Autor: Javier Castillo
Saga: Miren Trigss
Editorial: Suma de Letras
Año de publicación: 2020
Páginas: 352
Sinopsis: Nueva York, 1998, cabalgata de Acción de Gracias. Kiera Templeton, de tan solo tres años, desaparece entre la multitud. Tras una búsqueda frenética por toda la ciudad, alguien encuentra unos mechones de pelo junto a la ropa que llevaba puesta la pequeña. En 2003, el día que hubiese sido el octavo cumpleaños de Kiera, sus padres, Aaron y Grace Templeton, reciben en casa un extraño paquete con algo inesperado: una cinta de vídeo VHS con una grabación de un minuto de Kiera, ya con ocho años, jugando en una habitación desconocida. Miren Triggs, una estudiante de periodismo de la Universidad de Columbia, se siente atraída por el caso e inicia una investigación paralela que la lleva a desentrañar aspectos de su pasado que creía olvidados, y es que su historia personal, al igual que la de Kiera, está llena de incógnitas.
Aaron y Grace son los afortunados padres de Kiera, una preciosa de niña de tres años a la que llevan al desfile de Acción de Gracias que se celebra en Nueva York, un evento multitudinario y famoso en la ciudad. Lo que pretendía ser una experiencia especial y un día diferente y divertido termina convirtiéndose en una pesadilla. En un descuido de Aaron, Kiera desaparece entre la gente sin dejar rastro. En ese instante se inicia una búsqueda frenética de la pequeña y lo único que pueden averiguar es que alguien ha secuestrado a la niña. Transcurren ocho años sin que haya ninguna pista ni ningún indicio de qué pudo ocurrir y quién la tiene retenida. En todo ese tiempo, sus padres no han olvidado a su hija y si bien mantienen la esperanza de encontrarla algún día, son muy conscientes de que eso es una utopía. Sin embargo, sus fuerzas se verán renovadas cuando reciban un extraño paquete. En él hay una cinta de VHS donde se ve a una Kiera de ocho años jugando en una habitación. En este punto entrará de nuevo en acción Miren Triggs, una estudiante de periodismo que siente una especial conexión con el caso desde que su profesor les mandó hacer un trabajo sobre el suceso que quisieran. Desde el principio, Miren se involucró en la desaparición y trató de ayudar a Aaron y Grace en todo lo posible, incluso cuando la policía dio el caso por perdido. Ahora, gracias a la cinta VHS, puede que tengan un nuevo cabo del que tirar y ni Miren ni el matrimonio Templeton se rendirán de nuevo en su búsqueda de Kiera.
Como fan de los thriller me apetecía darle una oportunidad a lo patrio, ya que siempre tiendo a leer novelas policiacas escritas por autores extranjeros, y sin duda un nombre que resuena en España dentro del género es Javier Castillo. Nunca había leído nada de él y me apetecía darle una oportunidad a su obra ya que es un autor muy famoso dentro de estos círculos, por eso me decanté con una de sus obras de mayor renombre, La chica de nieve.
En esta novela se nos plantea el misterio que rodea a la desaparición de Kiera Templeton, de tan solo tres años, cuando estaba presenciando el desfile de Acción de Gracias, un pasacalles icónico de Nueva York. Desde el principio, se plantea la posibilidad de que se trate de un secuestro, pero al no encontrar pistas sólidas la investigación pronto se atasca para desesperación de los padres, que tienen que ver cómo el mundo se olvida de su hija cuando el caso deja de ser jugoso para la prensa ante la falta de pruebas. Si hay otra persona que no ceja en su empeño de averiguar la verdad, a parte de los padres, es Miren Triggs, una estudiante de periodismo que desde el principio quedó atrapada por el caso de Kiera y decidió usar todos los medios a su alcance para ayudar a Aaron y Grace y evitar que cayera en el olvido, pese a que la policía hubiera desestimado el supuesto secuestro. Así pues, la narración alterna entre los capítulos protagonizados por el matrimonio Templeton, dos padres destrozados ante la ausencia de su hija cuya estabilidad emocional y sentimental se rompe y terminan haciendo vida por separado, con Kiera como el único eslabón en común, y los capítulos desde la perspectiva de Miren, los cuáles se centran más en ella como personaje, en su vida, sus sueños y ambiciones, que obviamente van más allá de Kiera aunque la pequeña siga siendo un punto central.
