"La iglesia", Alberto M. Caliani

Título: La iglesia

Autor: Alberto M. Caliani

Editorial: Cazador de ratas

Año de publicación: 2017

Páginas: 362

Sinopsis: La Iglesia de San Jorge es clausurada en 2005 tras la muerte de su párroco en extrañas circunstancias. Ocho años después, la diócesis encarga su reapertura al padre Ernesto Larraz, un sacerdote que ha sido apartado de la docencia por un polémico caso de agresión a un menor. Todo apunta a que el templo podrá ser abierto al culto en un par de semanas, tras unas breves obras de restauración.

Sin embargo, el hallazgo fortuito de una vieja talla de un Crucificado aterrador alterará la rutina de los sacerdotes encargados de la parroquia. Lo que en un principio podría parecer el descubrimiento de una valiosa obra de arte barroca, pronto se convertirá en una pesadilla mortal que perseguirá a todo aquel que haya tenido la desgracia de cruzar las puertas de la iglesia.

¿Acaso puede existir un ente maléfico más antiguo y poderoso que el mismísimo Dios? Si eres de los que confían en que no hay lugar más seguro que el suelo sagrado de una iglesia, mejor no leas esta historia.

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Confieso que nunca he sido muy fan de la religión, ya que por lo general las esculturas y figuras de cristos y vírgenes que pueblan los edificios religiosos y que salen en procesión en Semana Santa siempre me han dado muy mala espina. De hecho, cuando era pequeña les tenía auténtico pavor. Por eso, cuanto me topé con este libro, quise leerlo de inmediato porque me llamaba mucho la atención cómo el autor había creado una historia de miedo paranormal alrededor de algo que ya de por sí da bastante repelús.

Ernesto es un párroco que lleva años dando clase en un instituto. Debido a un altercado con un alumno, sus superiores deciden destinarle a Ceuta, en concreto a la iglesia de San Jorge, que permanece cerrada después de que se clausurara en el 2005 a causa de la muerte de uno de sus curas en misteriosas circunstancias. Sin embargo, existen planes para abrirla y rehabilitarla, por lo que escogen a Ernesto para que trabaje allí. Cuando comienzan los trabajos de restauración, Ernesto y su compañero descubren por casualidad una cripta bien oculta bajo el suelo de la iglesia y, en esta, tapado por una sábana hallan la talla de un Cristo Crucificado. Esto no sería nada extraño considerando el lugar donde se encuentran; el problema es que la expresión de la escultura resulta ser bastante grotesca y la sala donde se encuentra parece tener una siniestra historia detrás. Al principio no le dan importancia, pero cuando comiencen a suceder eventos inexplicables durante las obras, ambos curas tendrán que admitir que puede que la muerte de su predecesor no fuera un simple suicidio y que quizá la espeluznante talla del Cristo sea más siniestra de lo que pensaban.

A mí las novelas de terror paranormal me encantan, no os voy a engañar, porque siempre me han gustado mucho las historias de miedo, aunque es cierto que viéndolas en películas lo paso peor que simplemente leyéndolas. Por eso pensé que esta novela tendría todos los elementos para encantarme y así ha sido.

Ernesto es un párroco tranquilo apasionado de la enseñanza que se enzarza en una pelea con un alumno problemático, lo que le vale la expulsión del centro educativo y la reubicación en la iglesia de Ceuta. Acepta este cambio con resignación, pues pese a ser un hombre de fe siempre se ha inclinado más hacia la docencia. Por eso, cuando el descubrimiento de la talla en una cripta oscura, lúgubre y que tiene toda la pinta de haber sido diseñada para torturar a personas hace que se desaten ciertos fenómenos inexplicables en la iglesia y que afectan a todos aquellos que están relacionados de una manera u otra con aquel edificio, Ernesto se niega a asociarlos con una simple escultura de madera, porque eso sería admitir que el mal del que habla la Iglesia existe realmente. Sin embargo, los fenómenos son cada vez más frecuentes y graves: una de las encargadas del proyecto padece terribles alucinaciones, la hija de su compañero dice que es capaz de comunicarse con "Jesusito", durante la reforma ocurren extraños accidentes... Llegará un punto en el que no les quedará más remedio que aceptar que lo que ocurre en la iglesia no se puede explicar de manera racional y se embarcarán en una intensa y oscura investigación para averiguar qué ocurrió en aquel lugar, de dónde proviene la talla de Jesucristo, cuál es su historia y quién la esculpió y, lo más importante, cómo pueden acabar con aquel aura de peligro que amenaza tanto la construcción como a aquellos que pisen el edificio.

