pero, aun así, puedo decir que lo he disfrutado bastante. Pese al ritmo lento del principio y que me ha costado conectarme con la historia, el final me ha dejado con la boca abierta así como ciertos acontecimientos que se suceden en las últimas páginas, por lo que espero mucho del cierre de esta trilogía.