La chica de nieve empezó muy bien y prometía mucho, pero conforme más avanzaba más se iba desinflando la historia y más inverosímil me resultaba lo que estaba leyendo. Para empezar, gran parte de la trama es puro relleno, algo que precisamente no debería ocurrir en un thriller ya que lo fundamental es que sea trepidante, vaya directo al grano y sepa crear incógnita en el lector. En cambio, Castillo abre un montón de subtramas y va dejando caer a lo largo de la narración ciertas pistas que indican un camino u otro y que dan que pensar al lector ciertas cosas, pero luego dichas pistas se quedan en agua de borrajas y el propio autor se olvida de ellas y no vuelve a mencionarlas en el resto de la novela (por ejemplo, el profesor le dice a Miren que en la grabación de la llamada a emergencias que hacen los padres hay algo extraño, pero nadie vuelve a acordarse de esa grabación). Da la sensación de que el autor va dando palos de ciego y que intenta confundirte creando una amplia variedad de sospechosos o situaciones que no llevan a ninguna parte y que carecen de sentido, lo que conlleva que en primera instancia no sepas distinguir cuándo un descubrimiento es importante y tienes que fijarte en él para descubrir al culpable o cuándo va a ser una nueva prueba falsa que se queda en el aire. Todo esto ha hecho que dé la impresión de que la historia y el caso de secuestro en sí no están bien construidos.
Por otro lado, el autor ha hecho algo que me ha repateado sobre manera y es utilizar una violación para construir a un personaje. Que se muestren las violaciones en papel no es algo que "me desagrade" en el sentido de que considero muy necesario recalcar, incluso en la ficción, que existen, que son más habituales de lo que parece y que, a raíz de ese hecho traumático, se explore en cómo afecta a la víctima tanto a nivel psicológico como físico. Y reconozco que Castillo empezó con buen pie, ahondó en la mente del personaje que la sufre y explicó desde una manera muy razonable cómo ella se sentía al respecto y cómo ese evento la destrozó por más que no se aprecie desde fuera. Sin embargo, termina retorciéndolo de tal manera que deriva en cómo esta mujer se transforma en una persona cruel, vengativa, fría y despiadada que vive por y para la venganza y que solo piensa en ser más fuerte y más inteligente que su agresor para ponerle las manos encima. Y a ver, no estoy diciendo que no haya mujeres que fantaseen con hacer sufrir a sus violadores o con, como mínimo, verlos en la cárcel, pero me parece horrible utilizar una violación para justificar la repentina crueldad del personaje femenino y su obsesión con tomarse la justicia por su mano, cuando lo normal (aunque insisto, cada mujer es un mundo y revisa estos traumas como puede) es que la víctima no quiera volver a saber nada nunca más del violador, más allá de que está entre rejas.
En el tema de los personajes, me sentí un poco desubicada porque se suponía que la historia versaba sobre Kiera y todo lo que ella significa para los implicados en su búsqueda; sin embargo, el foco de la acción pronto recae sobre Miren y su obsesión con el caso de la pequeña, además de ciertos eventos traumáticos en su vida. Que la protagonista sea Miren se justifica porque esta novela no es autoconclusiva, sino el inicio de una ¿saga? donde ella se convierte en una suerte de investigadora. Además, la relación amorosa que existe entre ella y otro personaje me disgustó bastante porque no solo no hay química entre la pareja, sino que la evolución de su romance es nula y está tratado de tal manera que hubiera sido mucho mejor si simplemente no hubiera trama romántica. Para que esta reseña no sea solo negativa, en este apartado de personajes quiero destacar algo que sí que me gustó mucho y es cómo trata Javier Castillo la psicología de los padres de Kiera en cuánto a cómo les afecta la desaparición de su hija. Creo que el autor hace un muy buen retrato psicológico de ambos, tanto a nivel individual como a nivel de pareja, y explora bastante bien cómo es su vida tras aquel fatídico día y cómo eso les ha trastornado hasta el punto de convertirlos en personas completamente diferentes a cómo eran con su hija. Es verdad que a veces sus reacciones me resultaban un poco exageradas, pero en general estoy satisfecha con su desarrollo.
