"El tercer durmiente", Maggie Stiefvater

Título: El tercer durmiente (#3)

Título original: Blue Lily, Lily Blue

Autora: Maggie Stiefvater

Saga: The Raven Boys

Idioma original: inglés

Editorial: SM

Año de publicación: 2015

Páginas: 416

Sinopsis: Blue Sargent ha encontrado muchas cosas. Por primera vez en su vida, tiene amigos en los que puede confiar, un grupo del que siente que forma parte. Los chicos del cuervo la han aceptado sin reservas; los problemas de ellos se han convertido en los problemas de Blue, y al contrario. Pero hay algo malo en encontrar cosas: el daño que hace perderlas, y lo fácil que es que se desvanezcan. Así que Blue y los chicos siguen buscando. Mientras la idea de Glendower se cierne sobre ellos, cada vez más posible y cercana, los chicos del cuervo se enfrentan a la existencia de tres durmientes. A uno deben despertarlo. A otro deben no despertarlo. El tercero no importa. Entre viejas amistades que se deforman hasta convertirse en otras cosas y nuevas amistades de final profetizado; entre madres desaparecidas, cuevas malditas, doncellas delirantes, héroes asesinos y villanos de opereta, Blue continúa su búsqueda. Lo que no sabe es qué busca, exactamente. Pero eso no importa: aunque ella se equivoque, hay algo que la espera al final. Algo inevitable. Algo que podría destrozarla... o hacerla feliz.

CONTIENE SPOILERS DE LOS SAQUEADORES DE SUEÑOS

Maura Sargent ha desaparecido. La única certeza que tiene Blue y el resto de su familia es que su ausencia está estrechamente relacionada con la línea ley que alimenta la magia de Henrietta y, por tanto, con la búsqueda del rey galés legendario Glendower. Dicha búsqueda ha llevado al grupo de amigos (Gansey, Ronan, Adam, Noah y la propia Blue) a la profecía del Tercer Durmiente, según la cual hay que despertar al primero, mantener dormido al tercero a cualquier precio y, por ahora, ignorar al segundo. De hecho, será la propia Maura la encargada de que el tercero no se despierte. Sabiendo esto, Blue necesita que la búsqueda de Glendower continúe para poder hallar el paradero de su madre. Sospechan que los durmientes están esperando en las profundidades de la cueva del bosque de Cabeswater y enseguida se ponen manos a la obra para alcanzarlos y no solo continuar con su misión, sino, por supuesto, rescatar a Maura. Pero Cabeswater no se lo va a poner fácil, creando una enorme sima en el centro de la cueva que obliga a los chicos a buscar otra alternativa, un entrada que esté conectada con la línea ley y con ese punto concreto.

No solo la magia les pondrá trabas, sino que aparecerá en escena Greenmantle. Se hará pasar por profesor de la escuela de Aglionby, a la que asisten Ronan, Gansey y Adam, para poder espiar a los chicos del cuervo en sus avances con Glendower y proseguir con la búsqueda del Greywaren. De hecho, Greenmantle fue quien contrató al Hombre de Gris para que matara al padre de Ronan (que también era un soñador como su hijo) y para viajar a Henrietta en busca del Greywaren, un objeto mágico que permite al portador sacar objetos de los sueños; pero en el último momento, Gris descubrió que el Greywaren no era un objeto, sino una capacidad del propio Ronan y decidió traicionar a su jefe y ayudar a Blue y los demás. Así pues, ahora Greenmantle acude a Henrietta para terminar en persona el trabajo que inició y junto con su mujer, Piper, le seguirá la pista a Glendower y los chicos cuervo. Por suerte para estos, un inesperado aliado surgirá gracias a los contactos de Gansey. El profesor Malory tuvo a Gansey como tutelado años atrás y ambos estudiaron a fondo la leyenda de Glendower. Ahora, Malory se ha unido a la búsqueda a petición de Gansey y sus conocimientos serán una importante ayuda para desentrañar sus misterios.

Esta tercera parte retoma de nuevo la búsqueda de Glendower que, si bien no se pausó del todo en el libro anterior, sí que se ralentizó pues se dio más importancia a descubrir y comprender las capacidades de Ronan y cómo eso conectaba con su pasado y, especialmente, con su padre. Sin embargo, aquí nos zambullimos otra vez en el apasionante misterio del rey galés y las consecuencias que acercarse cada vez más a su paradero está teniendo para Blue y sus chicos del cuervo. Blue siente la pérdida de su madre como una dolencia física. Aunque sabe que está bien y que, en cierto modo, se ha ido por voluntad propia, la angustia la carcome por dentro y más el saber que no puede hacer nada por recuperarla, a excepción de desentrañar la profecía de los Tres Durmientes y adentrarse en la cueva de Cabeswater. Necesita a Maura más que nunca porque se siente perdida incluso dentro de su propia familia. Nunca ha sabido muy bien el papel que cumple dentro de una casa llena de adivinas y mediums más allá de su capacidad de ser como una pila energética, pero ahora que su madre no está le aplasta más todavía esa sensación de inseguridad ante su propia existencia. Además, su relación con Gansey cada vez es más estrecha, es consciente de que el chico le gusta y mucho, pero se ve obligada a sustituir esos sentimientos por la profecía que pende sobre su cabeza: matará a su amor verdadero con un beso.

