"El plumas", David Pallás Gozalo

Título: El plumas

Autor: David Pallás Gozalo

Editorial: Siete Islas

Año de publicación: 2022

Páginas: 238

Sinopsis: A Quique le gustaba leer, la música y los chicos, pero eso último era un secreto que nadie podía saber. Suficiente era ya soportar las mofas de sus compañeros en clase, ser el “rarito” y llevar el mote de “El Plumas” y que nadie lo tratase bien. Una escapada a Tenerife cambiará para siempre su vida. ¿De qué sirve un corazón encerrado en una urna de cristal?

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Quique es un chaval normal de catorce años que en su pecho guarda un terrible secreto: es gay. Bueno, en realidad no es tan terrible, o al menos no debería, lo que pasa es que sus compañeros de clase, que le insultan y se meten con él llamándole "el plumas", no opinan lo mismo. Y luego está su casa, claro, donde hablar de la gente del colectivo es tabú porque a su padre Enrique no le gustan demasiado los maricones esos. Así que Quique se resigna y empuja muy adentro el que le gustan los chicos para que nadie lo sepa y no puedan rechazarle o hacerle (aún más) daño. Pero por suerte para él, su situación cambiará cuando en verano se vaya él solo a visitar a su tía Alicia, con quien tiene muy buena relación. En Tenerife descubrirá que su secreto no tiene por qué ser tan horrible (al contrario, los horribles son los que lo ven como tal) y encontrará en su tía el apoyo y la valentía que necesitaba. Además, se reunirá con antiguos amigos de la infancia, su grupo de "exploradores", con quienes hará migas enseguida a pesar de los años transcurridos. Especialmente con Thiago, un chico enérgico, carismático y muy guapo. En esas dos semanas en Canarias, Quique se reencontrará, se perdonará a sí mismo por ser diferente y asumirá que la culpa no la tiene él, sino los que le repudian por ello.

Hoy os traigo la novela debut de un amigo y compañero de booktube, un libro que yo sabía que iba a disfrutar, pero que no imaginaba que me iba a llegar tanto al corazón. Es la historia de Quique, sí, pero si cambias su nombre por el de otra persona en sus circunstancias pronto te das cuenta de que Quique puede ser cualquiera porque, al fin y al cabo, el autor nos habla de una situación que, por desgracia, hoy en día se sigue repitiendo, pese a que se nos llene la boca hablando de tolerancia.

Quique tiene solo catorce años, pero ya ha experimentado en su piel la crueldad del mundo. Nadie sabe que es gay, pero eso no impide que sus compañeros le insulten y le hagan bullying. Tampoco puede comentar en casa lo que sufre en el colegio porque sabe que a su padre no le gustan los homosexuales (como si "tuvieran que gustarte") y es un tema tabú si no quiere salir malparado. Gracias a su tía Alicia, una mujer cariñosa y comprensiva, podrá confesar por primera vez lo que siente y junto a ella y los amigos que recuperará en Tenerife aprenderá a quererse, valorarse y tener la valentía de mostrar sus colores. David ha creado una novela preciosa, llena de sentimientos y emociones que es imposible que no te llegue al corazón. La inocencia de Quique me conquistó desde las primeras páginas y me parece todo un acierto que el narrador esté en primera persona porque así conectamos aún más con las vivencias de su protagonista, nos metemos en su cabeza y en su corazón y empatizamos tanto que cada insulto que recibe lo sentimos como propio. Me he enamorado de Quique, de su pureza, de su dulzura, de la madurez con la que lucha en su día a día para soportar el chaparrón constante, así como de sus dudas, miedos e inseguridades. Es un chico muy real y tangible que te sumerge de lleno en la historia y hace que le sientas de carne y hueso. El resto de personajes secundarios también son memorables, pero me gustaría hacer hincapié en Alicia y en Thiago. Alicia es una mujer que ha pasado por mucho, aunque al principio no lo sepamos, y que desde siempre ha constituido un gran apoyo para su sobrino. Es abierta, atenta, muy empática y es capaz de comprender a Quique aunque él no lo sepa. Si todos tuviéramos una Alicia a nuestro lado, el mundo sería mucho mejor. Luego tenemos a Thiago, un misterioso chico que parece no haber olvidado a Quique a pesar de los años transcurridos, pero de quien este no parecer acordarse. He de decir que el motivo por el que Quique había borrado de su mente a Thiago me lo vi venir desde el principio, pero eso no me impidió disfrutar tanto del personaje como de su desarrollo. Thiago es lo que se diría "muy echado pa'lante", con una personalidad arrolladora y magnética que te hace querer orbitar a su alrededor casi sin darte cuenta, lo que de hecho será lo que le suceda a Quique. Se convertirá en su mejor amigo y juntos pasarán un verano alucinante e inolvidable, junto al resto de compañeros del grupo (Marta, Yerai y Laura).