Regresando a la narración, cuando ya esperaba que no podía encontrar más elementos que me disgustaran, me topo con que, poco más allá de la mitad de la novela, Javier Castillo nos desvela qué pasó con Kiera y empieza a introducir capítulos contados desde el punto de vista de sus captores desde el día del desfile. Confieso que esto me descolocó un poco, pero meses atrás ya había leído un libro donde se usaba la misma técnica que me gustó muchísimo, así que quería ver hasta dónde lo llevaba el autor y cómo lo manejaba. No obstante, me volví a llevar un chasco. En vez de añadir más misterio o de crear más intriga en el lector, descubrir tan pronto a los culpables tuvo para mí el efecto contrario, ya que la poca gracia que podía tener la historia y el único motivo por el cuál seguía leyendo era precisamente descubrir quién secuestró a Kiara y por qué. Sin embargo, una vez sabes el quién, todas las piezas empiezan a encajar poco a poco y sabes perfectamente por dónde va a llevar el autor la trama y cuáles van a ser las motivaciones de los secuestradores. Haber resuelto el misterio cuando todavía me quedaba un buen trecho para llegar al final hizo que mi interés por la historia se desvaneciera por completo porque a partir de ese momento, la lectura no tuvo nada más que ofrecerme. Para más inri, el final fue "una americanada" total, de esos finales de película de Hollywood que tú sabes que nunca jamás van a ocurrir fuera de la ficción porque es demasiado surrealista, lo que le quitó del todo el realismo que se quería traslucir con esta novela.
Lo bueno de esta novela es que el ritmo es rápido y se lee bastante bien. El estilo de escritura del autor es sencillo, directo y no se anda por las ramas (si exceptuamos que le gusta mucho meter relleno como comenté más arriba) y todo eso hizo que me terminara el libro en poco tiempo.
La chica de nieve no ha sido para nada lo que me esperaba. Teniendo en cuenta lo reconocido que es este autor y que la gente suele recomendarlo como escritor de thriller, me esperaba una novela mucho mejor desarrollada y trabajada. En cambio, lo que me he encontrado ha sido una historia con potencial que se ha ido deshinchando conforme más avanzaba. La trama de la segunda parte me llama bastante la atención porque tiene una sinopsis muy peculiar, así que quizá le dé una oportunidad a ver si mejora.
¡Hola!
ResponderEliminarEn mi caso, disfruté más de este libro, si bien es cierto que esperaba más de él por ser su autor tan conocido <3
Un abrazo
Qué pena que se fuera deshinchando porque tenía pensado leer algo de esta autor. Por ahora lo dejo reposar y quizá me anime porque también quiero probar su prosa.
ResponderEliminarUn besazo,
Hola.
ResponderEliminarYo es que no soy de leer este genero y sinceramente el argumento no me llama en exceso, entre eso y lo que nos cuentas no creo que me anime con el.
Nos leemos.
Hola!! yo disfruté un poco más del libro y estoy deseando ver como queda la adaptación.
ResponderEliminar¡Hooooola Kurenai!
ResponderEliminarUfff, la verdad es que no es la primera reseña negativa que veo que de este libro, creo que no es de los mejores que tiene este autor.
La premisa promete, pero veo que luego la cosa va decayendo más y más... desde luego, si da la sensación de que el autor no tenía la trama y el caso bien pensado, es un error imperdonable en un thriller o en una novela de misterio. Que vaya dejando pistas de las que luego él mismo se olvida, cabos sueltos, cosas que no convencen... vaya desastre. Veo que en todos los sentidos flojea, una pena.
¡besotes!