Gansey sabe que no debe distraerse de su propósito. Para él, encontrar a Glendower sigue siendo una prioridad absoluta y se enfrentará a cualquier miedo o temor, incluso a su pánico a las avispas, con tal de lograr su objetivo y desenterrar al famoso rey para pedirle su deseo. Es mi chico cuervo favorito y me encanta la relación que establece con Blue y cómo esta se va desarrollando, envuelta en el miedo por parte de Blue debido a lo que sabe y en la incertidumbre de lo que va a pasar una vez su aventura termine.  Adam ahora es la marioneta de Cabeswater. Tras su sacrificio en el bosque durante el primer libro, este contacta con él y le pide pequeños favores que tiene que interpretar y cumplir si no quiere desatar su ira. La línea ley tiene fisuras y Adam será el encargado de repararla para que la energía siga fluyendo. Su labor es fundamental para mantener el equilibrio natural de la magia, así como para poder hallar el camino hacia Maura y rescatarla. Por su parte, Ronan está desesperado por mejorar sus capacidades como Greywaren. Después de descubrir que su madre era, en realidad, el fruto de un sueño que su padre trajo al mundo real y que si el creador de dicho sueño muere, el objeto soñado se queda detenido en el tiempo, Ronan cree que es responsabilidad suya arreglar lo que su padre dejó inactivo al ser asesinado. No es tan fácil como parece despertar los sueños de otros, pero no le quedará más remedio que seguir intentándolo porque la vida de sus seres queridos puede correr peligro si no consigue desentrañar el secreto. Además, puede que sus recién descubiertas habilidades resulten ser claves en la búsqueda de Glendower. En cuanto a Noah, los cambios que se están produciendo en la línea ley le están afectando d formas inesperadas, provocando incluso que pueda convertirse en un peligro para sí mismo y para sus amigos.

Al margen del elenco principal aparecerán viejos amigos como Greenmantle y su esposa Piper, recién mudados a Henrietta, otros que no esperábamos volver a ver porque los dábamos por muertos; y algunos nuevos y extremadamente interesantes como Gwenllian, de quien no os puedo desvelar nada pero sí asegurados que se ha convertido en uno de mis personajes predilectos y que espero que tenga más protagonismo en el libro que cierra la tetralogía porque me parece absolutamente maravillosa.

Como en cada libro de esta saga, los primeros capítulos tardan en arrancar porque a la autora le gusta hacer un pequeño resumen de en qué punto se quedó la historia en el libro anterior, un detalle que aprecio mucho y que sirve muy bien para que el lector se sitúe, especialmente si ha pasado mucho tiempo entre una lectura y otra. En esta ocasión, no me ha costado tanto reengancharme gracias a que tenía el segundo libro bastante fresco, lo cual ha ayudado a que disfrutara desde el primer capítulo y me acostumbrara enseguida a la pluma de Stiefvater, que es muy onírica e incluso surrealista para dotar de mayor ambientación a lo que se está narrando. Tal y como he mencionado más arriba, se retoma la investigación sobre Glendower que, si bien no se ha detenido en ningún momento, sí que es verdad que en Los saqueadores de sueños nos centramos más en Ronan y su evolución como personaje, así como sus nuevas capacidades, dejando un poco de lado al rey galés. Por suerte, la profecía de los Tres Durmientes, bastante confusa y que todavía no entiendo muy bien cómo encaja en la trama, he de decir, hace que Glendower regrese con fuerza. De hecho, hay varias escenas que me pusieron los pelos de punta, sobre todo de cara al final, con la exploración de las cuevas estrechas y peligrosas y el descubrimiento de las terroríficas criaturas que allí aguardaban. Esto también ha ayudado a que el ritmo sea más ágil, más directo, recordándome a la emoción que me cautivó del primer libro.

Lo más destacable, como siempre, es la ambientación mágica, el realismo mágico que lo imbuye todo y, por supuesto, el estilo que tiene la autora para narrarlo y hacer que el lector forme parte de la aventura y acompañe a los chicos del cuervo y a Blue en su misión. La adivinación, las cartas, el porvenir y las profecías se suman a esta atmósfera enigmática. Otro punto a mencionar es la capacidad de Stiefvater para hacer único a cada personaje, todos ellos con sus virtudes y sus fallos y con ciertas peculiaridades que les permiten ayudar de formas únicas a resolver el conflicto principal y los que van surgiendo a raíz de este. Todos y cada uno de sus personajes aportan algo a la trama y todos ellos son necesarios para que la historia se mantenga y avance. Además, la autora no se limita a "utilizarlos" solo para que estén juntos como un pack, sino que al ser una novela coral cada uno de ellos tiene espacio para desarrollarse de manera independiente y podemos verlos actuar por su cuenta, sumidos en sus preocupaciones, pensamientos, ensoñaciones, en definitiva, observándolos en su día a día y descubriendo qué son más allá de la magia y las leyendas.

Con El tercer durmiente regresamos a ese ambiente oscuro lleno de magia, peligros y misterios que atisbamos al inicio de la trilogía. Con varios giros de trama sorprendentes, la sensación de estar tocando a Glendower con la punta de los dedos, personajes carismáticos y un final de infarto, es una tercera parte que deja un buen sabor de boca y que deja al lector con el caramelo en la boca para que se acerque a la conclusión de la tetralogía con ganas de más.