Título: Los señores del tiempo (#3)
Autora: Eva García Sáenz
Saga: La ciudad blanca
Editorial: Planeta
Año de publicación: 2018
Páginas: 441
Sinopsis: Vitoria, 2019. Los señores del tiempo, una épica novela histórica ambientada en el medievo, se publica con gran éxito bajo un misterioso pseudónimo: Diego Veilaz.
Victoria, 1192. Diago Vela, el legendario conde don Vela, retorna a su villa después de dos años en una peligrosa misión encomendada por el rey Sancho VI el Sabio de Navarra y encuentra a su hermano Nagorno desposado con la que era su prometida, la noble e intrigante Onneca de Maestu.
Unai López de Ayala, Kraken, se enfrenta a unas desconcertantes muertes que siguen un modus operandi medieval. Son idénticas a los asesinatos descritos en la novela Los señores del tiempo: un envenenamiento con la «mosca española» ―la Viagra medieval―, unas víctimas emparedadas como se hacía antaño en el «voto de tinieblas» y un «encubamiento», que consistía en lanzar al río a un preso encerrado en un tonel junto con un gallo, un perro, un gato y una víbora.
Las investigaciones llevarán a Kraken hasta el señor de la torre de Nograro, una casa-torre fortificada habitada ininterrumpidamente desde hace mil años por el primogénito varón. Pero el reverso de tanta nobleza es la tendencia de los señores de la torre a padecer el trastorno de identidad múltiple, un detalle que arrastrará a Estíbaliz a vivir una arriesgada historia de amor.
Unai López de Ayala acabará descubriendo que Los señores del tiempo tiene mucho que ver con su propio pasado. Y ese hallazgo cambiará su vida y la de su familia.
CONTIENE SPOILERS DE LOS RITOS DEL AGUA
Llegamos por fin (y por desgracia) al último libro que compone esta trilogía de La ciudad blanca. Diego Veilaz es el pseudónimo de un escritor desconocido que ha publicado la novela Los señores del tiempo, una novela que ha arrasado en ventas. Su argumento está basado en el medievo y en los señores que controlaban la ciudad de Victoria. En ella se habla de sus intrigas políticas y de todo lo que va aconteciendo en la villa, incluidos asesinatos.
Cuando Unai y su familia acuden a la firma de ejemplares, se encuentran con que el autor no aparece y ha muerto un empresario en el baño del lugar donde se estaba celebrando. No solo el trabajo no les deja descansar, sino que el empresario ha muerto envenenado por cantárida o mosca española, unos potentes polvos que se usaban en la Edad Media para dar vigor al hombre durante las relaciones sexuales y que, casualmente, es la manera en la que muere un personaje de la famosa novela. A raíz de ahí, comenzaran a surgir nuevos asesinatos siguiendo las muertes del libro y Unai, Esti y Alba tendrán que ponerse manos a la obra junto a Peña y Milán para averiguar quién está detrás. Sus investigaciones les llevarán hasta la torre de Nograro y su dueño, un hombre un tanto raro, y el pasado de su familia. ¿Será el misterioso y escurridizo autor el que está perpetrando los crímenes o hay alguien más que camufla su rastro mediante Los señores del tiempo?
Fue terminarme Los ritos del agua y empezar con la tercera parte, porque si algo tiene esta autora es que, como ya he dicho en las anteriores reseñas, te deja con ganas de más. Me he leído la trilogía en apenas una semana y terminarla, como me sucede con libros que me gustan mucho, me ha dejado un pequeño vacío en el pecho. Sin embargo, a pesar de que me ha encantado, es cierto que me esperaba más. Mucho más.