Lo que más me ha gustado de este libro ha sido la narración, los temas que se tocan y la inclusividad. Como he dicho más arriba, me parece un acierto que la novela esté escrita en primera persona y creo que David ha hecho un trabajo magnífico reflejando la personalidad de un chico de catorce años. Se nota que trabaja con chavales jóvenes y que los comprende y eso se puede ver perfectamente en su forma de escribir, ya que Quique se expresaba de una manera muy realista y tenía inquietudes, deseos y preocupaciones muy propias de alguien de su edad, lo que ayudaba sobremanera a sumergirse en su historia y a comprender al personaje. Además, me parece que está muy bien escrito (algo que me ha sorprendido gratamente porque confieso que no suelo ir con muchas expectativas a este respecto cuando se trata de autores nóveles) y un gran punto a su favor es que, dado que la acción principal transcurre en Canarias, el autor ha empleado expresiones típicas en la forma de hablar del resto del personajes, dotando los diálogos de autenticidad. En cuanto a los temas que aborda, por supuesto se habla de manera extensa de pertenecer al colectivo en un mundo aparentemente más ancho de miras, pero que sigue teniendo sus prejuicios y no solo tenemos la representación gay, sino que nos encontramos diversidad sexual. En este aspecto, me ha maravillado cómo se trata el ser trans y la delicadeza con la que Quique intenta aprender al respecto, con un miedo constante a meter la pata, pero, al mismo tiempo, con una profunda y respetuosa curiosidad. Algo que me ha encantado es que también aparece un personaje con asperger (aunque esto no se explora demasiado y es algo en lo que me habría gustado que se profundizara más; pero tampoco se le puede pedir tanto a una novela que no llega a las trescientas páginas) y otro que ha perdido la mano. Cuando hablamos de la inclusividad de una novela siempre se nos viene a la mente personajes pertenecientes al colectivo, pero este libro sirve para recordarte que hay otras cuestiones igual de importantes que también deberían tener un hueco en la literatura. Asimismo se habla de la lacra del bullying y de lo importante que es tener un ambiente sano y abierto en tu propia casa para explorar con libertad quién eres, así como de los micromachismos dentro de la familia que muchas veces pasan desapercibidos.

La trama es muy sencilla, pues nos narra las aventuras de Quique en Tenerife con sus amigos, cómo se afianza la amistad entre ellos y la relación con su tía y, sobre todo, cómo evolucionan los personajes. En cuanto a la ambientación, ha sido una gozada. A pesar de que David nunca ha estado en Tenerife, se ha informado tan bien al respecto que podías sentir como si estuvieras allí. Además, como alguien que veraneó allí hace muchos años, me ha hecho muy feliz regresar a aquel lugar aunque fuera a través de un libro. Respecto al final, reconozco que se me escapó alguna lagrimita porque es un tanto agridulce y es de esos que invitan a que la historia continúe porque necesitas saber si todos fueron felices y comieron perdices. Ojala algún día pueda reencontrarme con ellos y sentirme como una madre orgullosa al ver cuánto han crecido.

El plumas es de esas historias que se te enroscan en el corazón y no te abandonan, uno de esos libros que, a pesar de su brevedad, te dejan una honda impresión y que debería convertirse en lectura obligatoria en colegios e institutos para aprender a mirar más allá y abrir la mente de las nuevas generaciones.