La novela es espeluznante. Cuanto más van descubriendo los protagonistas, más terrorífico y emocionante se vuelve la trama. Y a ello contribuye, sin duda, la magnífica atmósfera que crea el autor, cuyo estilo narrativo me ha sorprendido para bien y me ha encantado cómo escribe. Quizá en algunos momentos peca de repetitivo porque utiliza las mismas expresiones o metáforas para describir ciertos fenómenos paranormales, pero ello no me ha impedido disfrutar de la historia. Su pluma es brusca, un poco bruta a veces, y bastante descarnada, pero el tono que emplea encaja perfectamente no ya con el libro en sí, sino, sobre todo, con sus variopintos personajes. Asimismo, sus descripciones son muy visuales, casi cinematográficas, haciendo que todo lo que sucede sea mucho más vívido para el lector.

Los capítulos están descritos desde diferentes puntos de vista, por lo que tenemos una visión más amplia de qué es lo que está sucediendo en la iglesia y cómo está afectando a los implicados. Uno de mis personajes favoritos es, sin duda, Said, un hombre musulmán que vive con su familia enfrente de la iglesia y que termina haciéndose amigo de sus futuros párrocos. Es un hombre muy sabio, tranquilo y amable y es bastante interesante las reflexiones que hace el autor de su fe y la fe cristiana, demostrando que no son tan diferentes como parece y que tienen muchos puntos en común. Luego tenemos a Ernesto, que se podría decir que es el protagonista principal, aunque todos lo son a su modo. Ernesto me ha gustado porque aunque es cura, es un cura escéptico, en el sentido de que su razón y su fe están al mismo nivel y pese a ser creyente, jamás abandona su prisma más científico. Es justo lo contrario a su ayudante recién salido del seminario, el padre Félix, cuya fe es absoluta y desde el principio está convencido de que el Mal asola los cimientos de la iglesia. Es interesante ver cómo el autor ha construido a ambos personajes porque pertenecen a la misma entidad religiosa, pero, aún así, su forma de vivir el cristianismo difiere bastante. Félix debe su vida y su devoción a Dios, mientras que Ernesto es fiel a sus votos, pero al mismo tiempo acepta que hay cosas más allá de la religión y que, por ejemplo en su caso, la ciencia y la fe no tienen por qué ser exclusivos.

Otro personaje a destacar es Manolo, el típico español para quien la fe está por encima de la razón y disfruta yendo a Sevilla durante la Semana Santa, incluso llegando a veces a anteponer el fervor religioso por encima de lo demás o el contratista que se encarga de la obra, el típico facha que critica abiertamente la inmigración, pero que luego contrata a chavales musulmanes para explotarlos en la obra y pagarles una miseria. Caliani refleja muy bien los distintos aspectos de la sociedad española en sus personajes y podemos encontrar una fiel descripción de nuestra sociedad. También es interesante el personaje de Hidalgo, un policía muy particular, José Antonio, uno de los arquitectos...

El ritmo es bastante trepidante, todo el rato están sucediendo cosas y en ningún momento te haces una idea de cómo va a terminar la historia o cómo se van a solventar los fenómenos sobrenaturales. Caliani es capaz de mantener la tensión hasta el final. El punto más negativo de esta novela es, quizá, el tratamiento que hace de sus personajes femeninos. Las descripciones físicas son un tanto machistas y las fantasías sexuales que tiene uno de los personajes con respecto a una pareja de lesbianas me sobraron muchísimo y me resultaron desagradables, además de que no tenían ningún sentido y no le aportaban nada ni al libro ni a la trama. Por suerte, esto es algo que sucede en ocasiones muy puntuales y, como estaba disfrutando tanto de la lectura, si bien llegaron a molestarme, no me sacaron del todo de la historia.

Si te gustan las novelas de terror paranormal y te pasa como a mí que las iglesias y sus esculturas te dan un poco de mal rollito, entonces La iglesia es tu libro. Engancha tanto que no puedes dejar de leer hasta averiguar qué es lo que está sucediendo en la iglesia y qué horrores impregnan al crucificado de la cripta.