Al igual que en anteriores entregas, el presente va alternando con el pasado. En este caso, la trama de la actualidad se va intercalando con pasajes de la famosa novela medieval que, a su vez, es una especie de crónica de sucesos reales cuyos personajes son de familias nobles de Vitoria y tiene relación con el presente. Lo cierto es que esta parte no consiguió engancharme. Me aburrió bastante y hubo pocas escenas que realmente me atraparan, así que según se iba acercando el final me limité a hacer una lectura horizontal por si me perdía algo importante. Otra cosa que sucede aquí y que ya critiqué en Los ritos del agua es que, una vez más, tanto Unai como su familia están en peligro. Y es absurdo porque, no sé si se menciona cuando tiempo lleva el Kraken en el cuerpo, pero que casualmente los últimos años todos los casos importantes que tenga asignados involucren a su familia... Es bastante surrealista y me ha hecho poner los ojos en blanco más de una vez. En este sentido, la relación entre Alba y Unai, junto con su hija de dos años Deba, ha adquirido todo el protagonismo, por lo que la relación Unai-Esti ha pasado a un segundo plano. La manera en que el personaje de Esti ha sido desarrollado en este cierre me ha mosqueado porque es como si toda su fuerza se hubiera esfumado por ciertos acontecimientos que son spoiler. Me ha parecido que no es la manera de tratar a un personaje tan bien construido y maravilloso como ella. Con el resto de personajes, me da pena que Golden Girl ya no aparezca (debido a lo que ocurrió en el anterior libro), pero seguimos teniendo a MatuSalem, el hacker querubín y, probablemente, mi personaje favorito. Aunque en este libro... Mejor averiguadlo por vosotros mismos.
Respecto al problema que surge entre Unai y Alba, tampoco sé que pensar. Por un lado comprendo a Alba y que quiere lo mejor para su hija, pero, por otro, no me ha convencido su decisión y, como consecuencia, lo que esto ha suponía para el Kraken. En relación con Deba, hay una cosa que no he entendido y que me ha parecido puro relleno por parte de la autora que voy a marcar entre SPOILERS Hay un punto de la narración en el que Tasio insiste en que quiere formar parte de la vida de Deba como su tío, pero sus padres se niegan porque no quieren que se vea relacionada más con esa familia y el estigma que le supondría a la pequeña. Ante esta negativa, Tasio decide secuestrar a la niña. Me parece absurdo y lamentable esta escena, sobre todo teniendo en cuenta que, apenas unas páginas después, los localizan. Primero, no tiene sentido que Tasio se exponga así cuando lo que quiere es paz. Es cierto que no puede recuperar el heroicismo que una vez tuvo en su ciudad y que está harto de la marginación que sufre, pero eso solo empeorará las cosas. Segundo, sus padres son policías y, por razones evidentes, van a hacer todo lo que esté en su mano por recuperar a la niña y van a tener a toda la policía siguiéndole la pista. Y tercer, el secuestro es absurdo porque, como ya he comentado, apenas dura... ¿unas horas? Incluso menos. Entonces no entiendo por qué razón o con qué fin Eva García escribió esta escena FIN SPOILERS.
A parte de lo ya dicho, otra cosa que no me ha convencido ha sido la resolución final. Respecto a esta trilogía, siempre he reiterado la capacidad de la autora para sorprenderme con los giros argumentales, el encuentro con el asesino y sus motivaciones. En este caso, no ha sido así. Para mí, en Los señores del tiempo el móvil que ha propiciado los crímenes me ha dejado bastante indiferente, quizá porque no he sentido ningún tipo de cercanía ni empatía con el culpable, no como me ha ocurrido en las otras dos entregas. La resolución también me ha dejado bastante fría y al leerle me quedé como "pues vale", además de que la vi bastante rebuscada. Ni me impactó ni me dejó impresionada ni nada. Es cierto que todas las pruebas apuntaban a un sospechoso y, como siempre, consiguió darle ese giro inesperado. Pero la elección del asesino me pareció tan aleatoria en cierto sentido que me sentí más desconcertada que otra cosa. A parte de eso, las páginas finales sobre los apellidos, las historias familiares y los entresijos de nobles del pasado que estaban relacionados con los personajes de la novela... me sobró bastante. Lo vi innecesario, una manera de intentar cerrar la trilogía de la forma más perfecta posible y de atar cabos que, en mi opinión, no era necesario atar porque era una cuestión que a mi como lectora no me quitaba el sueño porque lo importante estaba resuelto. Asimismo, parece que la novela es un intento de relacionar esta saga con otra de la autora, por lo que algunas cosas no llegaba a entenderlas ya que me faltaban datos.
Una vez más mencionar el increíble trabajo de documentación que ha hecho Eva García Sáenz para esta novela, no solo la ambientación y la historia de Álava y las familias nobiliarias que vivieron en ella, sino, como ella misma explica al final, los múltiples cursos sobre criminalidad o la investigación sobre el trastorno de la identidad múltiple.
¿Debería leerlo?
Después de El silencio de la ciudad blanca y Los ritos del agua, mi expectativas con el final de la trilogía eran demasiado altas. Aunque la historia ha conseguido engancharme y tenerme bebiendo de sus páginas casi sin respirar, las escenas de la novela medieval conseguían sacarme de esa concentración y de esa tensión que se creaba en el presente, no dejándome disfrutar de la lectura como se merecía, y el final no me ha parecido que esté a la altura de lo que esperaba y de lo que la trilogía se merece. Le pongo 4 estrellas en consonancia con el todo y los tres libros pero, si tuviera que juzgar esta novela de manera individual, sería un 3,5.
Cuando Unai y su familia acuden a la firma de ejemplares, se encuentran con que el autor no aparece y ha muerto un empresario en el baño del lugar donde se estaba celebrando. No solo el trabajo no les deja descansar, sino que el empresario ha muerto envenenado por cantárida o mosca española, unos potentes polvos que se usaban en la Edad Media para dar vigor al hombre durante las relaciones sexuales y que, casualmente, es la manera en la que muere un personaje de la famosa novela. A raíz de ahí, comenzaran a surgir nuevos asesinatos siguiendo las muertes del libro y Unai, Esti y Alba tendrán que ponerse manos a la obra junto a Peña y Milán para averiguar quién está detrás. Sus investigaciones les llevarán hasta la torre de Nograro y su dueño, un hombre un tanto raro, y el pasado de su familia. ¿Será el misterioso y escurridizo autor el que está perpetrando los crímenes o hay alguien más que camufla su rastro mediante Los señores del tiempo?
Fue terminarme Los ritos del agua y empezar con la tercera parte, porque si algo tiene esta autora es que, como ya he dicho en las anteriores reseñas, te deja con ganas de más. Me he leído la trilogía en apenas una semana y terminarla, como me sucede con libros que me gustan mucho, me ha dejado un pequeño vacío en el pecho. Sin embargo, a pesar de que me ha encantado, es cierto que me esperaba más. Mucho más.
Al igual que en anteriores entregas, el presente va alternando con el pasado. En este caso, la trama de la actualidad se va intercalando con pasajes de la famosa novela medieval que, a su vez, es una especie de crónica de sucesos reales cuyos personajes son de familias nobles de Vitoria y tiene relación con el presente. Lo cierto es que esta parte no consiguió engancharme. Me aburrió bastante y hubo pocas escenas que realmente me atraparan, así que según se iba acercando el final me limité a hacer una lectura horizontal por si me perdía algo importante. Otra cosa que sucede aquí y que ya critiqué en Los ritos del agua es que, una vez más, tanto Unai como su familia están en peligro. Y es absurdo porque, no sé si se menciona cuando tiempo lleva el Kraken en el cuerpo, pero que casualmente los últimos años todos los casos importantes que tenga asignados involucren a su familia... Es bastante surrealista y me ha hecho poner los ojos en blanco más de una vez. En este sentido, la relación entre Alba y Unai, junto con su hija de dos años Deba, ha adquirido todo el protagonismo, por lo que la relación Unai-Esti ha pasado a un segundo plano. La manera en que el personaje de Esti ha sido desarrollado en este cierre me ha mosqueado porque es como si toda su fuerza se hubiera esfumado por ciertos acontecimientos que son spoiler. Me ha parecido que no es la manera de tratar a un personaje tan bien construido y maravilloso como ella. Con el resto de personajes, me da pena que Golden Girl ya no aparezca (debido a lo que ocurrió en el anterior libro), pero seguimos teniendo a MatuSalem, el hacker querubín y, probablemente, mi personaje favorito. Aunque en este libro... Mejor averiguadlo por vosotros mismos.
Respecto al problema que surge entre Unai y Alba, tampoco sé que pensar. Por un lado comprendo a Alba y que quiere lo mejor para su hija, pero, por otro, no me ha convencido su decisión y, como consecuencia, lo que esto ha suponía para el Kraken. En relación con Deba, hay una cosa que no he entendido y que me ha parecido puro relleno por parte de la autora que voy a marcar entre SPOILERS Hay un punto de la narración en el que Tasio insiste en que quiere formar parte de la vida de Deba como su tío, pero sus padres se niegan porque no quieren que se vea relacionada más con esa familia y el estigma que le supondría a la pequeña. Ante esta negativa, Tasio decide secuestrar a la niña. Me parece absurdo y lamentable esta escena, sobre todo teniendo en cuenta que, apenas unas páginas después, los localizan. Primero, no tiene sentido que Tasio se exponga así cuando lo que quiere es paz. Es cierto que no puede recuperar el heroicismo que una vez tuvo en su ciudad y que está harto de la marginación que sufre, pero eso solo empeorará las cosas. Segundo, sus padres son policías y, por razones evidentes, van a hacer todo lo que esté en su mano por recuperar a la niña y van a tener a toda la policía siguiéndole la pista. Y tercer, el secuestro es absurdo porque, como ya he comentado, apenas dura... ¿unas horas? Incluso menos. Entonces no entiendo por qué razón o con qué fin Eva García escribió esta escena FIN SPOILERS.
A parte de lo ya dicho, otra cosa que no me ha convencido ha sido la resolución final. Respecto a esta trilogía, siempre he reiterado la capacidad de la autora para sorprenderme con los giros argumentales, el encuentro con el asesino y sus motivaciones. En este caso, no ha sido así. Para mí, en Los señores del tiempo el móvil que ha propiciado los crímenes me ha dejado bastante indiferente, quizá porque no he sentido ningún tipo de cercanía ni empatía con el culpable, no como me ha ocurrido en las otras dos entregas. La resolución también me ha dejado bastante fría y al leerle me quedé como "pues vale", además de que la vi bastante rebuscada. Ni me impactó ni me dejó impresionada ni nada. Es cierto que todas las pruebas apuntaban a un sospechoso y, como siempre, consiguió darle ese giro inesperado. Pero la elección del asesino me pareció tan aleatoria en cierto sentido que me sentí más desconcertada que otra cosa. A parte de eso, las páginas finales sobre los apellidos, las historias familiares y los entresijos de nobles del pasado que estaban relacionados con los personajes de la novela... me sobró bastante. Lo vi innecesario, una manera de intentar cerrar la trilogía de la forma más perfecta posible y de atar cabos que, en mi opinión, no era necesario atar porque era una cuestión que a mi como lectora no me quitaba el sueño porque lo importante estaba resuelto. Asimismo, parece que la novela es un intento de relacionar esta saga con otra de la autora, por lo que algunas cosas no llegaba a entenderlas ya que me faltaban datos.
Una vez más mencionar el increíble trabajo de documentación que ha hecho Eva García Sáenz para esta novela, no solo la ambientación y la historia de Álava y las familias nobiliarias que vivieron en ella, sino, como ella misma explica al final, los múltiples cursos sobre criminalidad o la investigación sobre el trastorno de la identidad múltiple.
¿Debería leerlo?
Después de El silencio de la ciudad blanca y Los ritos del agua, mi expectativas con el final de la trilogía eran demasiado altas. Aunque la historia ha conseguido engancharme y tenerme bebiendo de sus páginas casi sin respirar, las escenas de la novela medieval conseguían sacarme de esa concentración y de esa tensión que se creaba en el presente, no dejándome disfrutar de la lectura como se merecía, y el final no me ha parecido que esté a la altura de lo que esperaba y de lo que la trilogía se merece. Le pongo 4 estrellas en consonancia con el todo y los tres libros pero, si tuviera que juzgar esta novela de manera individual, sería un 3,5.
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